Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

domingo, 21 de agosto de 2011

The Shadow Line

Después del post de presentación y del pseudosesudo análisis de la huelga en el fútbol español (la última noticia que he oído es que durante el periodo de huelga hay equipos que entrenan y otros que juegan amistosos...Pa' mear y no echar gota) creo que debo empezar a escribir algo con un tema más de culturilla, eso sí, tratando de no ponerme gafapasta perdido que sé que eso termina por empalagar.

Bueno, a lo que iba, voy a hablar de una serie que acabo de terminar de ver. Se llama The Shadow Line y es una serie inglesa que se ha emitido este año en la BBC. En primer lugar creo que debo decir que, para la gente que no lo sepa, el concepto de serie en el Reino Unido difiere bastante en cuanto al número de capítulos respecto a la idea que tenemos aquí en España o la que nos viene de EE.UU. ya que los ingleses no van más allá de 8 capítulos por temporada de cada serie (de hecho normalmente son 6 pero hay alguna incluso de 3). Creo que la razón principal de este número tan pequeño de capítulos se encuentra en la limitación de medios, algo que también vemos en las series españolas. Sin embargo, en el Reino Unido, ante la posibilidad de bajar la calidad del producto prefieren hacer algo que sea bueno o muy bueno en pocos capítulos (aunque permita "atrapar" a la audiencia poco tiempo) que lo que se hace aquí, un producto bastante mediocre pero que dura muchas más semanas. Evidentemente para gustos están los colores, yo prefiero ver una serie buena que dure poco (así de hecho puedo ver más de una) que otra que sea malucha y que encima se eternice sin llegar a ninguna parte (no creo que haya que dar ejemplos de este tipo de serie, seguro que a cualquiera se le ocurre una sin pensar demasiado). Ojo, quiero aclarar que cuando hablo de la calidad del producto no sólo me refiero a los efectos especiales o a la ambientación (ambos son mejores en el Reino Unido), también meto ahí la calidad de los profesionales, en concreto los actores y actrices, y los guionistas, que en las series de este país suelen destacar por su carencia de talento (no sé la razón, pero es así, seguro que hay gente con capacidad y no se les da la oportunidad) y sus ganas de estirar las tramas hasta que la única solución es que todo lo que ha pasado haya sido un sueño... De todos modos, igual que el poblado de Astérix, todavía hay espacio para que algún irreductible galo como David Trueba (de sus múltiples facetas, incluida la de escritor, seguro que hablaré más adelante) y su serie ¿Qué fue de Jorge Sanz? en la que se suple la falta de medios con un guión y una historia muy originales que hacen que te quedes con ganas de ver al menos un par más aparte de los 6 capítulos de los que consta.

Hecho el inciso (largo, lo sé, en muchas ocasiones me voy por los Cerros de Úbeda) me centro ya en la serie que iba a comentar. Como decía antes, se trata de una serie inglesa, de 7 capítulos, que se ha emitido en la BBC y que yo me he descargado de Internet (de este tema de las descargas hablaré otro día, creo que es algo que le interesa a cualquiera hoy día) para verla. Cada capítulo dura cerca de una hora y se trata de una miniserie (mini no por el número de capítulos sino porque no tendrá continuación, sólo es una temporada).

Cartel promocional de The Shadow Line

Yendo al grano, se trata de una historia como de cine negro, que comienza con el asesinato de un Capo de la droga londinense que acababa de salir de la cárcel por "Royal Pardon" (traducirlo como "perdón real" creo que desluce su significado), una medida que sólo se suele usar en el Reino Unido en materias relacionadas con la ayuda de criminales en contra del terrorismo. Es en ese momento cuando el detective Jonah Gabriel (Chiwetel Ejiofor), un policía amnésico y con una bala en la cabeza (todo ello relacionado con su último caso), vuelve tras meses de baja para hacerse con el caso. A su vez, en el otro lado de la línea que parece separar el bien del mal, Joseph Bede (Christopher Eccleston) se encuentra con que, tras años montando una tapadera en forma de floristería, ha de asumir el mando de la banda mientras lidia con la acusada enfermedad de su esposa y con el psicópata sobrino del asesinado. Ambos tratarán de recomponer todas las piezas de la historia para saber quién es el asesino, mientras entre las sombras, un enigmático sujeto llamado Gatehouse (Stephen Rea) parece conocer todas las respuestas a las preguntas que el resto de personajes y el espectador se hacen. En resumen, se trata de una serie mezcla de thriller y cine negro, que se mantiene sin decaer la tensión de la historia durante todos los capítulos pero sin la necesidad de grandes efectos, basándose más en buenos guiones y una trama perfectamente elaborada, en la que no hay buenos ni malos (todos tenemos cosas que esconder) y nunca sabes de qué lado está cada uno. Además el trabajo de todos los actores es sensacional, tanto los que tienen mucho protagonismo como los que no, incluso podríamos decir que la serie es casi coral, dado que, pese a que el peso de la historia se soporta en esos tres personajes que he señalado, lo que la hace tan completa es la presencia de multitud de personajes dándole cada uno su propia pincelada para que termine siendo una obra maestra. A mí me ha parecido cojonuda estupenda y por eso se la recomiendo a todo el mundo, en especial a los que este tipo de historias de novela negra les guste, porque no se sentirán decepcionados. De un género parecido a ésta y también inglesa es Luther, protagonizada por el gran Idris Elba (Stringer Bell en The Wire), también muy recomendable y de la que quizá hable otro día.

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