Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

sábado, 31 de diciembre de 2022

Adiós 2022...

Bueno, pues tras la mierda de la pandemia nuestras expectativas contigo, 2022, eran bajas, la verdad sea dicha. Que empezamos con el Covid todavía, dando positivo casi hasta Reyes, todo hay que decirlo, pero el resto de tu devenir ha sido normal. Para empezar, ni confinamientos ni Filomenas ni chorradas extrañas, así que en ese sentido no nos podemos quejar.

Estoy más en forma que nunca, la verdad, perdí peso antes del verano y me he mantenido en guarismos del instituto (tela, eh), ojalá que dure. La esgrima y el fitboxing me han ayudado, obviamente. En octubre participé en mi primera competición oficial individual desde hace 28 años, que se dice pronto. Hice el ridículo, ojo, pero al menos lo intenté.

La salud, por tanto, está bien. Aquello que me detectaron no parece que me afecte (toquemos madera) y quitando situaciones puntuales (una lumbalgia aguda en enero y un golpe en el tendón rotuliano de la pierna derecha este mes) estoy bien.

El Estu ganó la Copa de la Princesa (primer título desde el 2000), pero no ascendió. El Madrid me regaló uno de los mejores años de fútbol que recuerdo, con las ya míticas remontadas europeas.

Viajé a Lima, a Múnich (dos veces) y a Caracas por trabajo, y a Atenas, Londres, Bretaña y Normandía por placer.

Mis padres y mi hermana están bien, las abuelitas siguen dando guerra, y mi sobrina es la alegría de la casa. Pronto le daremos alguien con quien jugar, nuestra burbujita, la noticia alegre del año y del que viene (y los siguientes). Compartir algo así es lo más bonito que hay.

Así que lo mejor que puedo hacer es darte las gracias, por la normalidad y por las buenas noticias, y despedirte de buen grado. Esperemos que tu sucesor esté, al menos, a tu altura.



miércoles, 21 de diciembre de 2022

Libros Leídos Noviembre 2022

Pasó noviembre y casi todo diciembre, pero estaba con el Mundial y se me pasó hacer revisión de lo leído en el undécimo mes del año. No es que fuera mucho, mis guarismos de 2022 son ridículos con respecto a otros años, pero bueno, algo es algo. Fueron dos libros (uno en español y otro en inglés), un compendio de columnas futboleras y un retrato documental de la miseria en EE.UU., siguiendo con la numeración de libros leídos durante el año, tenemos:

24. "El fútbol no te da de comer" de Enrique Ballester. 216 páginas.

Con una anécdota de su hijo Teo o su hija Delia, con historias de sus amigos (mítico Vickies), con reflexiones tangenciales a las noticias del momento, y, sobre todo, con fútbol. Así escribe sus columnas Enrique Ballester y así las leemos sus fans que, con avidez, compramos cada recopilatorio que saca Libros del KO. Lo que nos regala Ballester es la mirada de alguien tan cercano que podría ser tu amigo, tu hermano o tú mismo, de tal manera que es muy difícil no empatizar incluso si de fútbol andas justo. Porque sus columnas son, haciendo un resumen muy somero, sobre fútbol y sobre la vida, y aunque no sepas del primero, del segundo vas sobrado. Muy recomendable.

25. "Days of destruction, Days of revolt" de Chris Hedges y Joe Sacco. 320 páginas.

Dos años estuvieron el escritor Chris Hedges y el dibujante Joe Sacco recorriendo lugares de Estados Unidos para realizar una particular foto de la pobreza y la miseria en el país que se supone que es el líder del mundo libre. La precisión de la prosa de Hedges, que apunta donde duele, se ve ilustrada de manera perfecta con los dibujos de Sacco, y ambos construyen un libro que explica perfectamente su capítulo final, en el que se analiza, basándose en todo lo visto hasta ese momento, por qué surgieron los movimientos Occupy por todo el territorio estadounidense, muy similares al 15-M español. Tras la miseria, la esperanza. Una pena que 10 años después volvamos a ver lo mismo.


