Costó, pero España se clasificó tras arrasar a Eslovaquia en el tercer partido por un escandaloso 0-5. Tras dos empates paupérrimos contra Suecia y Polonia, en los que se vieron más las carencias del combinado español que sus virtudes, llegó la primera victoria y lo hizo con goleada. Dos partidos y dos penaltis fallados después, la selección española rompió a marcar... Eso sí, gracias al portero de Eslovaquia y a una defensa de chiste.
Luis Enrique hizo varios cambios, Azpilicueta en el lateral derecho (Llorente fuera y ni jugó), Eric García como central derecho (Pau Torres fuera, entró en la segunda parte), Busquets de mediocentro (Rodri fuera) y Sarabia en la banda (por Dani Olmo), y se notó principalmente en los dos últimos casos. El partido de Busquets fue sensacional, apareciendo en todas partes y dirigiendo al equipo con seriedad, y Sarabia fue protagonista directo en tres de los goles. El juego de la selección fue tan bueno como la primera parte contra Suecia, pero con muchas más ocasiones y acierto. La zozobra que se tuvo contra Polonia (una selección de un crack y ya) no apareció ayer ni siquiera tras el enésimo fallo de Morata (esta vez en un penalti al comenzar el encuentro). Se notó la jerarquía de Busquets, como se reclamaba, y España no pareció desquiciada en ningún momento, lo que deja claro que es esa la línea a seguir. El seleccionador, por fin, dio con la tecla.
Ojo, no lancemos las campanas al vuelo, el rival fue especialmente desastroso, con dos goles en propia meta (el del portero es un error especialmente grosero, tanto estéticamente como por suponer el 0-1) y todos los goles en el área pequeña. No creo que las selecciones que quedan en el torneo permitan tantas ocasiones como las que tuvo ayer la selección, pero en cuanto a moral y a confianza, la victoria de ayer sí puede suponer un punto de inflexión. Ahora ya vemos lo que queda por delante, y es mucho mejor ir plenos de moral que habernos clasificado de mala manera.
En Octavos de final nos espera Croacia, que ha jugado dos partidos regulares tirando a malos contra Inglaterra y República Checa, y uno decente contra la débil Escocia. No están tan finos como en el Mundial 2018, por las bajas (Rakitic y Mandzukic, por ejemplo) y porque tienen tres años más, aunque en aquella competición fueron pasando rondas a base de prórrogas y penaltis hasta caer en la final, así que se les presupone un carácter competitivo que no deberíamos desdeñar. No tienen un goleador de nivel (casi que nosotros somos mejores en ese aspecto, aunque parezca extraño), la defensa es experimentada pero no de gran calidad, y su poderío viene del medio del campo, donde Brozovic, Kovacic y, sobre todo, Modric dirigen el cotarro. Se prevé un partido igualado, pero nunca se sabe con España, que cuando rompe a marcar parece un tsunami de fútbol. Veremos, la perspectiva de la selección ha cambiado para bien.
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