Hace algún tiempo me dio por pensar (en chorradas,
obviamente, porque pensar en cosas serias procuro hacerlo sólo si me pagan, la
vida está muy cara) en gemelos. En concreto me dio por pensar en gemelos idénticos.
Creo que fue a partir de ver la peli esa de “La red social” (muy buena, por cierto), esa en la que
ponen fino fino a Mark Zuckerberg, el creador de Facebook. Resulta que uno de
los pleitos (por robo de idea en este caso) en los que se mete tan
controvertido pájaro es con dos muchachotes fornidos, los Winklevoss, una
pareja de gemelos idénticos que, además de provenir de rica familia llegaron a
ser olímpicos en una de las múltiples modalidades de remo. Eso me hizo pensar
en deportistas profesionales o de élite que fueran gemelos, y hasta dónde había
llegado su éxito.
Me vinieron a la cabeza los hermanos estadunidenses Bryan
(números uno en dobles de tenis), los futbolistas holandeses De Boer (uno
central y otro atacante), los hermanos brasileños Rafael y Fabio (que también son
futbolistas, en este caso del Manchester United), los Urtasun (que juegan al
baloncesto en liga ACB, aunque Txemi tiene más éxito)…El caso es que me acordé
de una pareja dispar, la de los hermanos Callejón, uno jugando en el Madrid (José)
y otro en segunda con el Hércules (Juanmi), y le di a mi pensada una vuelta de
tuerca más. Me pregunté a mí mismo por cómo debía sentirse Juanmi ante el éxito
de su hermano. Evidentemente estoy convencido de que por una parte se alegrará
un montón de todo lo bueno que le pase, pero por el otro lado, ¿no le dará
vueltas a que con las mismas (o casi) características físicas su hermano haya
llegado tan lejos y él no? No sé, está claro que ser gemelos no garantiza que
lo hagan todo igual (los De Boer son uno zurdo y otro diestro, por ejemplo),
pero en su situación quizá sí me frustraría no haber tenido ese punto de suerte
que sí ha tenido José Callejón.
A lo mejor es eso, y todo se explica con el factor suerte (o destino,
o como se quiera llamar) del fútbol, que es lo que hace que se pueda tener una
lesión, o que un entrenador tenga más confianza en ti que en tu hermano, o
miles de factores que hacen que unos lleguen y otros no. Me hace mucha gracia
comprobar que incluso las grandes estrellas de nuestra liga siempre comentan
que había alguien en su equipo de infantiles o juveniles que era una máquina y
que seguro que llegaría a Primera, y sin embargo ahora pulula por Segunda B o
dejó el fútbol porque nadie le quería. Yo creo que al final, en el fútbol y en
el deporte, como en la vida, no basta con ser bueno, sino que te tiene que
acompañar un poco la suerte.
Los hermanos Lavrinovic, Darius y Kristof, que son gemelos pero Darius mide 2´12 y Kristof 2´09. Ambos han hecho carrera en el baloncesto profesional europeo.
ResponderEliminarTantos habrá que ahora no se me "escurren".
Saludos
JOSEMI