Nunca he tenido en gran estima a los presidentes de los equipos de
fútbol, aunque fueran los del mío, quizá porque siempre he tenido la
sensación de que se trataba en la mayoría de los casos de arribistas,
aprovechados y sinvergüenzas, por mucho traje y mucha corbata que
llevaran puesta (a la cabeza me vienen Caneda, Lopera y, claro está,
Jesús Gil). El caso de Florentino Pérez siempre supuso para mí una prueba de fuego ante ese prejuicio, porque su perfil de benedictino dispuesto a recuperar los valores místicos del madridismo, a base de buenos modos y fichajes de relumbrón (lo que trajo, empezando por Figo, fue sensacional) era capaz de seducir a cualquiera. Sin embargo, la manera en la que gestionó determinadas cosas en su primera etapa (vender a Redondo, fichar a Beckham y, sobre todo, desembarazarse de Vicente Del Bosque) me convenció de que se trataba de un empresario sin escrúpulos capaz de generar dinero a montones (prefiero no saber cómo, seguro que de alguna manera turbia), pero que carecía del talento para dirigir deportivamente un club de fútbol. En su segunda etapa, el fichaje de Pellegrini me hizo pensar que las riendas deportivas las llevaría Valdano, pero el cese del chileno, basado en la derrota contra el Alcorcón en Copa del Rey y en la eliminación en la Champions (en la Liga el Madrid quedó segundo tras el mejor Barça de siempre y haciendo récord de puntos) dejó las cosas claras: Florentino no tiene ni idea de fútbol. Tras esa tropelía hizo lo que se esperaba, vendió su alma y la del madridismo al mismísimo diablo. Fichó a Mourinho.
Hay una cosa que me sucede a menudo y que sé que le pasa a mucha gente. Soy capaz de encontrar paralelismos entre situaciones de la vida real y escenas conocidas de películas famosas. Esto me ocurre principalmente con frases que evocan mi peli favorita, "Indiana Jones y la Última Cruzada". Hago toda esta digresión para explicar la sensación que me produce Florentino Pérez en su manera de actuar con su valido José Mourinho. Cada vez que veo al portugués haciendo una de las suyas me viene a la mente la frase que le dice el gran Henry Jones Sr. a Walter Donovan: "Te juzgué mal Walter, sabía que venderías a tu madre por un vaso etrusco, pero no que venderías tu país y tu alma a la escoria de la humanidad". Henry se refiere en ella a la alianza del magnate con los nazis, para quedarse con el Santo Grial. Pues bien, permitiendo que Mourinho se adueñara del club, destrozando la imagen de señorío que el Madrid posee desde tiempos de Bernabéu, echando a Valdano (la única cara amable del club por entonces) y jugando al gato y al ratón con los jugadores, principalmente con los españoles (lo que está haciendo con Casillas no se lo habría permitido nadie, recuerdo que Mendoza le dijo a Beenhakker que no jugara con el patrimonio del club, tras un partido en el que Butragueño fue suplente, ¿qué diría de lo que Mourinho le está haciendo al único español que ha levantado la Copa del Mundo?), para mí está claro que Florentino es lo más parecido que hay a Walter Donovan que existe en el fútbol actual, ha vendido su alma y la del madridismo a la escoria del fútbol. No me importa lo que gane el Madrid con Mourinho al frente, así no merece la pena.
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