Recuerdo perfectamente la primera vez que oí hablar de Lance Armstrong. Fue cuando acababa de proclamarse campeón del mundo de ciclismo en fondo en carretera (así se llamaba entonces la prueba en ruta actual). Eran los primeros años de la década de los noventa (1993, creo recordar) y el estadounidense, bajo una lluvia torrencial en Oslo, se impuso entre otros al hombre que manejaba el cotarro en aquella época, el mítico Miguel Induráin que acabó segundo. Aquel triunfo, unido a otros tantos en carreras de un día en aquella temporada hizo que el tejano, antigua estrella de triatlón, empezara a hacerse un nombre en el pelotón internacional. La evolución de Armstrong (aunque ese es el apellido de su padre adoptivo, no el biológico) parecía poco a poco destinada a crecer para pasar de ganar etapas sueltas a luchar por estar entre los 10 primeros una vuelta grande (Tour, Giro o Vuelta), mientras a la vez iba conquistando pruebas cortas, de un día o vueltas de menor duración que una semana.
A mí me ha gustado el ciclismo desde que era pequeño. Para mí las tardes del mes de julio eran sinónimo de estar tumbado a la bartola mientras veía a esos muchachos escuchimizados sufrir hasta coronar los picos más famosos. Por encima de todos estaba Perico Delgado, probablemente la razón por la cual me gustara tanto el ciclismo y me hiciera tan aficionado. Su manera de correr conectaba con el público, quizá porque te sentías reflejado en aquel hérore mundano capaz de lo mejor (esos míticos hachazos cuando fingía descolgarse) y de lo peor (cuando por empanamiento llegó tarde a un prólogo del Tour que le costó la victoria). Fui muy muy aficionado al ciclismo desde aquellos finales de los ochenta hasta que Lance Armstrong ganó el Tour.
Porque sí amigos, aquel muchacho que fue campeón del mundo en 1993 terminó ganando el Tour, aunque su evolución como ciclista no presagiaba semejante victoria. ¿Y qué pasó? Pues que tuvo cáncer...Suena duro pero es así, aunque parezca sorprendente Armstrong estuvo cerca de morir y pasó de ser un corredor del montón a ser el mejor del mundo. Extraño, ¿verdad? Pues resulta que al pobre Lance le diagnosticaron un cáncer y salvó la vida con suerte y, supongo, con mucho esfuerzo. A partir de ahí poco a poco volvió a correr y se presentó al Tour de 1999 para barrer con todo, lo mismo que hizo las seis ediciones siguientes a esa. Ganó con hambre, dejando sólo las migajas para los competidores, momentos sueltos en los que por lo que fuera la voracidad de aquel marciano no le instaba a seguir devorando. Toda la prensa destacó aquello como un ejemplo de superación, como la vida de un personaje de telefilme yanqui de los que echan los fines de semana después de comer. Las posibles sospechas de dopaje se silenciaban o se ridiculizaban. Sin embargo yo nunca le creí.
Lance Armstrong me pareció un tramposo ya en el primer Tour que ¿ganó? básicamente porque no me creía su historia. Era un ejemplo de superación en la vida, quizá (muchos superan un cáncer, eso no le hace único) pero jamás en el deporte. Para mí fue cristalino desde el principio que manejaba algo que el resto no tenía, una "gasolina" especial. Armstrong iba hasta las cejas de EPO, esteroides o lo que fuera, pero no soy tan tonto como para creerme que alguien que ha de sufrir evidentes secuelas físicas tras lo que le pasó a él de repente se convierta en un superhombre, eso es mentira y punto. Además no creo que sea el único que lo piensa. De hecho estoy convencido de que si no lo han pillado todavía es porque tenía algún contacto de altas esferas que pensó que usar la imagen de Armstrong dignificaba el ciclismo...Doblemente lamentable, primero por tramposos y segundo porque encima no es un buen tipo (ególatra, egoista, fullero, mentiroso...).
En las últimas semanas han vuelto a salir noticias sobre investigaciones de dopaje de Armstrong. Es triste de puro obvio que nadie lo señalara desde el principio, que nadie se le ocurriera investigarlo a fondo, pero espero que aunque sea tarde lo empapelen y quede claro que era (es) una mentira andante y se le meta en la cárcel por estafador y sinvergüenza. A mí nunca me tomó el pelo, pero destruyó (él y otros tramposos, aunque a estos los pillaran) el cariño y la afición que tenía por el ciclismo, al que desde entonces contemplo con distancia. Por eso espero, amigo Lance, que de una vez por todas te caigas con todo el equipo y todo el mundo tenga claro que lo del ejemplo de superación no fue más que una gran mentira.
Buen resumen de la sospechosa trayectoria de Armstrong. Espero que algún día todo salga a la luz, pero cada día que pasa es una losa más sobre ese ideal.
