El último libro que me he leído ha sido "Ganar es de horteras", escrito por Guille Ortiz. Descubrí a Guille Ortiz en una de esas casualidades interneteras que tanto me gustan, cuando buscas algo o alguien que te gusta y que te hace descubrir algo o alguien nuevo que también te gusta, lo que supone una doble alegría. En concreto lo que sucedió fue que me enteré de que Enric González escribía en Jot Down y, aprovechando que ya estaba por ahí, me enganché a su manera de hacer periodismo (ya he contado por aquí que soy suscriptor) y a los artículos y columnas de algunos de los que escribían por allí, como Guille Ortiz. Luego busqué un poco por la red y descubrí su blog, haciéndome seguidor al instante. Se trata de un bloguero activo, ya que publica en su bitácora todas sus participaciones en otros medios (no sólo escribe para Jot Down), y además escribe sobre muchas cosas, con lo que resulta muy entretenido seguir su blog. A través de ahí me enteré de que iba a sacar un libro sobre los últimos 25 años del Estu, que es el libro del que hablo hoy por aquí.
"Ganar es de horteras" no es una crónica típica de los últimos 25 años del Estudiantes, sino un relato biográfico escrito por un aficionado del club. En el libro, Guille Ortiz entrelaza de manera magistral los acontecimientos que sucedían en el club (la llegada de Pinone y su dupla con Russell y, luego, con Winslow; la subida al primer equipo de Azofra y Herreros; la Copa del Rey y la Final Four de 1992; la "traición" de Herreros; la Copa del Rey del año 2000; Carlos Jiménez, Felipe Reyes y demás productos de la cantera estudiantil; el año del "casi" campeonato; el declive hasta el año del "Que no bajamos" y el descenso de la temporada pasada...) con los que le iban ocurriendo al propio Guille Ortiz durante ese tiempo (cómo su tío Pancho Varona le hizo del Estu; su ingreso en el Ramiro; las relaciones con la Demencia; los viajes con el equipo; las distintas novias que iban apareciendo y desapareciendo; su abuela y demás familiares; las alegrías por las victorias y el dolor de las derrotas...).
Cuando, antes de recibir el libro que compré por Internet y recibí por correo, leí y escuché entrevistas al autor y éste respondía que se trataba de un libro estilo "Fiebre en las gradas" pero de baloncesto, lo que pensé fue que se trataba de una osadía. Me equivoqué. Como en el libro de Hornby, no se trata sólo de cómo esté escrito (ambos están muy bien) sino de la capacidad que tiene el relato de llegar directamente al lector. Cuando leí "Fiebre en las gradas" me sentí plenamente identificado con ese futbolero del Arsenal que escribía sus tribulaciones de hincha, y he sentido exactamente lo mismo con el libro de Guille Ortiz (quizá más, al ser yo aficionado del Estu y abonado desde hace 12 temporadas, habiendo vivido muchas de las cosas que cuenta). Se trata de un libro que llega al corazón del aficionado y se queda ahí. Una maravilla.
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