(...)
- El otro día me quedé pensando en lo que me gustaría que pusiera en mi tumba cuando me muera.
- ¿Quééééééééé?
- Sí tío, en las palabras que quiero que pongan en la losa cuando me vaya al otro barrio.
- Pero... ¿Por qué coño estabas pensando en eso?
- No sé, estaba en clase, me aburría, y me dio por pensar en eso.
- Me gustaría entender qué tipo de procesamiento mental te hizo llegar a eso, la verdad.
- Pues estaba en clase en la universidad, pensé en que me moría del aburrimiento, y empecé a darle vueltas a la literalidad de morirse, y en que sería divertido que pusiera en la lápida: "Fulano, murió de aburrimiento en clase de tratamiento digital de señales el 17 de marzo de 2020". Y luego pues me dio por pensar en qué me gustaría que pusiera en la mía cuando la espiche.
- ¿Y a qué conclusión llegaste?
- Pues si te soy sincero... A ninguna. Pensé en cosas típicas como eso de "amado esposo, excelente padre, hijo ejemplar...", y me di cuenta de que no tengo novia, con lo que las dos primeras no se pueden dar todavía, y que no veo a mis viejos diciendo que sea un hijo ejemplar, precisamente.
- Ahí tienes razón, porque después de lo de Gandía de hace tres años...
- Calla calla, que todavía me lo recuerdan cada vez que hay ola de calor y sale el típico reportero en la playa con gente bañándose en febrero.
- Normal.
- Ya...
- ¿Y qué más pensaste?
- Pues que sería de puta madre tener algo singular que poner. Tipo frase ingeniosa o hecho relevante del que seas protagonista.
- ¿Algo como "Antonio Pérez, blablabla, disculpe que no me levante".
- Jajajajaja. Justo algo así. O algo como "Isabel Díaz, revolucionaria inventora que trajo felicidad a los hogares del mundo con la creación del Satisfyer".
- Estaría guapo, la verdad. Pero no veo que ni tú ni yo estemos en condiciones de inventar nada relevante, y las frases ingeniosas tampoco son nuestro fuerte.
- ¿Te imaginas? "Pedro, ingenioso economista que desarrolló el sistema para ahorrar estando de vacaciones".
- Tú eres un cabrón.
- Venga coño, no te enfades, que era broma.
- Sí, broma mis cojones.
- Reconoce que un poco rata sí eres, y que aquello del verano con la tienda de campaña fue un prodigio logístico y económico.
- Es que no hacía falta gastar más de lo que gastamos.
- Coño, mamón, es que ni os duchabais.
- Íbamos a la aventura.
- Sí, pero claramente no era una aventura limpia, jajajajajaja.
- Tu puta madre sí que es limpia.
- Menos cuando se lo hace contigo, que dice que te gusta si tiene olor a sobaco.
- Serás gilipollas.
- Yo también te quiero, Pedrito.
- Subnormal, ¿y qué pondría en tu lápida? ¿"Rafa, prodigioso ingeniero que dedicó su vida al estudio"? Porque no veo que estés ni cerca de trabajar después de mil años estudiando. Ahí sí que vas a aprender lo que es la vida de verdad.
- ¿Tú crees que trabajar va a ser más duro que la puta carrera que estoy haciendo?
- Hombre...
- No tienes ni puta idea de lo que dices.
- Ya veremos.
- Mira, esa sí sería una buena frase para poner en la lápida.
- ¿Cómo?
- Juan García, muerto en Madrid, blablabla, últimas palabras: "Ya veremos".
- Pues quedaría bien.
(...)
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