Hernán Casciari (con su pose favorita) |
No recuerdo la primera vez que me topé con Hernán Casciari y cuando lo hice ni siquiera sabía quién era ni de dónde había salido. De vez en cuando leía en El País de las Tentaciones (luego EP3 o Tentaciones o nosequé, el mismo perro pero con distinto collar) una columna de un tipo raruno que hablaba de series pero más de lo que le apetecía en general. Digo que ni siquiera sabía quién era porque es así, no relacioné a Casciari con el tipo que tenía la columna en el suplemento de los viernes del periódico El País hasta bastante tiempo después. He de reconocer que me hacía gracia cómo escribía, pero que sólo leía su columna cuando me acordaba del suplemento (en el que, por cierto, había, no sé si sigue, desde tiempo inmemorial una sección de contactos de partirse el culo, con una parte que se llamaba "Te vi" o algo así, en la que la gente dejaba comentarios sobre tíos y tías que les habían molado o similar y dejaban su historia allí...Indescriptible), por lo que no es que le siguiera con fervor.
Sin embargo, hará ya unos años (no soy capaz de especificar cuándo exactamente) me encontré de casualidad el blog Espoiler mientras buscaba referencias sobre alguna serie. La fiebre de las series (que todavía me dura, evidentemente) me dio hará 3 ó 4 años así que tuvo que ser por aquella época cuando lo vi. El caso es que debió convencerme lo que leí porque seguí buscando información de más series en las entradas que ya había escrito y devoraba con avidez los nuevos posts que iban saliendo, mientras que los comentaba con mi amigo P., también lector asíduo del blog (y de los de El País en general). Busqué algo de información sobre el tipo en cuestión (ahí fue cuando me di cuenta de que le conocía de antes), vi que era escritor y había escrito varios libros, que tenía un blog que se llamaba Orsai, que había sido un innovador con una blogonovela sobre un ama de casa de su ciudad natal que se llamaba "Diario de una mujer gorda" que se había hecho novela y obra de teatro...Pero no me atreví a leer nada más que su blog de series en El País, que por otro lado me resultaba sencillamente genial, divertido y muy útil para saber qué ver y qué no, porque el tío tenía (tiene) un gusto muy parecido al mío respecto a las series, es decir, exquisito, jejeje.
Pero de repente, de buenas a primeras, me enteré de que Espoiler se iba al carajo (debió ser durante el verano de 2010 en el que con lo del Mundial el amigo Casciari estuvo muy sembrado). No recuerdo cómo me llegó la noticia, no sé si fue porque lo leí en algún comentario, en otra página o simplemente cuando de un día para otro dejó de publicarse, pero me llevé un chasco absoluto, así que traté de buscar las razones por las que alguien me privaba del placer de leer sus disertaciones sobre las series que veía (que eran un número inasumible para una persona normal, todo sea dicho). Tras una búsqueda muy rápida me encontré con un post en su blog con el título "Renuncio". Y me emocioné.
La verdad es que he leído esa entrada muchas veces, y todavía me sigo emocionando, aunque no tanto como esa primera vez. En ella (le recomiendo a todo el mundo que la lea, es genial) contaba que renunciaba a sus participaciones en el diario La Nación de Argentina y en El País, además de dejar de escribir para cualquier editorial, sólo para dedicarse al sueño que compartía con su amigo Chiri (Christian Gustavo como le llama él) de hacer una revista literaria. Pero no una revista cualquiera, una sin ningún anuncio ("sin nadie en el medio" reza uno de los eslóganes), con reportajes periodísticos, con cuentos inéditos de grandes escritores hispanoparlantes (casi todos lo son), con ilustraciones de grandes artistas, con tiras cómicas, con material de gran calidad y con muchas páginas, que se editara sólo para aquellos que la pagaran previamente, que saldría gratis en Internet para el que no la quisiera pagar, que costaría el equivalente a 15 periódicos del domingo del país en el que se estuviese, y más cosas que seguro me dejo por nombrar...Me pareció que lo que estaba haciendo ese hombre era de las cosas más valientes, bonitas y, sobre todo, arriesgadas que se podían hacer, aunque en realidad era su manera de perseguir un sueño que le asegurara de algún modo un buen pedazo de felicidad. Y por eso me emocioné.
