Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener
domingo, 24 de marzo de 2013
"Black Mirror" 2ª Temporada
Hace ya unas semanas que terminé de ver la segunda temporada de “Black Mirror” y, aunque no me ha sorprendido tanto como la primera tanda (cosa lógica porque ya sabía dónde me adentraba al ver esta nueva hornada), me ha vuelto a dejar con la misma sensación, mezcla de estupefacción, disfrute (por la calidad de las historias, la originalidad y la espectacular puesta en escena) e invitación a la reflexión. Esta serie es probablemente lo más impactante, innovador y ambicioso que se ha hecho en la ficción audiovisual en los últimos años, ya que aúna todos los ingredientes necesarios para convertirse en una obra de culto trascendiendo el punto de vista de la ciencia-ficción, como sucedió con “1984”, “Un mundo feliz”, “Nosotros”, “Mercaderes del espacio”, etc.
El primer capítulo de la segunda temporada, titulado "Be right back", nos muestra a una pareja joven, de ventitantos años, que termina de hacer la compra y vuelve al hogar, una casa en las afueras de ninguna parte, en plena campiña inglesa. El chico, un tipo pelirrojo se encuentra ensimismado con su teléfono móvil, respondiendo y participando en chats y redes sociales. Llegan a casa, donde todo parece normal (incluso anodino), hasta que el joven se marcha a la mañana siguiente y horas después la policía avisa a la chica de que su pareja ha fallecido. Esto supone un tremendo impacto para ella, ya que se encuentra perdida y ausente. En la recepción que se suele hacer en el mundo anglosajón en estas situaciones, una familiar le dice que hay una manera de superarlo pero ella se enfada y la rechaza. Tiempo después se pone en contacto con esa familiar para que le diga qué es lo que ella hizo. Resulta que puedes contratar un servicio como aplicación del móvil que te permita chatear con tu ser querido muerto, ya que con un software de última generación que recoge toda la participación del fenecido en Internet la máquina responde como si lo hiciera esa persona fallecida. Pronto la chica se engancha a esa aplicación y no tarda en ir un paso más al comprar una especie de androide exactamente igual a su novio...Y ahí lo dejo. Como ya sucedía en los capítulos de la primera temporada (quizá el único en el que no fuera el primero), la crítica a determinados usos de la tecnología vuelve a jugar un rol decisivo en esta atípica serie, lanzándole al espectador la pregunta de hasta qué punto involucra su privacidad en la Red (la información que se queda sobre nosotros en Internet de manera permanente es algo sobre lo que deberíamos reflexionar seriamente) y cómo de lejos llegaría cada uno de nosotros en el uso de la tecnología para tratar de evitar lo inevitable. Un capítulo francamente espeluznante y sin embargo muy cercano.
El segundo capítulo, "White Bear", nos muestra a una joven que se despierta en una casa de un complejo residencial sin saber dónde está ni quién es. Pronto un sujeto enmascarado se pone a perseguirla con una escopeta mientras que la gente en sus casas no hace nada más que grabarla con sus teléfonos móviles sin ayudarla en ningún momento. Consigue llegar a una gasolinera donde una chica y un chico se cruzan en su camino sin querer y el tipo que la persigue también la toma con ellos. Las dos chicas consiguen escapar, dejando al chico a merced del enmascarado, y se suben a la furgoneta de alguien que parece les va a ayudar. Mientras la chica protagonista pregunta sobre lo que sucede (viven en un mundo apocalíptico en el que la señal de la televisión ha afectado a la gente dejándola como meros observadores mientras que hay otro grupo que se dedica a coger gente y hacerle monstruosidades), teniendo pequeños flashbacks sobre cosas de su pasado. El tipo no es trigo limpio y consiguen escapar, con el objetivo de ir a la estación "White Bear", donde apagando la señal esperan que todo vuelva a la normalidad...Pero la historia no es lo que parece. Este capítulo tiene una vuelta de tuerca final que es lo que lo convierte en memorable y en una más que original crítica al sistema y a los peligros de la justicia. Sin embargo no podemos obviar el reflejo que se hace a la sociedad actual en lo que respecta a la carencia de sensibilización ante masacres y noticias espeluznantes que tiene el espectador medio, ya que nos hemos acostumbrado (tristemente) a que las desgracias pasan continuamente y forman parte de la vida diaria sin que nos preguntemos si se puede hacer algo para evitarlas. Eso sí, volviendo al giro final, no hay que perderse la parte de los títulos de crédito, es impresionante.
En el tercer y último capítulo de esta tanda, "The Waldo moment", nos encontramos con una situación también muy cercana a nuestra realidad actual. Waldo es un personaje animado (un oso azul) con un programa informático en el que un ser humano le pone voz y movimientos con una especie de joysticks, que sale en un programa de televisión haciendo gansadas y bromas pesadas y subidas de tono. Se trata de un personaje que tiene tanto éxito que se plantea tener su propio programa, sobre todo después de dejar en ridículo a un político conservador (un tory) que se presenta a las elecciones de una determinada circunscripción. A la par del éxito del personaje, vemos que el treintañero que lo ha creado no es tan feliz con su vida como pudiera parecer. Sin embargo, debido a la gracia que tuvo la entrevista al político, desde la cadena se decide que el muñeco se presente en las elecciones en las que concurre el candidato tory. De manera paralela a la lucha que se produce entre el personaje animado y el político conservador, el creador del oso azul entabla una pequeña relación con una joven candidata laborista que también participa en las elecciones, aunque reconoce que lo hace sólo para coger experiencia porque se sabe que los tories ganan allí siempre. El distanciamiento que ella pone entre los dos hace que el hombre detrás del personaje estalle en un debate televisivo, diciéndoles a ambos candidatos lo que piensa de ellos (y quizá lo que piensa la mayoría de nuestra sociedad). La situación empieza en ese momento a írsele de las manos...Y ahí lo dejo. De nuevo nos encontramos con que el espectador que ve este capítulo termina haciéndose preguntas de lo más trascendental, como la situación de estancamiento de la clase política (en muchos casos incapaz de representar al ciudadano) o hasta que punto se puede manipular a la gente con artilugios aparentemente inofensivos, aunque esta vez sin una necesidad excesiva de ciencia-ficción, lo que quizás haga que sea el capítulo más "normal".
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Críticas ¿constructivas?,
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