Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

viernes, 21 de mayo de 2021

"La joven de la perla" de Vermeer, en el Mauritshuis

Hoy comienzo una nueva sección en este blog, que he llamado "Un museo, una obra", y la voy a usar para hablar sobre obras artísticas (supongo que principalmente serán cuadros, pero no descartemos nada), dónde están situadas y lo que recuerdo de cuando las vi en directo. La primera obra de la que voy a escribir es "La joven de la perla", de Johannes Vermeer.

La primera vez que vi un cuadro de Vermeer en directo fue en el Museo del Prado en 2003, en una maravillosa exposición en la que sus cuadros eran el grueso de una muestra con obras de varios paisanos coetáneos como Gerard ter Borch, Gerard Dou, Pieter de Hooch, Nicolaes Maes, Gabriël Metsu y Jan Steen. Recuerdo aquella exposición con mucho cariño, con la sensación de haber visto cuadros de un artista fantástico y de un estilo (el de los interiores holandeses) muy característico.

Cuando fui de vacaciones a Holanda (Países Bajos se empeñan en que los llamemos ahora, por un error geográfico enquistado en el tiempo y en el saber popular, y muy difícil de reconducir) con mis padres y mi hermana, visitamos Ámsterdam (nuestro centro de operaciones), Utrecht, Delft, Haarlem y La Haya. Y es en esa ciudad, famosa por el Tribunal Internacional, donde se encuentra el Mauritshuis.

Es curioso cómo funciona el cerebro y cómo se almacenan los recuerdos. De La Haya sólo recuerdo salir de la estación de tren, caminar un poco, cruzar un canal (algo nada extraño en tierras neerlandesas), ver una farmacia interesante (por antigua) y ver el Mauritshuis desde fuera. Se trata de un museo pequeño, instalado en lo que era originalmente una mansión (casa grande, museo pequeño) de un noble holandés, y alberga menos de 1000 obras, aunque alguna de ellas es inolvidable, no sólo de la que hablamos hoy, sino la famosísima "Lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp" de Rembrandt Van Rijn

Volviendo al recuerdo y a la curiosa manera que tenemos de rememorar situaciones del pasado, no soy capaz de recordar haber visto la lección de anatomía, pero sí recuerdo bien "La joven de la perla". Está en una sala pequeña y rectangular, que hace esquina en el edificio, de tal manera que tiene dos ventanales (si no recuerdo mal) atenuados para que la luz no refleje. A esa sala, decorada de color verde, se accede a través de otra color rojo, con lo que el contraste es palpable. Al entrar, no ves el cuadro directamente, porque se encuentra en la pared del lado del que se accede, quedando a la izquierda del visitante. Pero cuando giras la vista hacia la pintura ya no hay vuelta atrás, los ojos de la joven te siguen allá a donde te muevas. El magnetismo de la mirada de la chica es tal que casi no puedes ni parpadear, y lo más alucinante es que es un cuadro pequeño (44.5 cm × 39 cm), pero que llena una sala, y si me apuras, un museo. Te dan ganas de quedarte en esa pequeña sala ya no minutos, sino horas, y cuando sigues avanzando sólo puedes seguir pensando en la impresión que te ha producido la mirada de esa chica de hace más 300 años. La magia del arte en una mirada, la mirada de "La joven de la perla".



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