Es viernes por la tarde, acabas de llegar de trabajar. No tienes ninguna tarea apremiante que hacer y te pones a ver la tele. A los diez minutos de saltar de canal en canal sientes que te aburres soberanamente y piensas en qué hacer para entretenerte un rato, al menos hasta ver si sales esta noche o no. Descartas un cómic o un libro, porque hoy ya has leído bastante en el metro. No te apetece ponerte a ver una serie de las que has descargado esta semana porque tienes pensado hacerlo luego y no quieres quedarte sin nada que ver. Decides encender el ordenador, no para brujulear por la red, sino para jugar un rato a algún videojuego. La elección es rápida, escoges el FIFA porque, te dices a ti mismo, sólo va a ser un rato.
Tienes una partida grabada con tu perfil en la que eres el manager del Manchester City. Tu equipo juega un estrambótico 3-5-2 con gente como Iniesta y Kroos en el centro del campo y con Balotelli y Pato en la delantera. Dejaste la temporada prácticamente en sus inicios, finalizando el mes de noviembre. Como sólo va a ser un rato, decides simular los partidos contra equipos fáciles tipo Stoke City o Bolton, que acaban en goleadas de escándalo (tal es la superioridad de tu plantilla), y reservarte para jugar contra algún rival de enjundia tipo Chelsea (al que habías dejado en lo más alto dos temporadas antes) o Manchester United (el máximo dominador de las competiciones inglesas desde hace tiempo). Al final te conformas con el Liverpool, una escuadra potente pero menos que las otras dentro de las punteras, pero que cuenta con Torres en la delantera (es lo que tiene jugar con la edición de hace unos años) que dada su valoración, cercana a 90 (errores como éste, valorando tanto a semejante paquete, son los que hay que pulir), es un hueso duro de roer. Desde que comienza, es un partido a cara de perro, con poco fútbol y pocas ocasiones así que, cuando se está terminando la primera parte e Iniesta le pone un balón en profundidad a Balotelli para que éste anote ante la estirada inútil de Reina, sabes que si aguantas los primeros minutos del segundo tiempo el partido es tuyo. El Liverpool lo intenta pero la defensa, comandada por Hummels, se muestra infranqueable y llegando al minuto 75, de nuevo Balotelli, en jugada personal, marca para los tuyos el 2-0. Queda tiempo aún para que Pato anote de falta y para que el italiano de origen africano firme un fantástico hat-trick tras cabecear un centro de Ireland. El 4-0 final te dice dos cosas: estás en forma y quieres jugar más.
Miras la hora y compruebas en el móvil que nadie te ha llamado ni mandado un mensaje, así que decides seguir jugando. Avanzas alguna jornada más, simulando los partidos (siempre con victoria) hasta que llegas a un partido de F.A. Cup contra el fantástico Arsenal de Fábregas, Van Persie, Nasri, etc. Evidentemente se trata de un partido que quieres jugar, la simulación en ese caso sería mutilar el placer de un gran partido. El partido es un ir y venir de área a área, con ocasiones claras de gol casi en cada jugada, lo que hace que al descanso el marcador parezca casi de final de partido, 2-2, con goles de Adebayor y Nasri para el Arsenal, y Pato y Kroos para los tuyos. La segunda parte es justo lo contrario, el juego se ralentiza, parado por faltas e imprecisiones en los pases y con nulas ocasiones de gol, lo que hace que se llegue con empate al final de los 90 minutos reglamentarios. En la prórroga la tendencia del segundo periodo se mantiene, hasta que a falta de 3 minutos para llegar a los penaltis Fábregas engancha un chut potentísimo desde fuera del área que deja en inútil la estirada de Joe Hart. 3-2 y para casa, el Arsenal te acaba de echar de la competición futbolística más longeva del mundo.
La cara de tonto que se te ha quedado te dura unos segundos, los que tardas en meterte en el calendario para ver cuántos partidos te quedan para que tu equipo se enfrente a otro de los poderosos y poder así tener la revancha ante tan dolorosa derrota. Compruebas que los siguientes cinco partidos son contra equipos facilones y que luego te espera el Manchester United. Simulas los encuentros obteniendo goleada tras goleada y te preparas para el duelo en la cumbre, reservando a tus titulares en el partido anterior. Nada puede fallar, tienes a tu equipo en plena forma y el ManU está de capa caída, cuarto en la clasificación de la liga y eliminado en Europa. Sin embargo Rooney no opina lo mismo, ya que aprovecha una indecisión entre los defensas para colarse entre ellos y definir con clase ante la salida de Hart. 0-1 y no han pasado ni cinco minutos, sin duda una mala manera de comenzar el partido. Has de compensar el golpe lo antes posible, antes de que los pupilos de Ferguson cojan demasiada autoestima y te coloquen el 0-2. Sacas de centro y Pato inicia un eslalón evitando contrarios a base de recortes, cambios de ritmo y velocidad, de tal manera que se planta delante de Van Der Sar. El portero holandés se tira hacia los pies del delantero brasileño pero es tarde, ya que Pato le ha servido en bandeja el gol a Balotelli, que sólo ha de empujar el empate. A partir de ahí todo va sobre ruedas, básicamente porque nadie puede parar a Pato, que repite una y otra vez los regates y cambios de ritmo. El brasileño marca desde fuera del área el segundo, le hacen el penalti que supone el tercero y, ya en la segunda parte, marca el definitivo 4-1 a puerta vacía tras un servicio desde la derecha de Dani Parejo.
