Hace unos meses, en el último lavado de cara del Gobierno de Mariano Rajoy, el PP trató de rejuvenecer a la gente que da la cara por el partido (y, por ende, por el Gobierno) haciendo una serie de cambios en puestos clave. Concretamente se trató de Pablo Casado, Andrea Levy y Javier Maroto como vicesecretarios generales de comunicación, estudios y programas, y organización, respectivamente. Todos ellos protagonistas de un cambio generacional dentro de la estructura del partido conservador, siendo el mayor Maroto (nacido en 1972) y la más joven Levy (1984). Sin embargo, cuando saltó la noticia en junio pasado, mi mirada se fijó en Pablo Casado, quizá porque al ser de mi quinta (1981) me resultaba curioso saber cómo había llegado hasta allí (y porque ver un político de tu edad con un cargo de responsabilidad choca la primera vez que pasa).
Raudo y veloz, tirando (cómo no) de Google para hacerlo, busqué la vida y milagros profesionales del bueno de Pablo para ver cuáles eran esos méritos que había logrado para desempeñar tan importante cargo. Lo primero que vi fue su página de LinkedIn, y con eso me bastó. Su formación académica es impecable, con licenciaturas, másteres y cursos de gran calado internacional...Pero, fuera de una beca de un mes en Suiza con el Banco Santander (banco y Suiza, mezcla explosiva), este buen hombre no ha trabajado NUNCA fuera de puestos en su partido o de gobierno de su partido. Esto me dejó estupefacto.
¿Renovación democrática es nombrar a este tipo? ¿Se atreverá a hablar este hombre de cosas relacionadas con los sueldos, las condiciones de trabajo de determinados grupos o la reforma laboral? Como creo que esto no es algo que suceda sólo en el PP, ¿cómo puede ser que los ciudadanos permitamos que ocurra? Desde mi perspectiva, la representación parlamentaria debería ser algo que no estuviera profesionalizado como está en algunos casos (el de éste es flagrante), de tal manera que alguien como este hombre en vez de desarrollar toda su carrera profesional sin haber trabajado en algo que no fuera mamar del partido, se viera obligado por ley a desempeñar una tarea productiva. Creo que la existencia de estos personajes, que viven fuera de la realidad al no desarrollarse dentro de ella, es completamente nociva, principalmente porque dejan de ver a los que no son políticos como si no fueran iguales y hablan de su situación como si la conocieran de primera mano y no es así. Hay bastantes cosas en las que no estoy de acuerdo con Pablo Iglesias (por eso no voto por Podemos), pero en lo que respecta a la definición de la "Casta" no puedo coincidir más. El caso de Pablo Casado es justo eso, cara nueva pero casta vieja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario