Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

martes, 13 de diciembre de 2022

Cuartos con sorpresas y emoción

No estaba España, pero los futboleros disfrutamos sobremanera de los cuartos de final del Mundial. Hubo choques de alto nivel, alternativas, sorpresas y mucha emoción. Lo que uno espera de un espectáculo como el Mundial de fútbol, vamos.

La primera sorpresa, relativa, fue que Croacia (otra vez tras prórroga y penaltis) eliminara a Brasil. Los croatas han demostrado una y otra vez que tienen mil vidas, y que para eliminarlos hay que ganarles tres veces en el mismo partido. Levantaron el partido a los japoneses, y lo hicieron con los brasileños cuando nadie daba un duro por ellos. El partido fue igualado dentro de la superioridad técnica manifiesta de Brasil y el nivel competitivo croata. El medio campo balcánico (Modrid, Kovacic y Brozovic) controló la primera parte con suficiencia, y no hubo apenas acercamiento por ningún lado. En la segunda, Brasil se acercó más a la portería rival y Livakovic hizo que todos nos preguntáramos qué hace en el Dinamo de Zagreb y no en un equipo de más nivel europeo. Croacia aguantó los achuchones de la canarinha y afrontó, una vez más, la prórroga. Todo parecía ir hacia los penaltis, hasta que Neymar hizo la jugada del Mundial, tirando dos paredes que lo dejaron delante del portero, regateó a éste y mandó el balón a la red. Quedaba la segunda parte de la prórroga, pero todo parecía visto para sentencia. Error. Tite hizo honor a su fama de amarrete, sacó un medio defensivo y ordenó a sus muchachos que se echaran para atrás para aprovechar un contraataque. Y la cagó. Porque en la contra de la contra, valga la redundancia, en el minuto 117, Croacia se encontró con un gol inesperado que, esta vez sí, conducía claramente a los penaltis. Y ahí volvió a emerger la figura de Livakovic, atajando un penalti mientras sus colegas metían uno tras otro. Qué pase el siguiente para Croacia.

Y el siguiente será Argentina, que empezó el Mundial perdiendo con Arabia Saudí y está en semifinales. No juegan bonito, eso está claro, pero tras mucho tiempo sin hacerlo, ahora entienden a Messi. Todo el equipo está montado para que el rosarino aparezca, y en este Mundial lo está haciendo de manera clave. No es el monstruo que regateaba a todos los rivales que le salieran al paso, pero sigue teniendo un pie izquierdo de genio que permite pases como el del primer gol contra Holanda. Los oranje no dieron pie con bola en su hermético esquema de tres centrales y carrileros, pero con 2-0 abajo sacaron a dos delanteros de tres metros e hicieron lo que España no hizo: colgar balones y sembrar el peligro. En un cabezazo de un centro lateral largo, Weghorst acortó distancias, y en el último minuto del alargue de diez minutos, el mismo Weghorst empató en una jugada ensayada que dejó a los argentinos con cara de tontos. En la prórroga no pasó nada, futbolísticamente hablando (de lo que no es fútbol pasó de todo en ese partido, incluyendo al árbitro, el infame Mateu Lahoz) y en los penaltis el Dibu Martínez paró los dos primeros tiros holandeses y sentó las bases del pase a la siguiente ronda. No maravillan, estos argentinos, pero compiten, ojo con ellos.

Por el otro lado del cuadro tuvimos la otra sorpresa, protagonizada por la selección revelación, la defensiva Marruecos que se encontró con una Portugal roma en ataque y que le regaló un gol (cantada del portero luso) que a la postre fue decisivo. El partido no fue bonito (ninguno de Marruecos lo ha sido) pero ilustra el devenir de los magrebíes en el campeonato: es muy difícil meterles un gol y compiten con sus armas hasta el final. Su puesto en semifinales es más que justo.

Contra Marruecos estará Francia, la gran favorita para ganar el Mundial. Un favoritismo basado en nombres y en hechos, porque su trayectoria hasta el momento es (quitando la pachanga contra Túnez ya clasificados y con los suplentes) inmaculada. En cuartos le ganaron a una buena selección que compite bien, Inglaterra, pero a la que le falta un punto de calidad respecto a los franceses. El partido fue igualado, pero la iniciativa fue de los galos y la mayor parte del control del juego. Pese a todo, el once del gallo regaló dos penaltis, y si el segundo no lo hubiera mandado Kane a las nubes, quizás habríamos tenido otro partido. En la realidad lo que ocurrió es que Antoine Griezmann, el mejor jugador de Francia (opositando a Balón de Oro del Mundial con Messi), se encargó de estar en todas partes, incluyendo los dos pases de gol. Si Francia y "Antonio" mantienen su nivel, ya no es que Marruecos no tenga opciones, es que no veo rival para evitar la tercera estrella en el escudo francés.



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