Hace casi siete años escribí una entrada en este blog haciendo un análisis de la nueva hornada de políticos del PP que habían asumido responsabilidades de primera línea en el partido. Sangre nueva, decían. Se trataba de Javier Maroto, Andrea Levy y Pablo Casado. En ese post, dirigí mi mirada hacia Pablo Casado, porque era (es) un tipo de mi quinta y me resultó curioso saber más de él. Lo busqué en LinkedIn y constaté lo que ya todo el mundo sabe: que jamás ha trabajado de otra cosa que no sea mamar del Partido Popular o de gobiernos en los que estuviera dicho partido al frente.
No sabía entonces (lo supe después), cosas que su perfil de LinkedIn no decía pero mostraba de manera parcial. Me estoy refiriendo, claro está, a lo de aprobar "mágicamente" la mitad de su carrera universitaria (doce asignaturas anuales) en cuatro meses cuando había necesitado siete años para concluir la otra mitad, y al ya famoso máster que le regalaron (a él y a otros, como Cristina Cifuentes). Es curioso que todo esto que, a priori, debería ser un síntoma de que algo no va bien con el tipo como líder político de cualquier tipo, le sirviera para ascender de forma meteórica desde líder de las Nuevas Generaciones del PP (la cantera de la corrupción) a Presidente del partido.
Hoy, de hecho en estos momentos en los que escribo esto, Casado está preparándose para dimitir más pronto que tarde como Presidente del PP. Y lo hace por varios motivos, pero el principal es que no es el lápiz más afilado del estuche, y se ha esmerado en demostrarlo. Cuando uno no es el más inteligente de la sala, tiene que tratar de ser al menos el más listo eligiendo a los que estén en esa sala. Si escoges a Teodoro García Egea como mano derecha, estás más cerca de protagonizar un remake a la española de "Dos tontos muy tontos" que de ser Presidente del Gobierno.
El problema de Casado es el de incompetencia de Peter, claramente. Dice ese postulado que "En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse.". Pues Casado se está cortando ya mismo. De hecho, Laurence J. Peter, añadió dos corolarios:
- Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones.
- El trabajo es realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia.
Si tenemos claro que Casado ha cumplido el primer punto (algo evidente), vemos que el segundo lo tenían que cumplir García Egea (el lanzador de huesos de aceituna) y gente como Alberto Casero (el que se equivocó en la votación de la Reforma Laboral) o Ángel Carromero (especialista en las cloacas del Estado). Claro, es que ahí ya se da un doblete de incompetencia, y entonces a la mínima todo explosiona.
Lo que es curioso (por no decir triste), es que la situación de esta panda de inútiles se haya destapado porque se les ocurrió buscarle las cosquillas a otra inútil en algo en lo que, más que probablemente, tenían razón.
El hermano de Isabel Díaz Ayuso se llevó una cantidad todavía no aclarada (entre 55.000 y 300.000 euros, según sea la fuente) por mediar en la adquisición por parte de la Comunidad de Madrid que preside la susodicha de mascarillas en pleno confinamiento por la pandemia de Covid 19 en 2020. Si buscas en la página municipal madrid.es, se define el conflicto de interés como “conflicto entre el deber público y los intereses privados de un funcionario, donde el funcionario tiene intereses privados y podría ser influenciado incorrectamente, afectando el funcionamiento de sus deberes y responsabilidades oficiales”. Si esto no hiede a conflicto de interés, que venga Dios y lo vea.
Pero claro, para poder aprovechar la debilidad de su archienemiga dentro del partido deberían haber tenido talento para gestionar la situación. La llamó a capítulo para preguntarle por el contrato y le dice que tiene un documento sobre su hermano. Si ese documento existe y tiene datos irrefutables es porque se ha obtenido de forma ilegal (principalmente porque se trata de datos protegidos), y si no lo tiene es simplemente un rumor. Si es ilegal, decirle a IDA que lo tienes no es muy astuto (ha quedado claro) y si es un rumor, cuando salta todo por los aires no puedes levantar la voz como lo hizo Casado en el programa de Carlos Herrera.
Probablemente Casado tenga un documento ilegalmente obtenido y quería chantajear a Díaz Ayuso con él, sin sacarlo jamás, pero lo ha gestionado todo tan mal que el títere de Miguel Ángel Rodríguez se lo ha comido con patatas. Golpeó primero, con esa meditada rueda de prensa, y los medios afines, ante la pasividad de Casado, tomaron partido por ella. Es decir, IDA se quedó con el relato, lo hizo suyo, y un más que probable caso de tráfico de influencias y corrupción le ha podido a un probable caso de espionaje a una compañera de partido. En eso la derecha española es como Parker Lewis, nunca pierde. De una situación que debería haber terminado con los dos fuera de la política, se quitan a un inútil de encima y refuerzan la imagen de Díaz Ayuso entre los suyos. Veremos qué tal lo hace Núñez Feijóo, que ya huele a Presidente del Gobierno.