Tras una victoria tan contundente piensas que quizá sea el momento de parar y prepararte para salir...Pero miras el móvil y no parece haber plan alguno, pese a que ya son las 22:00. Un ratito más no le hace daño a nadie, sólo cinco minutos más, te terminas convenciendo. Además miras el calendario y compruebas que los siguientes tres partidos son de aúpa: Chelsea, Tottenham y Arsenal. El primero de los encuentros parece más duro a priori de lo que resulta al final, básicamente porque aprovechas que los "blues" tienen un esquema suicida (similar al tuyo, no en vano mantienen el que impusiste tú dos temporadas atrás) que te permite tirar balones en profundidad en las alas y conseguir ocasiones relativamente fáciles. El resultado final (1-5, con goles Ireland dos veces, Pato, Balotelli y Kroos) es contundente. El partido del Tottenham decides simularlo porque das por hecho que tus chicos solventarán sin problema cualquier eventualidad frente a los Spurs. No te decepcionan y vencen con comodidad, 3-0, y te pones a pensar en el partido contra el Arsenal de Fábregas, Nasri y Van Persie, y en vengarte de aquella derrota en la F.A. Cup. Reflexionas unos segundos teniendo en mente el equipazo que tenía el Arsenal de tu adorado Nick Hornby entonces y lo bonito que habría sido que hubieran podido mantener aquel plantel añadiendo algún retoque en forma de fichajes...Dejas el sueño diciéndote a ti mismo que quizás en un par de temporadas fiches por los "Gunners" con el objetivo de ponerles en lo más alto. Por el momento lo único que quieres es que tus pupilos del City les den un severo correctivo. Sin embargo, el partido es muy igualado y con continuas idas y venidas, con lo que el empate a dos goles resulta más que justo, inevitable.
Tienes hambre, pero sólo de victoria, con lo que te decides a afrontar el periodo de fichajes que hay en enero con ganas de contratar una perla que te permita afinar aún más al equipazo que ya manejas. La idea es fichar a un delantero centro zurdo, básicamente porque te encanta tener uno diestro y uno zurdo en la punta del ataque y los dos que ya tienes (Balotelli y Pato) son diestros. Peinas el mercado y dispones de dos opciones: Diogo del Olympiakos y Jovetic de la Fiorentina. La media de ambos es la misma (87) pero el primero es mucho más barato...Como vas sobrado de pasta ese no es problema y te dices que si uno juega en Italia en un equipo puntero seguro que es mejor que cualquier estrella de la liga griega. El salto de calidad es considerable, ya que al fichar por tu equipo, el montenegrino pone su media en 93, lo que significa que Balotelli vuelve al banquillo. Tienes incluso mejor equipo que antes, pero quieres apuntalar algún puesto más, principalmente en los mediapuntas que juegan detrás de los delanteros. Tu idea está clara, chicos jóvenes con buena media que le permitan al equipo contar con su concurso durante muchas temporadas, así que fichas a Miralem Pjanic y a Ivan Rakitic, que junto a Kroos forman la mejor tripleta de Europa en ese sentido. Con la media definida decides que necesitas otro defensa central que esté al nivel de Micah Richards y Hummels, así que fichas a Piqué. Tu once parece sacado de una hipotética selección mundial. Vas a arrasar con lo que venga por delante.
Después del mes de fichajes viene lo mejor de la temporada, partidos contra los equipos más fuertes de la Premier, eliminatorias de las diferentes copas nacionales y los emocionantes cara a cara de la Champions. Te esperan tus viejos rivales (Chelsea, Man. United, Arsenal, Liverpool) y otros nuevos (Bayern Münich, Real Madrid, FC Barcelona, Juventus, Inter...) que hacen que te relamas ante la cantidad de partidos a cara de perro que te aguardan, justo los que más te gusta jugar. Te quedan la Copa de la Liga (un título menor), la bella Orejona y la prestigiosa Premier League, y vas a por todas.