 

martes, 20 de diciembre de 2022

Messi cierra el círculo en Qatar 2022

Ante la disyuntiva estúpida de quién ha sido mejor, Maradona o Messi, los defensores del Pelusa soltaban como un mantra que Messi no había ganado un Mundial. Como si ese hecho te convirtiera en mejor o peor jugador. Ryan Giggs jamás jugó un Mundial, y es mil veces mejor jugador que Álvaro Arbeloa, que lo ganó (sin jugar un minuto), así que el argumento es falaz como él solo. Yo no puedo comparar entre ambos porque a Maradona lo he visto en vídeos en su mejor época y en directo en su decadencia, pero a Messi lo he "sufrido" toda su carrera. Es el mejor jugador de fútbol que he visto jamás, y eso no cambia por ganar un Mundial. En cualquier caso, ya tiene ese Mundial. Su Mundial, además.

La final Argentina - Francia ha sido, probablemente, la mejor final de la historia de los Mundiales. Tuvo de todo: dominio alterno, ventajas, remontadas, prórroga, penaltis, polémica... Para un espectador neutral o casi neutral como yo (no voy a mentir, prefería que perdiera Argentina, sólo por no aguantar cuatro años de coñazo) fue un espectáculo fantástico. Eso sí, en realidad la diversión empezó en torno al minuto 80 de partido.

Hasta ese minuto, Argentina dominó de cabo a rabo el partido y el marcador, primero con un penalti inexistente (Di María se tira y al caer roza la pierna de Dembelé) y luego con una contra de fantasía tras un robo que culminó el mismo Di María. 2-0 al descanso y partido controlado. Controladísimo incluso. Scaloni le ganó la partida táctica a Deschamps desde el inicio y los franceses se mostraban completamente inoperantes.

Y aquí es necesario hacer un inciso. ¿Cómo puede ser que alguien tan mediocre como entrenador tenga el premio de ser seleccionador de Francia? Es más, en esa categoría de entrenadores mediocres podríamos hacer el triplete del Mundial, con Tite en Brasil, Santos en Portugal y Deschamps en Francia. Tres selecciones para hacer dos onces aspirantes a la victoria final, jugadores de máximo nivel mundial, pólvora arriba... Y con entrenadores con nula capacidad táctica o estratégica, incapaces de preparar soluciones para situaciones comprometidas y extremadamente amarretes. Sus equipos avanzan a pesar de la inutilidad de sus entrenadores, que toman decisiones que parecen en contra de sacar algo positivo. Cada vez que toman una decisión que se sale un poco del esquema mental que tienen pensado, la cagan. Tite con 1-0 en la prórroga, en vez de tratar de matar a Croacia teniendo el balón, se echa para atrás y los croatas terminan empatando. Santos buscando el empate frente a Marruecos hizo cambios de de nombres, no de posición, retirando incluso a delanteros cuando los lusos eran incapaces de rematar siquiera. Y Deschamps... Le vino Dios a ver en cuartos contra Inglaterra (con el penalti fallado de Kane) y en semifinales contra Marruecos, pero en la final se le vieron las costuras de mala manera.

Perdiendo 2-0, con los jugadores incapaces de mantener el balón, sobrepasados en todos los duelos con los argentinos, Deschamps quita a su delantero referencia (Giroud, cuatro goles en el Mundial) y a Dembelé, y saca otros dos delanteros (Thuram y Muani), como si el fracaso de su propuesta se debiera a eso y no a la incapacidad de salir de la presión o que su mejor creador de juego (Griezmann) ni la oliera. Argentina se paseó por el césped durante 80 minutos gracias al genial planteamiento táctico de Scaloni y a la ineptitud de Deschamps. Ojo, que Scaloni no es que sea el paradigma del juego bonito. Para nada. Su Argentina es un equipo rocoso, en el que nueve jugadores presionan hasta la extenuación y en el que Messi funciona de catalizador absoluto del juego. Cuando la presión baja, ya sea por exceso de confianza (como contra Arabia Saudí) o por empuje rival (contra Holanda o Francia en la final), ahí ya se le ven las costuras. No tienen excesivo dominio de la pelota (atrás quedó la época de excelentes peloteros argentinos) y sin la presión se convierten en un equipo vulgar. El dominio de Argentina viene exclusivamente del empuje y las ganas, lo que los italianos llaman "grinta", pero no del juego fluido. 

