Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

viernes, 29 de julio de 2016

"The Passenger" de Iggy Pop

Hoy es viernes y toca canción. Concretamente "The Passenger" de Iggy Pop, perteneciente al disco "Lust for Life" (la canción que le da título también es famosa, principalmente por salir en el inicio de la película "Trainspotting") del año 1977 y en el que el artista americano colaboró con el malogrado David Bowie.


¿Por qué precisamente esta canción? Pues porque es la que he escogido para que sea mi tono en el móvil de empresa que me han dado en mi nuevo empleo. Dado que una de las características primordiales del mismo es viajar (por el ancho mundo), ¿qué mejor que una canción con este título?
No sé qué tal se dará este cambio de trabajo (yo creo que bien), pero lo que sí tengo claro es que será muy muy difícil conectar tanto como lo he hecho con los que ya son mis ex compañeros. Tanto, que a algunos los considero amigos de pleno derecho. Está claro que muchas veces las cosas son cómo acaban y no cómo empiezan...(ver aquí). El caso es que mi comienzo de nuevo curro ha sido francamente bueno: me han integrado bien, he empezado a hacer cositas, me dejaron irme a la Eurocopa sin problemas...Y me dan agosto entero de vacaciones. Eso sí, a partir del 1 de septiembre seré "The Passenger" a tope.

Como siempre, pongo a continuación unos vídeos y la letra de la canción después.




I am the passenger and I ride and I ride
I ride through the city's backsides
I see the stars come out of the sky
Yeah, the bright and hollow sky
You know it looks so good tonight
I am the passenger, I stay under glass
I look through my window so bright
I see the stars come out tonight
I see the bright and hollow sky
Over the city's ripped backsides
And everything looks good tonight
Singing, la la la
Get into the car
We'll be the passenger
We'll ride through the city tonight
We'll see the city's ripped backsides
We'll see the bright and hollow sky
We'll see the stars that shine so bright
Stars made for us tonight
Oh, the passenger
How, how he rides
Oh, the passenger
He rides and he rides
He looks through his window
What does he see?
He sees the sign and hollow sky
He sees the stars come out tonight
He sees the city's ripped backsides
He sees the winding ocean drive
And everything was made for you and me
All of it was made for you and me
'Cause it just belongs to you and me
So let's take a ride and see what's mine
Singing, la la la
Oh, the passenger
He rides and he rides
He sees things from under glass
He looks through his window side
He sees the things that he knows are his
He sees the bright and hollow sky
He sees the city sleep at night
He sees the stars are out tonight
And all of it is yours and mine
And all of it is yours and mine
So let's ride and ride and ride and ride
Singing, la la la

jueves, 28 de julio de 2016

Libros Leídos Junio 2016

Junio terminó hace mucho ya, lo sé, pero la verdad es que no he tenido mucho tiempo como para poder sentarme a escribir sobre esto y sobre otras cosas más que tengo pendientes. Volviendo al tema que nos ocupa hoy, en el mes pasado leí seis libros (cuatro en español, uno en inglés y otro en italiano, entre los cuales dos fueron novelas, uno un libro de relatos, otro un cómic, otro una falsa guía de viaje y para terminar una revista futbolera. Siguiendo con la numeración de libros leídos durante el año, tenemos:

44. "La casa" de Paco Roca. 136 páginas.

El titular de cualquier crítica a esta obra debería ser "Paco Roca lo vuelve a hacer". La capacidad del artista valenciano para epatar con sus cómics se mantiene inalterable desde hace tantos libros que lo que resulta sorprendente es que en España no seamos conscientes del lujo que es tener a un genio de estas características produciendo sus obras en nuestro país. En esta ocasión, a través de una historia terriblemente sencilla en apariencia (la muerte de un padre y cómo los hijos reaccionan con respecto a la casa de veraneo donde vivía), Roca reflexiona sobre su propia situación (su padre murió recientemente) desde una cercanía que hace que el lector sienta a esa familia como la suya propia. Cada detalle, cada diálogo, cada viñeta lo convierten en una obra maestra, como siempre con Roca.


45. "The Book of Illusions" de Paul Auster. 288 páginas (e-book).

Cuando uno relee una novela varios años después, puede pasar que la impresión que te deja la historia siga ahí o que se vea alterada para bien o para mal. Sin embargo, al releer "El libro de las ilusiones", esta vez en su versión original, mi impresión no cambia sino que se duplica, ya que tengo la sensación de haber leído un libro distinto al que leí una década atrás. Obviamente la historia es la misma y, quitando la destacable riqueza de vocabulario que usa Auster y que no percibí en la traducción, queda claro que el que ha cambiado aquí soy yo. Supongo que ir recordando de antemano lo que iba a ocurrir en el devenir de Hector Mann (la historia dentro de la historia, algo marcadamente austeriano) no me ha ayudado a sentir la magnificencia de la historia como la sentí cuando la leí la primera vez. Me sigue pareciendo una obra notable, una pieza distinta y maravillosa, pero la idea de que es la mejor de Auster se tambalea. Supongo que el resumen sería: leedla, pero sólo una vez


46. "Venezia è un pesce" de Tiziano Scarpa. 126 páginas (e-book).

