Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

viernes, 7 de octubre de 2011

10 años de abono, 10 años de Pancho

Esta temporada de la liga ACB (ahora recién renombrada liga Endesa, tócate los cojones, la va a llamar así Rita) que empieza este fin de semana será mi temporada número 11 como abonado del Estudiantes. Después de 10 temporadas viendo al Estu puedo decir que he visto casi de todo, desde tocar el cielo con la punta de los dedos (aquella final de liga que nos robó el Barça) hasta quemarse los pies por las llamas del infierno (aquellos míticos últimos partidos el año del “que no bajamos”), y, aunque ha habido muchos cambios desde entonces (jugadores, entrenadores, pabellones de juego, colores de camiseta, etc.) lo único que había permanecido inalterable estos diez años (además de mi presencia y la de mis padres en la grada) había sido la presencia en el primer equipo de Hernán "Pancho" Jasen. A partir de este finde, ya no será así porque aunque mis padres y yo ocupemos un año más nuestros asientos en el remozado Palacio de los Deportes, Pancho ya no estará entre nosotros (qué tétrico me ha quedado), vamos que no estará porque ya no jugará en el Estu, jejeje.

Pancho y yo, después de que el Estu se salvará en León (2008)
 
Mis padres y yo nos hicimos abonados del Estudiantes la temporada en la que, por culpa del incendio del Palacio de los Deportes de Goya, tanto el Estu como el Real Madrid de baloncesto habían de cambiar de cancha de juego. Mientras los blancos se refugiaron en el pabellón Raimundo Saporta que se encontraba en la antigua Ciudad Deportiva del Madrid (hoy cuatro enormes y fálicas torres) porque el número de sus aficionados no superaba los 5000 espectadores de tan vetusto pabellón, el Estu, con muchos más seguidores (al menos en lo que se refiere a los presentes en la cancha) debía encontrar un sitio para jugar acorde a las necesidades del número de aficionados. Y se eligió el Palacio de Vistalegre, en Carabanchel, con capacidad para 15.000 espectadores. Como dudaban de la posibilidad de mantener el mismo número de hinchas que habían tenido los años previos en el Palacio de los Deportes, los directivos del Estu lanzaron una oferta difícil de mejorar, el abono de todo el año (partidos de liga, europeos y de playoff incluidos) por 5.000 pesetas (sí, amigos, pesetas). Yo era aficionado del Estu entonces (no sé muy bien la razón pero siempre me gustó el equipo, mucho más que el Madrid de baloncesto, con el que nunca me sentí identificado) aunque la verdad es que no seguía mucho el baloncesto (sobre todo comparado con el fútbol), pero claro, ante una oferta así no lo dudé, lo comenté en mi casa y nos hicimos abonados rápidamente (todos menos mi hermana, que no quiso…Ahora creo que se arrepiente porque en cuanto hay bajas no se pierde un partido).

Aquel primer año (temporada 2001/02) lo comenzó Charly Sáinz de Aja como entrenador del primer equipo, porque Pepu (que había sido el entrenador hasta la temporada anterior) estaba de año sabático. Sáinz de Aja era relativamente famoso porque un par de años antes había sido campeón del mundo júnior dirigiendo a una panda de chavales ahora más que bien conocidos (Pau Gasol, Navarro, Felipe Reyes, Raúl López, etc.) por lo que se suponía que el cambio no habría de ser traumático. Pero el caso es que aquel Estu acostumbrado a más victorias que derrotas, con jugadores contrastados (como Carlos Jiménez, Nacho Azofra, Alfonso Reyes), alguna promesa a punto de cuajar (Felipe Reyes) y jóvenes adquisiciones (Pancho Jasen, Germán Gabriel, Rafa Vidaurreta), daba la de cal y la de arena y no terminaba de coger el ritmo a la liga, con lo que echaron a Charly (entonces creo recordar que el equipo tenía más victorias que derrotas...Qué tiempos aquellos), volvió Pepu y el equipo se volvió bastante estable, llegando a la Copa del Rey un año más y a los playoff sin problemas. Sin duda lo más bonito del primer año para mí fue comprobar lo fantástico que es el baloncesto como deporte para ver en una cancha (hasta entonces no había visto ningún partido in situ) y darme cuenta de lo importante que es la influencia de la afición en los resultados de un equipo (eso, por mucho que se diga, no pasa en el fútbol al nivel que ocurre en el baloncesto), todo ello unido a lo especial que es el Estu han hecho que desde entonces viva de manera muy intensa el baloncesto en general y el Estu en particular (soy hasta accionista, jejeje).