Y llegamos al minuto 80. Argentina no empujaba con las mismas ganas (Di María ya estaba en el banquillo exhausto) y en una jugada aislada, Kolo Muani en un forcejeo con Otamendi se va al suelo. Penaltito (como otros tantos pitados en este Mundial, incluidos los cinco a favor de Argentina) que Mbappé manda a guardar. Y en dos minutos, con el monstruo despierto, la debacle. Mbappé baja un balón con la cabeza, busca la pared, recibe balón por alto y sin dejar que éste caiga, lo manda con una buena volea a la red. Empate. Prórroga. Vuelta a empezar. La final comienza de nuevo.

Pero recomienza con Giroud, Dembelé y Griezmann (sí, Griezmann) fuera del campo. Yo escribí en ese momento, el del cambio de Antonio, que era la primera vez que veía dimitir a un seleccionador en pleno partido. Me reafirmo. Ese cambio resume la incapacidad de Deschamps para gestionar un equipo de altísimo nivel. Francia demostró que las únicas alternativas que había manejado eran que le llegara alguna pelota a los buenos. Y ya. Eso le valió para empatar (dos veces), pero no para matar en la prórroga a una Argentina que, estando tiesa, se puso por delante sólo con las ganas de ganar. Messi encontró el gol en una jugada de puro pundonor que pudo ser la guinda del Mundial, pero el codo de Montiel a la salida de un córner permitió a Mbappé firmar un hat-trick. Así que nada, los penaltis. Y eso que en el último segundo el Dibu Martínez impidió la gloria gala sacando el tiro de Muani.

Y en los penaltis ganó el que mejor había jugado, el que más hambre tenía, y, sobre todo, el que mejor los tiró. Dibu Martínez, tan buen portero parapenaltis como insufrible macarra maleducado, atajó uno a Coman y Tchouaméni mandó fuera otro, mientras que Lloris no pudo evitar ninguno. 4-2, final, Argentina justo campeón.

Ha sido un gran Mundial, el más goleador de la historia, con grandes partidos, emoción, prórrogas, penaltis, sorpresas, revelaciones... Si no hubiera sido en Qatar, con la corrupción detrás y las muertes de trabajadores, podría decirse que ha sido todo perfecto, pero claro, no es así.

Volviendo al tema deportivo, ha sido el Mundial de Messi. El argentino cierra el círculo y ya puede, si quiere, irse a su casa sin ningún reproche. Sin ser determinante todo el tiempo, ha sido decisivo en momentos puntuales, como en los penaltis o en la ya famosa jugada de semis frente a Croacia. Han surgido nombres nuevos, de gente más o menos conocida, pero que se ha destacado en el Mundial, como el caso de Julián Álvarez o Enzo Fernández en Argentina, Gvardiol y Livakovic en Croacia, Gakpo en Holanda, Gavi en España, la selección de Marruecos y algún otro que seguro me dejo por el camino.

Nos quedan ahora un año y medio hasta la Eurocopa de Alemania y tres años y medio de espera hasta el siguiente Mundial en América del Norte. Esperemos que entonces los nuestros estén más acertados que en este campeonato.




jueves, 15 de diciembre de 2022

En semifinales se impuso el peso de la ley

No hubo espacio para la sorpresa en las semifinales del Mundial de Qatar, y pasaron los dos favoritos a la gran final. Argentina se merendó a Croacia casi sin despeinarse y Francia sufrió más de lo que se pensaba para doblegar a la selección revelación del torneo. La verdad es que los nombres de la final suenan tan bien como raros los de la final de consolación, donde no creo que nadie situara a Croacia y mucho menos a Marruecos.

La primera semifinal la ganaron Messi y Julián Álvarez, a partes iguales. El delantero le cogió la espalda a Gvardiol en una contra y recibió un penaltito de los que se pitan últimamente (a Argentina le han tocado varios a favor en este Mundial), y Messi se encargó de mandarlo a guardar aunque Livakovic, una vez más, adivinó el lado del disparo. Hasta ese momento el partido no había tenido nada de nada, probablemente lo que querían los croatas, y a partir de ahí Argentina creció. De nuevo Álvarez apareció para poner el 2-0 en la jugada con más suerte y más fe de todo el campeonato, ya que a base de trompicones sorteó dos defensas que no consiguieron despejar el balón y se quedó solo para ajusticiar a Livakovic. En la segunda parte más de lo mismo, pero apareció Messi para regalarnos una de esas jugadas de megaestrella haciendo su "Last Dance" particular, retratando para la foto al prometedor Gvardiol y regalando el gol al delantero del City. Y ahí se acabó el partido.

