Una sombra de lo que
pudo haber sido
La Operación Bernhard o Krüger, fue uno de los mayores actos de falsificación de
la Historia. Duró
desde 1942 hasta 1945,
amparada por el régimen nazi, y
fue ejecutada por el coronel Bernhard
Krüger de las SS por cuyo nombre se concocía a la operación. La
idea consistía en reunir a una serie de especialistas gráficos judíos seleccionados
de los campos de concentración para falsificar libras esterlinas y dólares
americanos con el objetivo de financiar los costes de la guerra y hundir la
economía de los aliados. Lo curioso de esta historia es que, dentro del
genocida punto de vista de los nazis, estos prisioneros estaban aislados del
resto en una “jaula de oro” en la que eran tratados de manera especial:
abundante comida, camas cómodas, atención médica, etc. A partir de este suceso
histórico y adaptando (con libertad) las memorias de Alfred Burger (uno de los judíos que formó parte de la operación), el
director y guionista austriaco Stefan Ruzowitzky nos
muestra la intrahistoria de la falsificación a través de los ojos del personaje
protagonista, Salomon Sorowitsch, desde la época en la que éste vive a todo tren a base de
estafas en el Berlín prebélico y es detenido por la policía del Reich hasta que,
después de varios traslados en los que sobrevive como puede, llega al campo de
Sachsenhausen donde el policía que lo detuvo le pone al mando del tinglado de
falsificación.
Con el atractivo indudable que guarda a priori
el argumento, la película debería ser una de esas obras maestras sobre el
Holocausto que surgen cada cierto tiempo como “La lista de Schindler” o “El
pianista” y se queda bastante corta. Aún así, resulta algo entretenida por la
veracidad de la narración, a la que contribuye el continuo rodaje con cámara al
hombro y primeros planos. Además, la puesta en escena es más que correcta
(buena recreación de escenarios y vestuario) y la actuación de Karl Markovics como Salomon es de
reseñar, pero el nivel de la película no pasa de entretenida y
gracias.
La culpa del pobre resultado de la película la
tienen el cortísimo metraje, la inadecuada música y, sobre todo, el guión. Las
enormes posibilidades que daba una historia como ésta se ven echadas por tierra
por un guión mediocre que cae en la torpeza de tratar de tocar muchos palos sin
llegar a profundizar en ninguno. De este modo, no se ahonda en las relaciones
entre los personajes y en las contradicciones que vive cada uno de ellos,
haciendo tan sólo un mero esbozo, con lo que el espectador sale con la
sensación amarga de que lo que ha visto no es más que una sombra de lo que pudo
haber sido.
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