Tras leer aquello me volqué con Orsai y con Casciari, he adquirido todas las revistas y me he leído todos sus libros excepto uno. La revista que se empezó a gestar hace poco más de un año y que en principio ha sido trimestral, a partir del año que viene será bimensual por motivos de logística. Durante todo el proceso se le han ido añadiendo cosas sorprendentes como la pizzeria de Comequechu (otro amigo de Casciari) en Sant Celoni (donde reside el argentino con su familia y la familia de su amigo Chiri) que tiene una nueva sucursal en Buenos Aires o la nueva editorial que ha editado el último libro de Casciari (del que hablaré a continuación) y que deja a un lado las mediaciones de agentes literarios y le da el 50% de los derechos al autor (tengo entendido que normalmente es en torno a un 10%, así que es la leche).
Pero es que lo mejor es que la revista es cojonuda. Podría ser que la idea útopica y romántica que se ha conseguido llevar a cabo fuera sólo eso, pero que es de una calidad extraordinaria. Se revisan temas de actualidad (el 15-M), de interés periodístico (el Mardi Gras) o de acercamiento a personajes (René Lavand), se publican ensayos y reflexiones sobre cosas que nos afectan a todos, te encuentras con relatos de ficción simplemente maravillosos escritos por grandes autores (como Guillermo Martínez o Nick Hornby) o por gente de la que no has oído hablar en la vida (esa es otra razón para leer la revista, descubres autores hispanoamericanos que no se publican en España o son muy poco conocidos). En resumen, si tuviera que decir que es lo que más me ha impactado este año respecto a lo que he leído, la experiencia de la revista Orsai se lleva el premio gordo sin dudarlo.
Centrándonos ahora en el libro "Charlas con mi hemisferio derecho", creo que lo primero es hablar del Casciari escritor. Como ya he comentado antes, Hernán Casciari no es un escritor al uso, se trata de un innovador que se ha servido de las nuevas tecnologías para crear una nueva manera de literatura. Quizá por ello la mayoría de sus libros más que novelas son pedacitos de entradas de su blog (de hecho lo son) hiladas para darle consistencia. Si lees las historias de Casciari en su blog no te sorprenderá nada pero te reírás (porque eso está garantizado) como un condenado de todas maneras. Su manera de conectar con el lector está revestida de cierta sencillez en la manera de hablar y de ser de los personajes (de hecho se incluye a él mismo y a su entorno muchas veces), en la cercanía de las historias y en la afinidad que tiene todo ser humano en determinadas situaciones, siendo capaz de llegar a la mayoría de los lectores y de conquistarles con su humor. De verdad que si alguien quiere reírse y pasar un buen rato, leer a Casciari debería ser recomendado por médicos y farmaceúticos. El libro en cuestión es una colección de cuentos y de relatos, no hilados entre sí, que cumple perfectamente con lo comentado, a mí me ha encantado y lo he devorado en un periquete (son sólo 240 páginas que se leen en un suspiro de lo bien que lo pasas) así que el que quiera seguir mis sugerencias sólo tiene que buscar el medio de encontrarlo para descargárselo (seguro que Casciari lo cuelga, porque lo ha hecho con el resto de sus libros) o para comprarlo mediante algún librero comprometido con el "movimiento Orsai".
Bueno, pues por hoy esto ha sido todo lo que se me ha ocurrido sobre el gran Hernán Casciari, es probable que me deje algo en el tintero pero seguro que volveré a hablar de él y de Orsai próximamente por estos lares.
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