En la segunda semifinal, los defensivos marroquíes se encontraron con lo que no habían tenido en todo el campeonato: una desventaja en el marcador. Y encima nada más empezar. Lo que parecía el inicio de una goleada francesa, sirvió para mostrar que los marroquíes también podían jugar a algo diferente a lo mostrado, presionando a Francia e incluso mereciendo por momentos el empate. Los franceses hicieron lo que mejor saben, es decir, contemporizar y esperar que alguna de sus estrellas (Mbappé, normalmente) deje su sello y resuelvan el partido. Llegó el 2-0 y, excepto algún último estertor, los marroquíes entregaron la cuchara.

No sé qué pasará en la lucha por el tercer puesto, pero el título sin premio de selección revelación ya lo tiene Marruecos asegurado. Puede ser que lo de Croacia dando la campanada contra Brasil fuera sorprendente, pero lo de los magrebíes es pura Historia para África en un Mundial. Dicho esto, lo más probable es que Croacia gane como siempre, tras prórroga y penaltis.

Y en la final, la clara favorita es Francia, cualquiera que diga lo contrario no tiene ni idea de qué va esto. ¿Significa eso que Argentina no puede ganar? Para nada. Esto es a un partido, y tenemos bien fresco lo que le pasó a España y Portugal con Marruecos o lo de Brasil con Croacia. Por nombres, trayectoria y fiabilidad, Francia es mejor. Tiene mejores defensores, mejores medios y mejores delanteros. Pero también es cierto que Argentina está compitiendo francamente bien, con un Messi que camina pero que es decisivo, algo paradójico teniendo en cuenta que cuando se iba de seis contrarios Argentina fracasaba una y otra vez. El sistema albiceleste será, probablemente, con tres centrales, dos carrileros, tres medios machaca, Messi y Julián Álvarez. Los franceses dependerán del otro genio del Mundial, Griezmann, la fiabilidad atrás y la pegada arriba. No creo que sea un partido de muchos goles, y creo que será igualado, pero luego nunca se sabe, que es lo bonito del fútbol. Veremos.


 


martes, 13 de diciembre de 2022

Cuartos con sorpresas y emoción

No estaba España, pero los futboleros disfrutamos sobremanera de los cuartos de final del Mundial. Hubo choques de alto nivel, alternativas, sorpresas y mucha emoción. Lo que uno espera de un espectáculo como el Mundial de fútbol, vamos.

La primera sorpresa, relativa, fue que Croacia (otra vez tras prórroga y penaltis) eliminara a Brasil. Los croatas han demostrado una y otra vez que tienen mil vidas, y que para eliminarlos hay que ganarles tres veces en el mismo partido. Levantaron el partido a los japoneses, y lo hicieron con los brasileños cuando nadie daba un duro por ellos. El partido fue igualado dentro de la superioridad técnica manifiesta de Brasil y el nivel competitivo croata. El medio campo balcánico (Modrid, Kovacic y Brozovic) controló la primera parte con suficiencia, y no hubo apenas acercamiento por ningún lado. En la segunda, Brasil se acercó más a la portería rival y Livakovic hizo que todos nos preguntáramos qué hace en el Dinamo de Zagreb y no en un equipo de más nivel europeo. Croacia aguantó los achuchones de la canarinha y afrontó, una vez más, la prórroga. Todo parecía ir hacia los penaltis, hasta que Neymar hizo la jugada del Mundial, tirando dos paredes que lo dejaron delante del portero, regateó a éste y mandó el balón a la red. Quedaba la segunda parte de la prórroga, pero todo parecía visto para sentencia. Error. Tite hizo honor a su fama de amarrete, sacó un medio defensivo y ordenó a sus muchachos que se echaran para atrás para aprovechar un contraataque. Y la cagó. Porque en la contra de la contra, valga la redundancia, en el minuto 117, Croacia se encontró con un gol inesperado que, esta vez sí, conducía claramente a los penaltis. Y ahí volvió a emerger la figura de Livakovic, atajando un penalti mientras sus colegas metían uno tras otro. Qué pase el siguiente para Croacia.

