Llegó el fin de fiesta de la Eurocopa y lo hizo con los dos mejores equipos del torneo, ambos invictos (5-1-0 para Italia y 4-2-0 para Inglaterra) pero con una trayectoria dispar en cuanto a los rivales enfrentados (Inglaterra sólo ha jugado contra una selección de primer nivel en horas bajas como Alemania, mientras que Italia venía de eliminar a Bélgica y a España). La final se disputaba en Wembley, como las semifinales y todos los partidos de Inglaterra quitando el de Cuartos de final, y todo parecía predestinado para que la tonadilla de la canción de la Eurocopa de 1996 (It's coming home) se volviera realidad. Pero no, en realidad, It's coming... Rome (valga el juego de palabras).
El partido empezó con gol inglés, algo que volvió loco a los 60.000 espectadores (muchos ya venían algo tocados de la previa, no hay nada más que ver algunos vídeos) y dejó estupefactos a los jugadores italianos. No sé cuál sería el plan de Italia a la hora de afrontar el partido, pero estaba claro que a partir del gol de Luke Shaw sólo había un camino:buscar sin miedo el área rival. Sin embargo, por la inercia del gol y, probablemente, por el plan táctico de Southgate, los ingleses dominaron unos minutos más y acumularon tres o cuatro llegadas de cierto peligro, todas ellas con un mismo patrón: Kane haciendo de falso nueve como Olmo en Semifinales, recibiendo cerca del campo y abriendo a la banda (preferiblemente la cubierta por Emerson) y buscando el hueco abierto por la salida de los centrales a cubrir a Kane. Obviamente no era un plan tan dominador como el de España, ya que Inglaterra salió con tres centrales y dos carrileros, pero se veía cierta idea de cómo buscar la debilidad de la defensa italiana. Pero esto duró hasta el minuto 25 o 30. Ahí se acabó Inglaterra.
Mientras los ingleses iban poco a poco yéndose hacia el fondo de su cueva, los italianos dominaban cada vez más el partido a través de la posesión del balón, comandados por Jorginho (probablemente el jugador de la Eurocopa) y Verratti, y la profundidad de sus atacantes, principalmente Chiesa, un auténtico estilete ofensivo. La sensación al descanso era que Inglaterra ganaba pero que se acercaba el empate. Al inicio de la segunda parte esa sensación se fue convirtiendo poco a poco en certeza, primero con un tiro de Chiesa que sacó Pickford con una buena mano, y después con el embarullado gol de Bonucci. El partido empezaba de nuevo.
A partir del empate, Italia bajó sus revoluciones y, aunque siguió mandando, dejó pasar los minutos que quedaban hasta llegar a la prórroga. Que de los quince partidos de eliminatorias ocho de ellos hayan tenido prórroga (y cuatro, penaltis) te habla de la igualdad de esta Eurocopa, quizás por eso la final no podía ser menos. En el tiempo suplementario las cosas se igualaron un poco más, los acercamientos fueron menos peligrosos, y los cambios hicieron que Italia perdiera algo de peligro (sobre todo con la salida de Chiesa lesionado y la posterior de Insigne), mientras que Inglaterra sólo había sacado a Saka por Trippier como cambio más ofensivo (tras el gol italiano), haciendo dos sustituciones más de refresco sin cambiar la posición. Eso sí, de los cambios de los que se habla ahora es de los que hizo Southgate en el minuto 119 para que tiraran los penaltis. Rashford y Sancho salieron exclusivamente para los lanzamientos, y ambos los fallaron. Entiendo que el seleccionador inglés pensó que ellos serían más efectivos que Henderson y Kyle Walker, pero es que la garantía en los penaltis no existe.
Lo que sí parece existir es la ventaja en el lanzamiento de penaltis si comienzas tirando en la tanda. En esta Eurocopa ganaron la tanda todos los equipos que comenzaron tirando (Suiza a Francia, España a Suiza, Italia a España, Italia a Inglaterra). No sé si será un tema psicológico, pero está claro que no es algo que funcione al 50%. El que comienza tirando gana más veces de las que pierde. Y Chiellini volvió a ganar el saque, como contra España. Marcó Berardi, empató Kane. Falló Belotti (que respiró como Djukic, señal inequívoca de fracaso) con parada de Pickford y marcó Maguire (que demostró tener algo más que una enorme cabeza). Marcó Bonucci el empate, entonces Rashford hizo todo un teatrillo para engañar a Donnarumma... Y la tiró al palo. Marcó Bernardeschi y comenzó el show de Donnarumma atajando el tiro de Sancho. Si marcaba Jorginho, como contra España, Italia era campeona. Y atajó muy bien Pickford. Todo quedaba en los pies de Saka, el chaval de 19 años del Arsenal. Si marcaba seguía la tanda y si no... Tiró con poca confianza, igual de mal que su compañero Sancho en el anterior, y Donnarumma paró el tiro de forma similar. Italia campeona de la Eurocopa. Resultado merecido, pues propuso más ante una cicatera Inglaterra, y demostró sobreponerse con carácter ante un gol en contra muy pronto.
Termina la mejor competición de selecciones que recuerdo, con grandes equipos, muy buenos jugadores, mucho nivel futbolístico y muchísima igualdad. Con esto del Covid no tendremos que esperar mucho a la siguiente, en Qatar, ya que será entre noviembre y diciembre de 2022. Ojalá tengamos un campeonato tan apasionante como éste.
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