Hace poco más de un año, en este mismo blog, expuse una crítica negativamente mordaz hacia la labor del entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti. En ese inicio de campaña, las cosas no iban tan bien como uno pudiera esperar de un club que acababa de pagar 100 millones de euros sólo por un jugador que ni siquiera era el mejor del mundo. Además llegó el derbi madrileño y las sensaciones fueron a peor, aunque se perdiera con el equipo que acabó campeón de Liga. La desastrada idea de que Diego López y Casillas compartieran titularidad según la competición trajo polémica innecesaria y consecuencias personales para ambos porteros (el primero salió tras acabar la campaña como el portero del único título que el equipo no ganó de los que tenía en juego y el segundo todavía arrastra, aunque mucho menos, las secuelas del virus de inseguridad que le inocularon entre el ex-valido de Florentino y el gordito), la titularidad de Khedira resultaba inexplicable dada la inoperancia en el juego del Madrid, y había jugadores que sabían que su puesto peligraba por la llegada del fichaje de Bale (como Isco o Di María, sobre todo este último). A partir de aquel inicio consideré que el valor de Ancelotti como entrenador era ínfimo y me equivoqué. Lo catalogué como simple alineador y lo minusvaloré. Cometió errores, sí (como lo de los porteros, un error que este año no ha cometido) pero trató de subsanarlos y hay que reconocerlo, no sólo por los títulos obtenidos, sino por el juego y el tipo de jugadores usados para conseguirlo.
Cuando vio que el Madrid se partía en dos por culpa de mantener su tridente atacante, se inventó a Di María como mediocampista para que corriera y presionara por dos mientras Alonso y Modric dirigían y distribuían el juego. Llega el verano y venden a Di María, comprando a cambio el pase de James, pues Carletto lo pone como sustituto y decide que el Madrid asuma más protagonismo con el balón para no sufrir tanto sin él. Alonso decide marcharse al Bayern, pues se inventa a Kroos como volante central (lo que no había hecho nunca). El caso es que hubo quien lo comparó con Del Bosque cuando llegó al Madrid y estuvo más acertado de lo que yo creía (vuelvo a reconocer mi error). Un hombre sin ademanes ostentosos, sin declaraciones subidas de tono, con análisis respetuosos y actitud educada, respondiendo a las polémicas simplemente con un arqueo de ceja, justo lo que se propugna de la idea del madridismo: un caballero. Si a esta manera de actuar (justo la opuesta que la del anterior inquilino del banquillo blanco) le unimos esa capacidad camaleónica de adaptar al equipo a los vaivenes del mercado y los caprichos de su presidente, tenemos al Madrid actual. Un Madrid capaz de discutirle el balón al Barça (no hablo de la posesión, que se puede tener el balón y no hacer nada, como los blaugranas el 90% del tiempo que tuvieron la pelota el sábado pasado), de apabullar atacando cuando perdía, de dominar el juego hasta empatar, de controlarlo cuando se puso por delante y de matar al contragolpe para finiquitar el partido. Le ha costado al Madrid de Ancelotti arrancar en estas dos temporadas, pero cuando lo ha hecho el resultado ha sido portentoso tanto en juego como en espectáculo. Estoy seguro de que el que no considerara a Ancelotti como un gran entrenador (como me pasaba a mí) lo hará poco a poco, con esa lenta persuasión que termina convenciendo a toda una plantilla del mejor club del mundo. Yo por lo menos, a partir de ahora sólo me referiré a Carletto como "el gordito" cuando meta la pata (como en la final de la Champions sacando a Khedira)...Espero que sean las menos.
P.D. Quería destacar del partido del sábado a dos jugadores del Madrid: Benzema y Casillas. El partido del francés fue sublime, no sólo por el gol, sino por la omnipresencia que mostró en todas las jugadas de ataque. Por otro lado, aquellos que han enterrado deportivamente a Casillas (ya no hablo siquiera de esos energúmenos que lo insultan con temas extradeportivos y en la línea del tristemente ínclito entrenador del Chelsea) deberían repasar el tipo de parada que es la que le hace a Messi el sábado y cuándo la hace. No recuerdo ningún portero con la mitad de la capacidad de incidir positivamente para su equipo en el resultado de un partido que la del meta de Móstoles. Que siga igual.
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