Y el siguiente será Argentina, que empezó el Mundial perdiendo con Arabia Saudí y está en semifinales. No juegan bonito, eso está claro, pero tras mucho tiempo sin hacerlo, ahora entienden a Messi. Todo el equipo está montado para que el rosarino aparezca, y en este Mundial lo está haciendo de manera clave. No es el monstruo que regateaba a todos los rivales que le salieran al paso, pero sigue teniendo un pie izquierdo de genio que permite pases como el del primer gol contra Holanda. Los oranje no dieron pie con bola en su hermético esquema de tres centrales y carrileros, pero con 2-0 abajo sacaron a dos delanteros de tres metros e hicieron lo que España no hizo: colgar balones y sembrar el peligro. En un cabezazo de un centro lateral largo, Weghorst acortó distancias, y en el último minuto del alargue de diez minutos, el mismo Weghorst empató en una jugada ensayada que dejó a los argentinos con cara de tontos. En la prórroga no pasó nada, futbolísticamente hablando (de lo que no es fútbol pasó de todo en ese partido, incluyendo al árbitro, el infame Mateu Lahoz) y en los penaltis el Dibu Martínez paró los dos primeros tiros holandeses y sentó las bases del pase a la siguiente ronda. No maravillan, estos argentinos, pero compiten, ojo con ellos.

Por el otro lado del cuadro tuvimos la otra sorpresa, protagonizada por la selección revelación, la defensiva Marruecos que se encontró con una Portugal roma en ataque y que le regaló un gol (cantada del portero luso) que a la postre fue decisivo. El partido no fue bonito (ninguno de Marruecos lo ha sido) pero ilustra el devenir de los magrebíes en el campeonato: es muy difícil meterles un gol y compiten con sus armas hasta el final. Su puesto en semifinales es más que justo.

Contra Marruecos estará Francia, la gran favorita para ganar el Mundial. Un favoritismo basado en nombres y en hechos, porque su trayectoria hasta el momento es (quitando la pachanga contra Túnez ya clasificados y con los suplentes) inmaculada. En cuartos le ganaron a una buena selección que compite bien, Inglaterra, pero a la que le falta un punto de calidad respecto a los franceses. El partido fue igualado, pero la iniciativa fue de los galos y la mayor parte del control del juego. Pese a todo, el once del gallo regaló dos penaltis, y si el segundo no lo hubiera mandado Kane a las nubes, quizás habríamos tenido otro partido. En la realidad lo que ocurrió es que Antoine Griezmann, el mejor jugador de Francia (opositando a Balón de Oro del Mundial con Messi), se encargó de estar en todas partes, incluyendo los dos pases de gol. Si Francia y "Antonio" mantienen su nivel, ya no es que Marruecos no tenga opciones, es que no veo rival para evitar la tercera estrella en el escudo francés.



miércoles, 7 de diciembre de 2022

España repite ante Marruecos el ridículo de Rusia 2018

Como si de un círculo vicioso se tratara, España volvió a caer en octavos de final del Mundial frente a un rival objetivamente menor. Igual que hace cuatro años, en Rusia, partíamos como favoritos pese a haber dejado ciertas dudas en la fase de grupos. Del mismo modo que frente a los rusos en 2018, el rival decidió que la táctica para vencernos era esperar agazapados con los once jugadores en propio campo, y esperar pacientemente que llegara un contraataque o una jugada a balón parado que acabara en gol, o bien vencer en los penaltis. Como pasó entonces, España tuvo más del 80% de la posesión del balón, dio más de mil pases... Y apenas tiró a puerta. Y el resultado fue idéntico: empate, prórroga y derrota en los penaltis.

La selección de Luis Enrique fue de más a menos en el Mundial, haciendo un gran partido frente a una débil Costa Rica, uno serio contra una decente Alemania, uno malo frente a la meritoria Japón y uno muy malo contra una encerrada Marruecos. De nada vale decir que dominamos la posesión en todos los partidos. Tener el balón sólo tiene una cosa positiva, y es que el rival no lo tiene, pero si no lo usas correctamente esa posesión es fútil, vana, inane. Exactamente como la selección ayer. Quitando chispazos, que llegaron en la prórroga y de aquella manera, España fue incapaz de sembrar cierto peligro para la portería de Marruecos. No se vieron ayer, ni se han visto nunca, alternativas contra equipos que se cierran atrás a que pase el tiempo. Ayer fue Marruecos, pero en la Eurocopa nos pasó contra Suecia, Polonia, Suiza e Italia en menor medida, y no ganamos ninguno de esos partidos.

Se está hablando de cambio de ciclo, cambio de seleccionador y cambio de estilo, el apocalipsis, vamos. Quizás el problema no sea de estilo, sino de enriquecer ese estilo, quizás el problema no sea del seleccionador, sino de que éste prepare más alternativas, lo que sí que no veo es lo de cambio de ciclo, porque ahora mismo en España tenemos lo que tenemos, jubilando a Busquets o Alba y poniendo a otros, el resultado no va a ser diferente. Hace un año escribía, a propósito de la clasificación para este Mundial:

"Ayer trataba de pensar en cuál de los jugadores de nuestra selección es el mejor o está entre los 4 o 5 mejores en su puesto, y no se me ocurría ninguno. La mayoría de nuestros futbolistas son el segundo o el tercer escalón en importancia en sus equipos, buenos jugadores pero no cracks de los que marcan diferencias. Apuntaba Luis Enrique que Morata es el paradigma de la selección y no puedo estar más de acuerdo. Morata es un buen jugador, tiene grandes condiciones, juega en un gran equipo, y es capaz de grandes goles y jugadas... Y también de grandes pifias.

Nuestra selección está compuesta por un grupo de buenos jugadores, pero ninguno destaca, y quizás debamos ver eso como una fortaleza en vez de una debilidad. Si sabemos explotar esa sensación de equipo, de nadie es mejor que nadie, quizás en un torneo corto, donde las eventualidades te pueden marcar (en forma de lesiones, por ejemplo), nuestra selección tenga una ventaja. Eso sí, debemos mejorar en una cosa de manera urgente, y es la sensación de fragilidad defensiva. Tenemos mandíbula de cristal, y eso es peligroso porque sin ser resolutivos delante (que no lo somos) garantizar el cero en nuestra puerta debería ser obligación. Si conseguimos asentar al central que acompañe a Laporte y que los medios acompañen en tareas defensivas tendremos la mitad del trabajo hecho. Veremos qué pasa de aquí a un año, y cómo llegamos entonces, por de pronto ya sabemos que los nuestros estarán en Qatar."

En ese análisis sólo falta añadir lo anterior, nuestra incapacidad para meterle mano a defensas cerradas. Porque el bueno de Luis Enrique, al que todos los detractores pondrán a parir hoy, alguna cosa buena ha hecho en este Mundial, como por ejemplo poner a Rodri de central con Laporte. El agujero que suponía poner ahí al blando Pau Torres, al inexistente Guillamón o al inefable Eric Garcia, lo ha rellenado con un tipo que da seguridad, sale con el balón jugado y que el único pero que tiene en esa posición es su excesiva lentitud. Lo que sí está claro es que el seleccionador, que salió bien parado de la Eurocopa hace un año y medio, también ha hecho cosas mal o rematadamente mal. Hizo una lista para el campeonato que se ha demostrado ineficaz en el mejor de los casos. Tras cuatro partidos, en los que además de los once titulares puedes meter a cinco suplentes (a seis si hay prórroga), que se quede gente sin siquiera debutar (no hablo de los porteros suplentes, obviamente) quiere decir que te los has llevado para nada. Si Yeremi Pino, Guillamón, Eric García, Sarabia y, en menor medida, Ansu Fati no han jugado, ¿para qué te los llevas? ¿No podrían haberse usado esas plazas para especialistas en otra cosa? No sé, medios con pase entre líneas (Canales), delanteros con picardía (Aspas), delanteros grandes y rematadores (Borja Iglesias, Joselu, Rafa Mir). Vamos, gente que quizá no juegue un minuto si los planes van bien, pero que si van mal te dan alternativas para darle vuelta a una situación hostil.