Zona de la Demencia en el Palacio de Vistalegre durante un partido de competición europea de la temporada pasada (incluso salgo yo, jejeje)

Las siguientes temporadas, hasta que Pepu se volvió a marchar (se despidió a finales de la 2004/05) fueron de bastante éxito para un equipo humilde como el nuestro, eran épocas de vacas gordas. Nos clasificamos para la Copa del Rey y los Playoffs todos los años, llegamos a semifinales de competición europea dos veces, fuimos semifinalistas de liga varias veces y subcampeones en la 2003/04. En realidad yo creo que no nos dimos cuenta de que el equipo mezcla de veteranos y promesas que se montó en mi primer año como abonado era francamente bueno, que funcionaría unos años y que en el momento en el que se deshiciera lo íbamos a pasar mal. A partir de la marcha de Pepu y hasta ahora, sólo Luis Casimiro ha resistido más de una temporada como entrenador del Estu (y la verdad es que no han sido años legendarios los de Casiveo), por aquí han pasado desde técnicos de la casa (Mariano De Pablos, Orenga) hasta entrenadores con nombre (Pedro Martínez, Perasovic) y el resultado no ha sido tan bueno como los años de Pepu. De hecho bajamos de escalón casi de golpe, de luchar por los playoff a no descender (el año de León casi casi estábamos en LEB a falta de 3 partidos) y, aunque ahora parece que hemos recuperado algo de estabilidad y se vuelve a mirar más arriba que abajo, los resultados no son los mismos, eso está claro. Evidentemente, poder concentrar a la vez esos jugadores de la casa con tanto talento como Jiménez y Reyes (puntales de la mejor selección española de la Historia del baloncesto) fue algo raro y tan caro que lo terminamos pagando. Espero que la vuelta de Pepu (y la de Jiménez, que es todo un ejemplo) signifique que volveremos a tener a jugadores de la casa implicados con un proyecto a medio plazo (si fuera largo mejor pero eso no me lo creo ni yo) y que nos permita crecer hasta volver al nivel de esos años (de ilusión también se vive, ¿no?).

Otra foto del mismo partido (también se me ve)

Estos años en los partidos de la ACB y de competición europea a los que he asistido, además de ver a algunos de los mejores jugadores de fuera de la NBA (auténticos cracks como Scola, Navarro, Rudy, Nocioni, Calderón, Jasikevicius, el mejor Ricky, Oberto, Tomasevic...Prácticamente todos menos a Gasol que se marchó el año anterior a que yo me hiciera abonado), he visto pasar a un montón de grandes jugadores por el Estu, como el gran (pero no en altura) Alfonso Reyes que se fue (al Madrid, el jodío) para dejarle espacio a su hermano Felipe (otro que se vistió de blanco) que se convirtió en una figura de la liga en nuestro equipo y que terminó yéndose tras el subcampeonato. He visto al mítico Nacho Azofra "mear" a bases estratosféricos (como Djordjevic o el Raúl López de antes de las lesiones) hasta que su nivel bajó enteros (la edad no perdona a nadie) y se marchó. He disfrutado de cómo Carlos Jiménez daba siempre lo suyo (un 10 en nada pero un 8 en todo) hasta que se marchó a Unicaca hace 5 años (ahora ha vuelto y con 35 años parece el mismo, es increíble). Mis ojos como platos se deleitaron un par de años con el mejor Sergio Rodríguez (el previo a la NBA no el de ahora en el Madrid, sí, otro en el Madrid) y otro par con un máquina todoterreno como Carlos Suárez (otro en el Madrid, ¿casualidad?). Pero sobre todo, estos 10 años he visto crecer a Pancho, mi jugador favorito. 


Pancho celebrando la victoria en un derbi contra el Madrid


Aquel alero espigado recién llegado de Gijón (su primer equipo en ACB) que le ponía intensidad a todo lo que hacía, canchero a más no poder, pero que no tenía una mano legendaria precisamente, ha terminado haciendo casi de todo para el equipo: anotar, asistir, rebotear, robar balones, liderar...Todo ello con esa intensidad y aún más, nunca dando nada por perdido, siempre haciéndonos sentir orgullosos de que llevara nuestra camiseta, representando fielmente los valores del club como si él mismo hubiera sido alumno del Ramiro, sumando partidos (el extranjero que más veces ha jugado en el Estudiantes por encima del mítico John Pinone) haciéndose más importante año tras año hasta convertirse en el capitán del equipo. El capitán. Mi capitán. Supongo que siempre pensaré en Pancho como el capitán del equipo, como el capitán de mi equipo. Por eso este fin de semana, cuando vaya al Palacio de los Deportes con mi camiseta con el 14 a la espalda y no vea a Pancho vestido de azul estudiantil, seguro que sentiré un escalofrío o un estremecimiento, una sensación de pena que supongo sólo me durará unos partidos (el tiempo es lo que tiene, hace que todo se olvide) pero que estará ahí, porque son muchos años "juntos".  Desde aquí sólo puedo decir, gracias Pancho por estos 10 años y suerte.

P.D. Había pensado poner una foto de Pancho con la camiseta del Cajasol (su equipo este año) pero es que es tan fea la condenada equipación (rosa fosforito) que da vergüenza ajena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario