La segunda jornada del Mundial trajo alguna sorpresa y varias confirmaciones. Se vio que Brasil, Francia y Portugal han venido con todo a por el Mundial. Ninguna de ellas fue brillante, más por el rival que tuvieron enfrente que por desmerecimiento propio, pero sacaron los partidos adelante por la calidad de sus plantillas, y al alcanzar la segunda victoria todas están ya matemáticamente en octavos de final. Un peldaño por debajo están Holanda, Inglaterra y España, que lideran sus grupos con 4 puntos y que tienen últimos partidos a priori sencillos, y justo después Croacia, Marruecos, Ecuador y Polonia, con los mismos puntos pero partidos más complejos. Las decepciones hasta ahora son Alemania y Argentina, tras el bochorno del primer día, y Bélgica, que tras rozar el pinchazo con Canadá, se la pegó con Marruecos y tiene que ganar a Croacia para pasar.
En lo que respecta a España, el partido contra Alemania puede considerarse el primero del Mundial para nuestra selección. Por importancia, por entidad del rival y por cómo se desarrolló el encuentro, claramente el España-Alemania fue un partido de verdad. Con un único cambio respecto al once del primer partido (Carvajal por Azpilicueta), Luis Enrique claramente repetía el mismo planteamiento de tres puntas móviles que se movieran por todo el frente de ataque. Esta vez la presión del rival no era a cuatro metros, y eso se notó en la movilidad de los tres atacantes, sobre todo Asensio y Ferrán, menos presentes. Con todo, en una primera parte relativamente igualada, España dominó más la posesión y casi llega al gol en un formidable chut de Dani Olmo que Neuer repelió al palo. Los alemanes tenían a Gundogan siguiendo a Busquets por todo el campo y sólo en algún error de pérdidas en el medio del campo pudieron acercarse con peligro.
La segunda parte se comenzó a desarrollar como la primera, con más posesión del balón de España y Alemania al acecho. Los cambios le dieron un aire diferente a la selección, con un Morata que salió tan enchufado que marcó un gol de nueve puro. Tiene algo Morata difícil de entender, la verdad. Por cualidades (es alto, fuerte, rápido, maneja bien ambas piernas y tiene un regate) debería ser un delantero centro de talla mundial, pero le pasa como le sucedía a Fernando Torres (otro con características técnicas y físicas similares), cuanto menos piensa mejor actúa en el campo. Al primer toque, como le pasó con Alemania, parece un goleador excelso, ahora bien, como tenga que controlar y pensar qué hacer, se aturulla sin remedio.
Con el gol, Luis Enrique no sólo no se arredró, sino que sacó a Nico Williams para aprovechar los huecos que se presuponían en la defensa teutona. Sin embargo, lo que no pudo prever fue que los nuestros no fueran capaces de superar con toque y posesión el empuje físico de los alemanes. A base de eso, y de un Leroy Sané que será clave en el devenir de Alemania el Mundial, los germanos se fueron imponiendo poco a poco en los duelos con los españoles, hasta que en una de esas acometidas, el delantero tanque del Werder Bremen, Niclas Füllkrug, aprovechó un balón franco en el área para fusilar a Unai Simón a falta de poco más de diez minutos para el 90. A partir de ahí el partido fue un poco correcalles, y la balanza estuvo más cerca de caer del lado de Alemania que del español, pero el empate final fue justo.
Las conclusiones del partido deberían ser que es necesario aprovechar todos los cambios (el quinto que no realizó el técnico asturiano se notó), que los planteamientos de partido (llevar el peso del encuentro, seguir atacando pese a tener ventaja, defender con balón...) son los correctos y que hay que estar más concentrados y atentos con selecciones con oficio y/o físico porque pueden destruir tu ventaja en cosa de minutos sólo con empuje. Si queremos llegar lejos, nos encontraremos selecciones con mejor físico que nuestros "llaveritos" y es necesario estar preparados para contrarrestar esa diferencia física con algo que nuestros jugadores tienen de sobra: fútbol.