Lo peor no es haber cometido errores en este campeonato, sino no haber aprendido de los errores pasados y no hacer autocrítica de éstos. Si uno escucha al seleccionador y a los jugadores, todo ha ido bien excepto este desliz. Pues no. O espabilamos o nos quedan muchos campeonatos por delante haciendo el ridículo frente a selecciones menores. Porque te echa Portugal en cuartos, y no pasa nada, porque son mejores, pero Rusia o Marruecos son objetivamente peores que nosotros, y esto no se debe quedar en un "lo dimos todo". Y la autocrítica no implica destruir el estilo o cambiar radicalmente de seleccionador (suena Marcelino, ya tiemblo), sino enriquecer el estilo y que el seleccionador aprenda de los errores que comete (que los cometemos todos). Si ese no es el camino, nos quedan más eliminaciones dolorosas como la de ayer.

Ah, del resto del Mundial, se cumplieron las previsiones en todo, todas las selecciones pasaron bastante sobradas a cuartos menos Croacia, que pasó con su agónico estilo de llegar a prórroga y penaltis. Espero que sean grandes partidos y que pasen Holanda, Croacia, Inglaterra y Marruecos... Pero creo que las semis serán Holanda-Brasil y Francia-Portugal. Veremos.




viernes, 2 de diciembre de 2022

España esquiva el batacazo

Se acabó la fase de grupos del Mundial y se confirmaron algunas sorpresas. Alemania y Bélgica quedaron fuera, ambas por deméritos propios, y pasaron Japón (como primera de grupo), Australia y Corea del Sur. Algo sorprendente fue también la eliminación de Uruguay o Dinamarca, pero lo ya comentado es sin duda lo más destacado.

De esta primera fase quedan varias certezas, como que Francia y Brasil son las máximas favoritas (pese al tropiezo de la canarinha contra Camerún y el de los franceses frente a Túnez), y que un peldaño por debajo (pero nada lejos) están Holanda, Inglaterra y Portugal. Todas esas selecciones pasaron como primeras de grupo con cierta suficiencia, como lo hizo finalmente Argentina, que después del traspiés del primer día, recondujo su situación a lomos de Messi. Japón dio la campanada siendo primera en el grupo de España y Alemania, de manera similar a Marruecos en el de Bélgica. Croacia hizo los deberes, como Suiza, EEUU, Australia y Senegal, y con más apuros de los previstos pasaron Corea del Sur (con un milagroso gol en el descuento), Polonia (que casi se negaba a jugar contra Argentina porque la derrota por 2-0 les valía, algo bochornoso) y España, de la que hablaremos a continuación.

Porque España, que se paseó de manera triunfal frente a Costa Rica el primer día, y se quedó cerca de la clasificación frente a Alemania, patinó de forma grotesca frente a Japón. De hecho pareció que los españoles no habían visto el partido de Alemania frente a Japón, porque el devenir pareció calcado. Una primera parte de ventaja y dominio, y una segunda parte en la que en dos zarpazos se les va el partido. A la selección de Luis Enrique lo único que se le puede reprochar, como ya se señaló frente a Alemania, es la bisoñez y la falta de oficio (probablemente lo segundo consecuencia de lo primero). Contra los nipones acusaron claramente lo segundo, y se dejaron birlar un partido que tenían en el bolsillo en la primera parte. La selección de Luis Enrique no deja de intentarlo, y eso es loable, pero no puedes arriesgarte a caer eliminado (tres minutos estuvo eliminada España, mientras Costa Rica ganaba a Alemania) porque pierdes la concentración en un rato del partido. En octavos nos espera Marruecos, que ha dado sobradas muestras de estar a tope en este Mundial, sobre todo algunos jugadores de altísimo nivel, como Ziyech o Hakimi. En ese partido ya se va sin red, así que los despistes no se pueden dar.

Mi predicción es que pasan todas las favoritas en los cruces, es decir, Holanda, Argentina, Francia, Inglaterra, Croacia, Brasil, España y Portugal, pero las dos últimas con más dudas. Se quedarían unos cuartos de final llenos de clásicos, así que no estaría nada mal. Veremos... Y disfrutemos.