Pongo la portada para que nadie más pique... |
En esta pseudonovela (aunque más que falsa novela es real engaño), el autor perpetra una supuesta historia de misterio que en la editorial venden de la siguiente manera:
"Un hombre recibe una carta que le urge a pensar en un número, cualquiera. Cuando abre el pequeño sobre que acompaña al texto, siguiendo las instrucciones que figuran en la propia carta, se da cuenta de que el número allí escrito es exactamente en el que había pensado. David Gurney, un policía que después de 25 años de servicio se ha retirado al norte del Estado de Nueva York con su esposa, se verá involucrado en el caso cuando un conocido, el que ha recibido la carta, le pide ayuda para encontrar a su autor con urgencia. Pero lo que en principio parecía poco más que un chantaje se ha acabado convirtiendo en un caso de asesinato que además guarda relación con otros sucedidos en el pasado. Gurney deberá desentrañar el misterio de cómo este criminal parece capaz de leer la mente de sus víctimas en primer lugar, para poder llegar a establecer el patrón que le permita atraparlo."
Hay que reconocer que los tíos saben vender la burra de puta madre. Con sinopsis como esa cualquier incauto cae en sus redes irremisiblemente. La verdad es que sabiendo cómo se las gastan las editoriales a la hora de dar gato por liebre si me hubiera leído este resumen introductorio habría pasado siete pueblos antes de comerme semejante bodrio (no me he leído la sinopsis porque mi amigo A., que no es precisamente un lector habitual me lo recomendó, craso error). Eso sí, el placer de poner a caldo esta novelita en cuestión no me lo quita nadie...
Antes de poner a caer de un burro Sé lo que estás pensando, he de señalar que en la feroz crítica que viene a continuación revelo partes de la trama (iba a poner partes sustanciales, pero es tan mala que sugerir que tiene sustancia me parece un cuento chino) así que si hay alguien todavía interesado en ese coñazo que se abstenga de leer lo que escribo más abajo.
En vez de destripar la historia del tirón voy a ir señalando cosas que he ido apuntando mientras leía y que me han parecido grotescas:
- El autor tiene obsesión con Sherlock Holmes, lo cita en varias ocasiones y tratando de dejar claro lo mucho que se parece su protagonista al personaje de Conan Doyle...Puf, qué lejos está el desgraciado Gurney de tener la misma capacidad que el bueno de Sherlock tiene en la uña del dedo meñique del pie izquierdo, ya que, pese a que te vende que es un superclase resolviendo crímenes (llega a decir que es el que más ha pillado malos de la historia de la policía de Nueva York, valiente mamarrachada), no se entera de quién es el malo hasta que le está apuntando con una pistola (cuando el lector que sabe sumar 2 más 2 se ha dado cuenta 150 páginas antes), tiene actitudes de poco experto (como enviarle notitas al asesino para provocarle y dejar la dirección de su casa...Sí, es así de toli) y en general no se entera de la misa la mitad. El autor también hace alguna cita pseudoculta como Hamlet para tirarse el pisto, pero termina retratándose cuando copia del tirón un recurso de El resplandor al hacer que el asesino escriba Redrum en un espejo (Murder al revés, que significa asesinato).
- Durante la investigación de uno de los crímenes, descubren que el asesino se ha alojado en una cabaña perteneciente a una pareja homosexual (dos hombres). Pues bien, el autor (del que más adelante pondré unas fotos para que se vea lo gañán que es) no debe conocer a muchos homosexuales y entonces tira de repertorio de tópicos, con frases que ha debido rescatar de la serie Will y Grace y, sobre todo, el detalle de que han decorado la cabaña como si perteneciera a Dorothy la del Mago de Oz...Sí amigos, el autor es de esos paletos, triste pero cierto.