Este libro es una pseudo guía de la ciudad de Venecia, aunque en realidad se debería considerar un pseudo libro. A modo de recorrido sentimental del autor (que es veneciano), el lector recorre las callejuelas de la mítica ciudad según los sentidos (vista, tacto, etc.) y, aunque el punto de partida parece bueno, la narración se hace pesada y parece un collage de recortes varios (las distintas fuentes que ha usado el escritor), lo que da una sensación de poca cohesión y termina aburriendo. Malo.


47. "Panenka 49" de VV.AA. 116 páginas.


48. "El honor perdido de Katharina Blum" de Heinrich Böll. 160 páginas (e-book).

Es curioso el título de esta obra, porque para mi gusto resulta demasiado literario, quizás le pegaría algo más como "Las cloacas de la sociedad", o mejor aún, "El poder corrompido". Porque en realidad la historia de Katharina Blum es la de cómo los medios influyen en nosotros, usando mentiras mientras se proclaman adalides de la verdad, todo para sacar un rédito directa o indirectamente. Katharina se convierte en asesina, sí, pero no es sino la víctima de una sociedad que busca el morbo por encima de todo y cuyas ideas preconcebidas (el famoso "piensa mal y acertarás") se ven apoyadas y alimentadas por los medios. La irónicamente sutil prosa del autor no hace sino afianzar una novela que se mantiene vigente más de 40 años después de su publicación.


49. "Pecados sin cuento" de Richard Ford. 360 páginas (e-book).

Pocos días después de comenzar este libro, se conoció la noticia de que Richard Ford era el nuevo Premio Princesa de Asturias en la categoría de artes, lo que me provocó una sensación agradable, relacionada con la casualidad austeriana que se había producido, como si los astros se alinearan para decirme que había elegido el libro correcto. Y así fue. La sensación de cercanía y cotidianidad que había percibido en las dos obras de Ford que había leído, se multiplica en este compendio de relatos, todos diferentes entre sí, pero a la vez con un nexo en común: las relaciones de pareja desde un amargo (quizá muy real) punto de vista. Destacar uno sobre todos ellos se me hace muy complicado, recomiendo encarecidamente leerlos (disfrutarlos) uno a uno. Maravilloso.

jueves, 14 de julio de 2016

Rísquez cumple 35, como Han Solo

En 1977, Harrison Ford era un aspirante a actor que se ganaba la vida como carpintero profesional. Había salido en pequeños papeles en series y su mayor éxito era una brevísima aparición en la ópera prima de un prometedor director novel. Ese joven realizador, George Lucas, confió en él para que interpretara un personaje falsamente secundario, en una película de ciencia ficción de bajo presupuesto, ambientada en una ficticia galaxia que se encuentra en plena guerra civil. Aquel personaje, un contrabandista golfo, guaperas, chuleta, sinvergüenza, cínico y sobrao a partes iguales, que se metía al espectador en el bolsillo nada más aparecer en la famosa escena de la cantina, era Han Solo. A partir de ese momento, la carrera de Harrison Ford despegó hasta convertirlo en uno de los actores mejor pagados de la Historia, y en protagonista de películas y personajes que forman parte del imaginario colectivo (además de Han Solo, Indiana Jones, Rick Deckard o Jack Ryan, por nombrar algunos). En 1977, Harrison Ford cumplía (el 13 de julio, casualmente) 35 años.


Hoy, 14 de julio de 2016, Rísquez cumple 35 años, como Harrison Ford cuando encarnó a Han Solo por primera vez. Sé que mi vida profesional y personal no van a ser como la suya a partir de ahora (tampoco lo pretendo), pero creo que este año me han pasado cosas (sobre todo el cambio de trabajo) que me hacen pensar que, como al bueno de Harrison, los 35 son el punto de inflexión a partir del cual mi vida va a ir a mucho mucho mejor.

Os dejo con su primera aparición (Han shot first, everybody knows that!).


jueves, 7 de julio de 2016

Adiós Vicente, gracias por todo

Hace una semana la selección española de fútbol se despedía de la Eurocopa de Francia en un gris partido ante una más que correcta y seria Italia. No hubo lugar para excusas trufadas de lugares comunes como "jugamos como nunca y perdimos como siempre" o "ellos se encerraron y metieron en las dos veces que llegaron a puerta". No fue así, yo lo vi en el campo (una historia inolvidable, la del viaje a la Eurocopa) y, sencillamente, fuimos peores que los italianos. Aunque quizás el error de partida no fuera el partido del lunes pasado, sino el anterior frente a Croacia.


