El partido de ida de octavos de final de la Champions League del Real Madrid contra el PSG recordó sobremanera a las semifinales de la temporada pasada, en las que el Chelsea demostró estar muy por encima de un Madrid menor y en las que el resultado global de la eliminatoria se quedó corto. Bastante de eso es lo que se vio ayer, con un PSG lleno de estrellas que fue dominador durante todo el encuentro, y enfrente un equipo achicando agua desde el minuto 1 con sus centrales y su portero como estrellas absolutas.
A estas alturas de la temporada, el Madrid es líder de la Liga habiendo ganado dieciséis partidos, empatado seis y perdido dos, unos números para luchar por el campeonato, pero no para echar cohetes. Fue eliminado de la Copa del Rey en cuartos de final en un mal partido contra el Athletic de Bilbao (tras haber sufrido ya con el Elche) en el que el planteamiento de Carlo Ancelotti fue reservón en el mejor de los casos. Ayer fue más de lo mismo. El Madrid se aculó atrás, con un bloque defensivo tan bajo que Alaba y Militao parecían los brazos de Courtois. La única vía ofensiva era cazar un contraataque con algún balón largo a Vinicius o alguna buena conducción de Benzema o Asensio. Al primero lo secó Achraf, el segundo no pudo apenas tocar balón y el tercero hizo honor al mote que le ronda desde hace tiempo (Ausencio).
En el medio del campo, la santísima trinidad del Madrid de los últimos años se dedicó poco a distribuir juego (los blancos apenas tuvieron el balón) y mucho a defender, es decir, no vimos brillar a Kroos y Modric y Casemiro fue el mejor de los tres. En defensa, lo dicho, Militao, Alaba y Courtois estuvieron imperiales, Mendy decente y Carvajal nefasto (no sólo no pudo parar a Mbappé, sino que cometió el penalti que paró Courtois). Los cambios llegaron tarde y, en algún caso, mal. Rodrygo y Valverde se mostraron algo más activos, Hazard y Bale inexistentes, y Lucas Vázquez la pifió en el gol postrero que metió Mbappé antes del pitido final.
Visto lo visto, Ancelotti planteó el partido mal, no tanto por su idea de esperar atrás y salir a la contra, sino porque el once titular no era el adecuado para eso. Su 1-4-3-3 con dos extremos y un punta es adecuado para dominar el partido, tener a los extremos muy arriba, que la defensa suba y los dos laterales formen parte del medio del campo. Si lo que quería era defender el cero en la portería y sufrir lo menos posible debería haber renunciado a un extremo (Asensio, obviamente) por un mediocampista como Fede Valverde. De hecho, ese 1-4-4-2 habría permitido que Modric tuviera libertad, con lo que eso supone, mientras Valverde ayudaba en tareas defensivas. Carletto mezcló un once titular con un planteamiento que no encajaba, por eso el Madrid naufragó en el medio del campo y apenas se acercó al área del PSG. Gracias al resultado (corto, visto lo visto) el italiano tendrá la reválida en tres semanas, esperemos que ahí dé el do de pecho.
Mención aparte lo de este chico, Mbappé. Es lo más parecido que he visto al Ronaldo del Barça, aquel que arrancaba con el balón en el medio del campo y daba sensación de peligro. Lo de Messi o Cristiano ha sido excepcional, sin duda, pero en aquel fútbol de entonces lo de Ronaldo fue algo sencillamente impresionante. Pues esa es la sensación que provoca el jugador francés, la de miedo en el defensa porque llega una estampida. Espero que los rumores sean ciertos y Florentino lo tenga fichado, porque verlo enfrente es garantía de sufrimiento. Por cierto, aún temiendo que el partido de vuelta sea diferente, este Messi no es ni la sombra de su leyenda, le quedan detalles, obviamente, pero ni está ni se le espera, y más viendo en su propio equipo lo que hace Mbappé. El penalti fallado es la representación de lo que es Messi ahora, un quiero y no puedo. Ley de vida.
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