- La única gracia que se le puede encontrar al libro a priori es lo de que el malo malísimo (que por supuesto ha sufrido un trauma infantil y para superarlo debe matar gente de manera sistemática...Dios qué duro debe ser vivir en EE.UU. con asesinos en serie potenciales cada veinte metros) es lo de que acierte el número y tal. La verdad es que si he seguido leyendo semejante bazofia hasta el final ha sido para saber si se daba una buena explicación. Pues no. Para empezar no se cuenta por qué el malo malísimo tiene obsesión o relación con el número en cuestión (el 658). Además resulta que el autor propone que el tipo ha enviado más de 10.000 cartas escritas a mano (sí, a mano, con dos cojones) en las que siempre escribía lo mismo y sólo aquellos que pensaban justo el número que se les proponía en la carta se acojonaban, enviaban un cheque a donde se les decía y entonces el asesino iba a por ellos. Vamos que pese a que lo enviaba a una lista de antiguos borrachos (el padre del muchacho lo era y dejó a su madre fina fina) por eso del trauma y tal, lo de asesinar era puro azar. Lo que viene siendo una mierda de explicación, la verdad. Sobre todo porque el tío zoquete del autor empieza a soltar lo que él cree que son las probabilidades de acierto del suceso que propone y no da ni una. De hecho ni se plantea que la probabilidad de que las 10.000 personas a las que les envía la carta NO piensen ese número (entre 0 y 999) es mucho mayor que la de que haya sólo una que lo haga. El ¿escritor? ya digo que no es una lumbrera precisamente.
- Como ya he dicho, el malo malísimo es bastante topicazo, asesino en serie, odia a los polis, es un hombre (aquí nadie reclama igualdad por lo que veo), sabes quién es casi desde que aparece. La verdad es que el amigo John Verdon se ha estrujado poco las meninges. Además el protagonista no le va a la zaga, poli retirado, con hijo muerto en accidente, su trabajo siempre le ha absorbido...Vamos, lo de siempre. Eso sí, lo mejor de la historia del prota es la problemática de los números. Digo esto porque se supone que el tipo tiene 47 años, lleva tiempo retirado, pero resulta que hace 15 años se murió el hijo de 5 años que tenía con su segunda esposa, y yo me pregunto, ¿cómo un tío absorbido por el trabajo (recordemos el récord de malos pillados que he comentado antes) puede ser tan máquina de casarse dos veces y tener un hijo en cada matrimonio antes de los 28? ¿Cómo se puede permitir retirarse tan pronto?
«La novela de John Verdon es uno de los mejores thrillers que he leído en años. Lo devoré. Es inteligente, sólido, compulsivo, lleno de giros brillantes, profundidad psicológica y personajes que llenan de vida sus páginas, te entretiene desde la primera escena hasta el tenso final.» John Katzenbach.
Amigo Katzenbach, está claro que lees poco, porque calificar semejante bodrio como lo haces tú, poniéndolo por las nubes, lo único que me dice es que te acabas de iniciar en el maravilloso mundo de la lectura. Yo habría devorado a mi amigo A. por decirme que estaba bien, el libro es bastante tonto, facilón, aburrido en bastantes tramos, con giros previsibles y descripciones floridas de novelucha barata y con un final que has visto en pelis o leído en libros 750 millones de veces. Eso sí, si quieres te recomiendo algún libro que pueda coincidir con tu reseña, la experiencia de leer un libro de verdad es la leche.
«Sé lo que estás pensando es imposible de dejar de leer. En contadas ocasiones, ha llegado a mis manos una primera novela que me haya atrapado de esta manera. Espero volver a encontrarme con este autor y su inteligente protagonista.» Nelson DeMille
Amigo DeMille, tú al menos escribes menos que el toli anterior, eso sí, me da que a ti te han obligado a escribir esto y tratas de no quedar tan mal señalando que se trata de la primera novela del inútil en cuestión. Además dices que esperas encontrarte con más cosas del gañán, pero no lo aseguras...Qué astuto, aunque decir que es imposible de dejar de leer me parece una sobrada de la leche.
Bueno, ahora voy a poner unas fotillos de John Verdon, el que ha perpetrado semejante cúmulo de sandeces y de chorradas, y que además ya ha sacado otra novela (de ésta nueva no quiero saber ni cómo se llama, me da urticaria pensar en otra historia del tipo este). Así podréis admirar su mirada de inteligencia (bovina), su riqueza de poses (dos) o de capacidad gestual (cuando sonríe parece estreñido).
Me hago el interesante...Pero no lo soy |
Sí, tengo los ojos igual de juntos que George W. Bush, señal de que somos igual de listos |
Me han contado el chiste del perro Mistetas |
Acabo de superar mis problemas con la dentadura postiza |
He escrito un libro que me catapultará al Nobel...Pero todavía no sé cuál |
Bueno, pues aquí lo dejo, me he quedado muuuuuuy a gusto, la verdad.