"El otro día en el trabajo escuché una historia curiosisíma. En un descanso mañanero, en uno de esos increíblemente ridículos (de pequeños) cubículos sin ventanas con los que las grandes multinacionales tratan de contentar a sus trabajadores para que sea allí donde se tomen un café o refresco, o incluso coman, nos encontrábamos unos compañeros y yo charlando y fue donde una anécdota que parece increíble.
En estas situaciones de tomar algo (bebida, comida o ambas) en el trabajo es normal que te juntes por grupitos de 4 ó 5 personas para realizar el descanso y, como no hay horarios preestablecidos, es bastante habitual que se produzca un lleno en el cubículo cuando te diriges con tus compis. Así que lo que sucede a menudo es que se producen varias conversaciones simultáneas entre todos los individuos que se encuentran en ese espacio tan reducido y a veces incluso habla una sola persona y el resto escucha.
Eso fue justo lo que pasó aquel día, estábamos dos grupos de personas diferentes, hablando cada uno a lo suyo cuando de pronto hubo un instante de final de charla a la vez y una de las personas del otro grupo (un tipo joven, bajito y sorprendentemente calvo para la edad que aparenta) le preguntó a una de su grupo sobre la frecuencia con la que hablaba con su familia (yo no lo sabía antes pero ya en ese momento me percaté de que ambos eran sudamericanos), que él tenía un plan especial con nosequé empresa que le salía a cuenta pero que le interesaba saber si los había mejores.
La respuesta de la tía (una chica morena de ventitantos o quizá treinta, muy maquillada y resuelta) fue lo que me dejó extrañado (bueno, a mí y al resto, que nos centramos poco a poco en lo que decía). Dijo que todos o casi todos los días hablaba con su hermana, básicamente si le apetecía o no, pero que con el resto de su familia que vivía allá que también seguía un plan como el del calvo. El tipo evidentemente sintió curiosidad por ese reparto tan extraño y también por lo caro que le debía salir eso de llamar tanto a su hermana y volvió a preguntarle a la chica. Ella primero se carcajeó y luego le dijo: "Es que mi hermana trabaja para Vomistar".
Resulta que la hermana de esta chica, vive en su país y trabaja para esa "insigne" compañía de comunicaciones y lo único que hace la chica para hablar con ella es llamar al 1004 y, mediante una serie de peticiones que la desvían hacia el departamento de "desatención" al cliente en el que su hermana desempeña su trabajo, se tira el tiempo que quiere hablando con ella, con lo que matan dos pájaros de un tiro, la hermana no tiene que currar atendiendo a ningún cliente (tampoco es que se esmeren mucho, para qué nos vamos a engañar) y encima habla con su hermana de gratis, ahorrándose las llamadas trasatlánticas.
Flipa la cara que tiene alguna gente..."
No hay comentarios:
Publicar un comentario