ResponderEliminarMuchas gracias. A mí lo que más pena me da es que desde que apareció Armstrong para mí la mística del Tour fue desapareciendo poco a poco y cuando dejas una afición de lado cuesta recuperarla. La multitud de batallas épicas entre un puñado de grandes corredores y la majestuosidad de los grandes campeones (como Induráin) que había presenciado hasta entonces se diluyeron como un azucarillo en aquellas siete ediciones seguidas. Pasé de ver todas las etapas a enterarme de lo sucedido por el periódico. Lo peor no era que estuviera dopado (algo que para mí es evidente) sino la imagen que vendieron de bueno de la película, cosa absurda si lo analizas fríamente (dejando el tema del cáncer aparte) porque el tipo era (y es) un déspota de cuidado, entre otras cosas.
EliminarPues ya lo ves, hace dos meses que escribiste esto, con más razón que un santo.
EliminarCasi dos meses desde que dije que esperaba que algún día todo saliera a la luz, y cuando por fin ha salido todo, lo que he sentido no ha sido alegría, ni justicia, si no desazón.
Imagino por lo que decías en Jot Down que tú en cambio recibes el castigo como algo positivo para el ciclismo. En parte es cierto y lo entiendo: el culpable debe ser castigado. Muy salomónico. Pero es que me da la sensación de que un castigo como éste, tan a destiempo, es más putada para el deporte que para el ciclista. Qué coño, es que ya no es ni siquiera ciclista; dudo mucho que esto, ahora, tenga algún sentido.
Ya te digo, fue una sensación bastante agridulce: por una parte llevaba años deseando que esto saliera a la luz, pero por otra parte no podía dejar de notar cómo el ciclismo recibía otra puñalada —y ésta, de las más graves en la historia del deporte.
Un saludo.
La verdad es que recibí la noticia con alegría, básicamente porque siempre lo consideré culpable y debe ser castigado por ello. Por otro lado, toda la carrera de Armstrong desde que volvió tras el cáncer fue una falacia de la que muchos salieron beneficiados, Lance el que más (títulos, dinero, estrella mediática, mujeres guapas y fans pegándose por estar con él), pero también el Tour (la repercursión de la "historia de superación" hizo que su popularidad, ya alta, se multiplicara mucho más al ser el Tour prácticamente lo único que corría Armstrong), la UCI al disponer de semejante publicidad para su deporte, etc.
EliminarSupongo que el que hubiera tanto beneficiado ha sido clave para que no se descubriera el pastel, pero también ha sido lo que ha hecho que el ciclismo se jodiera durante más de una década. Es ahora cuando parece que las cosas se recuperan y vuelven a ser como eran antes (habrá quien se dope, seguro, pero no enormes mentiras) coincidiendo con la mejor vuelta por etapas que recuerdo (la Vuelta a España de este año, que está siendo legendaria).
No creo que el ciclismo deba sufrir una puñalada por el caso de Armstrong, sino justo lo contrario, pillar al tramposo y que lo castiguen ayuda ahora y lo hará siempre, aunque sea como amenaza. Lo triste es la cantidad de gente dentro del ciclismo (corredores, directores, aficionados...) que se creyó las mentiras de Lance y ni siquiera ahora ve la verdad. Ese es el verdadero daño de esta historia, que haya gente que todavía crea que los milagros como el de Armstrong existen. Mira, supongo que a éste no le pasará porque seguro que el método de dopaje que llevaba estaría cuidadísimo, pero recuerdo a Florence Griffith, cuyos récords de otra galaxia siguen vigentes y que lleva criando malvas desde 1998 (no tenía ni cuarenta años cuando murió) por motivos "rarunos", esa debería ser la cara del dopaje, la que le mostraran a los deportistas tramposos.
SIENTO DECIR CON PESAR QUE YO TAMBIÉN SIGO YA EL CICLISMO DE LEJOS PUESTO QUE ES UN SINSENTIDO HACER COSAS TAN SOBREHUMANAS COMO ADJUDICARSE 7 TOURS DE "LARGO" HACE TIEMPO QUE PERDÍ LA PASIÓN POR UN DEPORTE MARAVILLOSO, HASTA QUE UNA LISTA INTERMINABLE DE TRAMPOSOS/DELINCUENTES LO DINAMITARON .ASCO Y VERGÜENZA AJENA.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, es una lástima, la verdad.
EliminarInduráin se retiró justo cuando se incorporaron los controles sanguíneos; Contador ganó dos tours corriendo en equipos dirigidos por Bruyneel (el otro supercapo de la trama); Riis reconoció que iba hasta las cejas; Zulle, Basso, Pantani, Ullrich... No había ni uno limpio, ni Armstong, ni los otros 19 primeros. No se pueden sacar conclusiones parciales del informe; si Armstrong y Bruyneel establecían el dopaje como condición indispensable para formar parte del equipo (es lo que dice la USADA), entonces tenemos que aceptar que los corredores de US Postal, Discovery Channel, Astaná y RadioShack se dopaban, sean quienes sean y vengan de donde vengan. Para curar la enfermedad, hay que extirpar mucho más, otra cosa es que la UCI no esté dispuesta porque sabe que si se tira del hilo...
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo contigo, todos los que comentas han tenido algo que ocultar o bien han estado implicados en asuntos turbios (incluyo a Induráin, cuya relación con Sabino Padilla era sospechosa). Que el más chorizo, mentiroso y tramposo de todos ellos haya caído no significa que haya que quedarse ahí, es necesario seguir tirando del hilo caiga quien caiga.
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