Hace tres años, cuando el PP lo puso en primera línea mediática, escribí un post sobre Pablo Casado. Repasándolo ahora, me parece que me quedé corto y que fui hasta ingenuo, aunque entonces no se sabía lo que se sabe ahora de él. En aquel post subrayaba lo indignante que me parecía que un tipo como Casado, que no había trabajado NUNCA en otra cosa que no estuviera relacionada con el partido político al que pertenecía (y lidera hoy día), fuera uno de los ejemplos de renovación del PP. Pero, ojo, no ponía en duda otras cosas:
"Raudo y veloz, tirando (cómo no) de Google para hacerlo, busqué la vida y
milagros profesionales del bueno de Pablo para ver cuáles eran esos
méritos que había logrado para desempeñar tan importante cargo. Lo
primero que vi fue su página de LinkedIn,
y con eso me bastó. Su formación académica es impecable, con
licenciaturas, másteres y cursos de gran calado internacional...Pero,
fuera de una beca de un mes en Suiza con el Banco Santander (banco y
Suiza, mezcla explosiva), este buen hombre no ha trabajado NUNCA fuera
de puestos en su partido o de gobierno de su partido. Esto me dejó
estupefacto."
Curioso, porque en su momento a nadie le pareció importante lo que resalté de su inexistente experiencia laboral y ahora mucho menos. Porque su impecable formación académica es de todo menos impecable, con aprobados milagrosos (12 asignaturas anuales en cuatro meses, cuando la otra mitad de la carrera le llevó 7 años), con convalidaciones de asignaturas dudosas (en el mejor de los casos), con títulos fraudulentos (está cerca de demostrarse) y con cursos internacionales que ni eran cursos (a una jornada no se le puede considerar un curso) ni eran internacionales (si los haces en Aravaca no sales ni de Madrid).
Por si no fuera poco estar salpicado (o involucrado) en casos de absoluta corrupción como los relatados, el nuevo líder del PP ha decidido que en vez de ser un dirigente del siglo XXI (aunque sea de una formación conservadora) lo mejor para él, para su partido y para el país es un retroceso en el tiempo. Por eso habla de la Ley del aborto de 1985, por eso habla de los millones (sic) de africanos que quieren entrar en España, por eso habla de bajar impuestos, por eso habla del 155, por eso habla de derogar la Ley de la Memoria Histórica, por eso habla de pasado y no de presente o de futuro. Porque Casado, aunque tenga cara de niño bueno, no es representante de la juventud, sino del rancio nacionalcatolicismo de la dictadura, porque es heredero del pasado y no un adalid del futuro.
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