En mi casa se compra el diario "El País" desde tiempo inmemorial, así que siempre lo he considerado mi periódico. Mi padre nos inculcó desde pequeños lo importante que era leer el periódico, no sólo para estar informado de lo que pasaba sino para enriquecerse culturalmente con opiniones y reportajes, así que tanto mi hermana como yo leemos al menos un diario (mi padre también compra "El Mundo") desde que teníamos 12 ó 13 años. Más o menos con esa edad comencé a leer lo que escribía Santi Segurola en la sección de deportes de "El País", así que debía ser 1994, año arriba o abajo.
Me aficioné pronto a las crónicas de Segurola, que en aquel entonces era el encargado de seguir al Real Madrid, por una razón fundamental: plasmaba en negro sobre blanco de manera precisa y fluida justo lo que yo había visto durante el partido el día anterior. Era tal (lo sigue siendo) su destreza como cronista que desde aquellos primeros artículos sobre partidos del Madrid, he seguido con avidez cualquier cosa que publicaba, primero en "El País" (donde llegó a ser Jefe de la Sección de Deportes, con mucha diferencia la mejor de España, y luego Jefe de Cultura durante un año) y después en "Marca" (aunque no compro ese ¿diario? porque se aleja mucho de lo que creo que debe ser el periodismo deportivo, algo paradójico teniendo a Segurola en sus filas), además de participar en retransmisiones de la NBA con el fallecido Andrés Montes, y ser tertuliano en la Cadena SER, Onda Cero y Radio Marca. Además, y esto también es bastante relevante para mí, fue Segurola el que siendo Jefe de Deportes de "El País" le encargó al gran Enric González que escribiera aquella sección de "Historias del Calcio"...
Pronto me di cuenta de que Santi Segurola no era un periodista deportivo más, no sólo escribía sobre fútbol, sino que era un apasionado del atletismo, el baloncesto o la natación, demostrando además un profundo conocimiento en todas esas áreas. Evidentemente eso no hizo nada más que convertirme en aún más fan de Segurola, básicamente porque yo también soy muy polideportivo en mis aficiones deportivas y me encantaba todo lo que escribía. Su manera de entender esos deportes y en especial el fútbol (una visión romántica del juego como la que tengo yo) me hacía estar en perfecta sintonía con lo que leía en sus escritos. Supongo que por todo eso, cuando mi hermana me preguntó que quería por mi cumpleaños sólo le dije cinco palabras: "quiero el libro de Segurola". Y no me ha defraudado para nada (sólo un pero, que comentaré más tarde) porque me he encontrado con cosas que había leído y esperaba leer (por ejemplo un fantástico artículo sobre la rivalidad entre Sebastian Coe y Steve Ovett en los Juegos Olímpicos de 1980), otras que no recordaba haber leído pero que mi memoria ha recuperado al leer el libro (como las crónicas sobre atletismo y las de figuras futbolísticas) y otras que directamente no había leído (las más antiguas y las publicadas en otros medios distinto a "El País", como los artículos de la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010 en "Marca"). También encuentras en esta fantástica recopilación una sección destinada al gran amor futbolero de Segurola, el Athletic de Bilbao, del que es fiel y crítico seguidor, y además en bastantes de los artículos hay una breve previa escrita por el propio Santi, lo que le da un valor añadido.
Segurola con el Premio Internacional de periodismo Vázquez Montalbán |
Como decía antes, el libro es sensacional, pero, y esto es responsabilidad de los recopiladores, no del autor, me faltan un par de cosillas. Por un lado, aunque sé que se trata de un libro de temática deportiva, he echado en falta algún artículo, reportaje o comentario de Segurola sobre temas musicales, de los que es un experto (me refiero a pop, rock y demás durante la mitad del siglo XX en adelante). Y por último he echado de menos un artículo que recuerdo con mucho cariño, sobre Juan Sebastián, "La Brujita", Verón, que escribió el bueno de Santi durante el Mundial de fútbol de 2002, con el nombre "No diga Verón, diga nada" y que resumía perfectamente lo que yo mismo pensaba de Verón, que era un jugador hinchado como un globo, sobrevalorado como nadie. Afortunadamente para esto último hay solución...A continuación pongo esa maravilla de artículo:
"El partido de Verón frente a Inglaterra marca el punto 0 de su carrera como jugador, una de las más sobrevaloradas de los últimos tiempos en la escena internacional.
Por razones que se escapan a la realidad de su juego, Verón ha recibido desde juvenil la publicidad que merecen los genios sin acercarse ni por asomo a la condición de gran futbolista. Hay un lugar común con respecto a sus cualidades: lo tiene todo. Con ese latiguillo se pretende explicar el tipo de jugador universal que no es. Quienes le elogian hasta la exageración dicen que tiene pase largo y corto, pureza en la pegada, enorme despliegue, capacidad única de asociación en el campo, majestuosa precisión en los tiros libres, liderazgo…
Debe de tener a su servicio al mejor relaciones públicas del mundo porque esta historia le ha funcionado como a nadie en el fútbol. Salió del Boca Juniors y llegó al Sampdoria, después al Parma, más tarde al Lazio y finalmente al Manchester United. En ningún equipo ha durado más de dos años -y cuesta creer que en Inglaterra lo haga-, lo que debería mover a la sospecha. Pero sus defensores devuelven la pelota diciendo que no hay equipo en el planeta a la altura de su talento. Así que en breve jugará en Marte.
Es posible que, dividido por partes, Verón disponga de las muchas cualidades que se le atribuyen. No tiene, por ejemplo, ninguna habilidad para el desborde. Eso implica que su juego dependa casi exclusivamente del pase.
¿Pero qué tipo de pasador es? Uno que vacila entre lo banal y lo glorioso. O se queda en la intrascendencia o pretende dibujar un pase de gol en cada pase. En su primera versión es un futbolista superficial, pero no dañino para su equipo. En la segunda se pone pesadísimo, con la particularidad de desconectar a sus compañeros del juego. Es el Verón que busca el superpase donde no existe, como ocurrió frente a Inglaterra. Y, además, fracasó en los pases de alivio. Los entregó todos a los rivales.
Otro asunto es su famoso despliegue. Tuttocampista le llaman en Italia. Vagacampista, le definió Valdano. Lo normal es verlo disperso por el campo, sin la cualidad añadida del gol, que es el flotador que salva a muchos centrocampistas anárquicos. No es su caso, evidentemente. Y, como tiene que estar a la altura de su fama, este tuttocampista interfiere en la vida del resto de los medios. Es tan corriente verle acercarse al jugador que tiene la pelota y hasta encimarle con tal de recibir el balón que en su diccionario no figura la palabra desmarque. O sí. Suele hacerlo cuando el adversario dispone del balón. Entonces Verón se aleja de la jugada en vez de acudir al corte.
El problema es poner a un equipo en manos de este tipo de futbolista. Tienen que cruzar sus órbitas Júpiter y Saturno para que Verón traslade a un partido todas las cualidades que se le pregonan. Mientras ese milagro ocurre, su contribución es inversamente proporcional a su masiva fama. O sea, ninguna."
A mi también me encanta Segurola, pero el mismo se arrepintió después del artículo de Verón. Dijo que fue excesivo, aunque insiste en que nunca fue un gran jugador, ni uno de primera línea.
ResponderEliminarEn primer lugar, gracias por pasar por aquí...Yo recuerdo ver partidos de Verón y siempre tener la misma sensación que tenía Nanni Moretti en "Aprile" mientras su personaje veía en la televisión a Massimo D'Alema (líder de la izquierda italiana en tiempos de Berlusconi) y le decía que dijera algo de izquierdas. Yo a Verón le pedía que hiciera algo con el balón...Y hacía poco o nada. Probablemente Segurola fuera duro con él, pero al leerlo vi en un artículo justo lo que sentía al ver a Verón jugar. Supongo que por eso recordaré aquellas líneas toda la vida.
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