Una semana de julio y ni siquiera he hecho la reseña de lo (poco) leído en junio. Un año patético en muchos sentidos, claramente. Qué lejos han quedado esos meses de 10 libros que me obligaban a dedicar un rato largo de tiempo a montar las reseñas. Han sido dos tristes libros (los dos en español), un cómic y una semibiografía. Siguiendo con la numeración de libros leídos durante el año, tenemos:
14. "Alabaster" de Osamu Tezuka. 488 páginas.
La
rabia del otrora atleta de éxito ante un rechazo amoroso, le lleva a
cometer un asesinato accidental y da con sus huesos en la cárcel. Allí
conoce a un viejo científico que le dice cómo conseguir un rayo que
provoca invisibilidad dependiendo de la intensidad. Probando dicho rayo,
su cuerpo queda visualmente maltrecho y se convierte en Alabaster. A
partir de ahí comienza su cruzada contra la belleza.
Con dibujos
parecidos a los de Astroboy pero con una temática muy ajena al público
infantil (hay violencia bastante explícita), el trabajo de Tezuka no
está a la altura de "Adolf", pero es una historia entretenida y bastante
original, con un malo muy malo, un bueno no tan bueno, y secundarios
bastante logrados.
15. "La mujer que visitaba su propia tumba" de Nacho Morejón y Genya Sugaguchi. 312 páginas.
En
pleno expansionismo japonés, previo a la II Guerra Mundial, millones de
ciudadanos japoneses fueron a buscarse la vida a Manchukuo, un país
títere de Japón, creado en la zona de Manchuria (parte de la actual
China que hacía frontera con la península de Corea y la antigua Unión
Soviética). Una de esas personas fue Suzuko, que es la mujer a la que se
refiere el título. A través del devenir de Suzuko, Nacho Morejón nos
cuenta todo lo que ocurrió en Manchukuo y quiénes fueron los
protagonistas de ese pasaje de la Historia.
Cuando uno se
encuentra una joya literaria debería hacérselo saber a todo el que
aprecie. Este libro es justo eso, una joya. Llegué a él por casualidad,
ya que, por azares del destino contacté con su autor para felicitarlo
por otro libro suyo (de baloncesto soviético, un tema completamente
diferente), y me habló de "La mujer que visitaba su propia tumba". El
tema me pareció fascinante por su punto de partida y por el
desconocimiento que tenía de esa parte de la Historia. La manera de
relatarlo todo, con una prosa concisa pero rica en detalle, con una
documentación muy trabajada, hace del libro un entretenimiento absoluto.
Te engancha de tal manera que te insta a saber más, y creo que ese es
el mejor piropo que se le puede hacer a un libro de este tipo. Lo dicho,
una joya.
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