Con la selección clasificada para Octavos de final de manera matemática y quedando sólo por dilucidar la posición (y por tanto el rival del cruce posterior), Del Bosque tenía dos opciones para decidir: seguir jugando con los once titulares que ganaron in extremis a la República Checa y arrollaron a Turquía, o bien hacer cambios. El seleccionador nacional, conservador en su planteamiento, apostó por lo primero, pensando que aseguraba un buen resultado que nos daría el primer puesto que automáticamente nos permitía evitar a Italia e ir por el lado amable del cuadro. Esa apuesta conservadora a priori sobre el papel era arriesgada en el campo, principalmente porque los jugadores españoles, tras una temporada con muchísimos partidos, estaba jugando tres encuentros en ocho días, sabiéndose clasificados. Probablemente (lo que yo habría hecho) lo mejor hubiera sido sacar once reservas, ya que el resultado podría haber sido el mismo (nadie te garantiza nada) pero los titulares habrían descansado y los suplentes habrían tenido la oportunidad de demostrar que podían tener hueco en el once titular. Sacar a los titulares hizo que se produjera una cagada mayúscula: por la derrota, por la imagen, por el cansancio acumulado, por el golpe anímico y, sobre todo, por ir por el lado complicado del cuadro de cruces. Se puede argumentar que fue un accidente (lo fue, los croatas llegaron dos veces y marcaron dos goles) y que esas cosas pasan, que lo importante era estar clasificados...Pero el caso es que de enfrentarnos a una Portugal que no había ganado ni un partido (en un grupo de risa, con Hungría, Islandia y Austria) pasamos a vérnoslas con Italia (que venía de solventar con suficiencia la clasificación para octavos y el primer puesto de grupo), un hueso muy duro de roer.


Los precedentes, si se leían con atención, deberían haber puesto a Del Bosque alerta respecto al planteamiento del partido. En los últimos cuatro años nos hemos enfrentado a Italia en cuatro ocasiones antes de este cruce de Octavos: dos en la Eurocopa anterior, una en la Copa Confederaciones y otra en un amistoso hace pocos meses. Los resultados dejan ver una tendencia clara, si la defensa de Italia era de cinco hombres (tres centrales y dos carrileros) fueron tres empates (el inicial en 2012, el de la Confederaciones y el amistoso) y con defensa de cuatro una aplastante victoria española (la final de Kiev). La defensa de cinco se nos atraganta, y el bueno de Vicente no preparó nada para ello, lo sufrimos hace cuatro años (con Fábregas salvando un empate), lo sufrimos hace tres (pasando por penaltis en un partido en el que merecimos poco) y lo sufrimos hace unos meses (con Adúriz empatando in extremis). Obviamente, Conte planteó el partido con Buffon resguardado por la defensiva BBC (Barzagli, Bonucci y Chiellini) y sus carrileros (Florenzi y De Sciglio), y España naufragó toda la primera parte, superada por la presión italiana en la salida del balón (con los dos atacantes, los tres mediocampistas y los dos carrileros asfixiando a la defensa española y a Busquets), sufriendo en todas las segundas jugadas que provocaban los puntas italianos (sobre todo Pellé) y ahogados en ataque donde no se veía apenas resquicio por el que pasar. El 1-0 al descanso (fallo de De Gea al atajar) fue corto tras las claras ocasiones azzurri que desbarató el meta español.


En la segunda parte España salió con más brío, e Italia fue poco a poco acusando el desgaste del primer tiempo. Con todo, el control defensivo italiano no permitía grandes alharacas, y sólo con la entrada de Adúriz (por un gris Nolito) y Lucas Vázquez (por un desasistido Morata) los azzurri comenzaron a sufrir. España se asomaba cada vez más al área transalpina y daba la sensación de que el empate podía llegar. Todo se fue al traste cuando se lesionó Adúriz. Sin la referencia arriba (salió Pedro, que lo intentó, sin más), sólo un remate de Piqué que despejó con oficio Buffon poco antes de acabar los 90 minutos pudo cambiar las tornas. Al final, en un gran contraataque, Pellé nos dio la puntilla y silenció a los aficionados españoles (y extranjeros disfrazados de españoles) que allí nos encontrábamos. Lo que sí me parece relevante y triste es que dudo mucho que hayamos aprendido algo de este partido, como no lo aprendimos de los anteriores. Del Bosque ha demostrado tener poca flexibilidad en sus planteamientos, justo al contrario que en épocas pasadas (como cuando ganó la Octava con un esquema táctico idéntico al de la Italia actual o cuando acopló a los galácticos según iban viniendo), algo que sí hizo Alemania en su encuentro del sábado frente a Italia (Löw les copió el esquema y, a igualdad de plan, primó la calidad germana...Hasta que Boateng metió la pata haciendo penalti).


Si Del Bosque no estuvo fino en sus decisiones deportivas en la Eurocopa, la salida de pata de banco con Casillas (comentando que aunque había estado de 10 con sus compañeros, no había actuado bien con el cuerpo técnico) lo dejó al pie de los caballos. La rápida reacción de Casillas ha evitado males mayores, pero podía haber empañado la maravillosa trayectoria del técnico salmantino, el seleccionador que nos trajó el Mundial y revalidó la Eurocopa (algo que dudo haya hecho alguien en la Historia), algo sencillamente irrepetible porque ganar un Mundial por primera vez es algo que sólo pasa de ese modo, una vez. Por ello, pese al chasco del Mundial de Brasil, donde estuvo desacertado ya desde la convocatoria, y al patinazo de esta Eurocopa, creo que los españoles deberíamos ponernos en pie y decir, de todo corazón: adiós Vicente, gracias por todo.