Como has hecho hasta ese momento, simulas con éxito todos los partidos contra equipos morralla para centrarte en jugar contra los rivales grandes. El primero que se te pone por delante es el Barcelona en Copa de Europa. Ha perdido a gente como Iniesta (que forma en tu equipo) pero el mejor jugador del mundo sigue en sus filas, así que tienes que andarte con cuidado. El partido de ida es igualado, con mucha posesión en el centro del campo y pocos acercamientos a las áreas. Cuando todo parece indicar que el resultado final será 0-0, una internada de Pjanic por la izquierda en la que regatea a Dani Alves y se va hacia la frontal del área, acaba con un chut descomunal que hace inútil la estirada de Valdés. Con el 1-0 en el bolsillo, la visita al Camp Nou será un poco menos difícil, te dices. Y cuando te adelantas en el primer minuto con un corner te das cuenta de que es coser y cantar. Te dedicas a mantener la bola y tirar contraataques cuando la defensa del Barça lo permite. El resultado habla por sí solo, 0-3, y que pase el siguiente.
Lo siguiente es una catarata de derbis y partidos de máxima rivalidad en la competición doméstica. Primero el Man. United, que se lleva un severo correctivo de 1-5 en su feudo de Old Trafford que deja a todos estupefactos, incluido tú mismo. Luego visitas al Liverpool de Torres y, de nuevo, el resultado habla por sí solo, un 0-3 con un repaso que en el verdadero Anfield Road te habrían despedido aplaudiendo de pie. En casa recibes al Chelsea y lo vuelves a golear, esta vez con un 4-0 en el que todos los goles llevan la firma de Pato (ya de lejos el máximo realizador del campeonato). Y terminas yendo al Emirates para redondear el cuarteto de partidazos pensando que ahí finiquitas la liga. Sin embargo, da la sensación de que Fábregas y Van Persie te tienen tomada la medida y sólo sacas un empate a un gol que deja las cosas igual en la clasificación, con los dos equipos comandándola a igualdad de puntos.
Miras el calendario y compruebas que sólo te quedan partidos contra equipos maluchos en Premier, que la Copa de la Liga la ganaste sin saberlo al simular partidos (resulta que el otro finalista era el West Bromwich Albion y le metiste siete goles) y que sólo te quedan los partidos de Champions para ver si optas al triplete (la liga la tienes ahí, basta con que el Arsenal pinche). El siguiente rival, ya en Cuartos de final es facilón, un Ajax de Ámsterdam venido a menos en el que sólo brilla Huntelaar en la punta de ataque. De hecho es tan fácil que lo simulas obteniendo un resultado digno de un partido de tenis, 1-6 y 6-0. Sólo te queda un escollo duro para afrontar la final, la Juventus de Turín, uno de esos equipos que siempre has odiado/admirado desde que eras chaval. La idea de tener enfrente a Buffon, Del Piero, Nedved y demás no te provoca miedo, pero sí un respeto por la jerarquía de semejantes jugadores.
Antes de afrontar a la Juve, simulas los partidos de Premier obteniendo goleada tras goleada...Hasta que llega el partido del Everton. El equipo de David Moyes resulta un obstáculo en el título liguero con el que no contabas, básicamente porque te empata el partido cuando queda tan poco que ni siquiera puedes reaccionar. Se te pasa por la cabeza salir del juego y simularlo de nuevo, pero eso sería hacerse trampas al solitario, te dices. Ahora necesitas que el Arsenal pierda un partido sí o sí, porque de lo contrario el título iría a parar a las vitrinas de los Gunners. Pero eso será después, porque ahora toca concentrarte en las semifinales contra la Vecchia Signora.
Los dos partidos son duros a más no poder, principalmente porque el entramado defensivo de los bianconeri hace que sea muy difícil crear ocasiones de gol. El 0-0 de la ida en tu campo se repite en la vuelta en el Stadio delle Alpi, con lo que serán la prórroga y/o los penaltis quienes dirimirán quién lucha por ser campeón de Europa. Sin embargo todo parece torcerse para ti cuando, en la primera jugada de la primera parte de la prórroga, Nedved cuelga un balón a tu área que remata Trezeguet, el balón tropieza en Piqué y el siempre listo Del Piero recoge el rechace para ponerla en la escuadra.1-0. Antes te valía con un gol para clasificarte y ahora también, te repites. A partir de ese momento te vuelcas en el área de Buffon una y otra vez, pero nunca con fortuna. En la segunda parte de la prórroga las cosas siguen igual: tú intentando marcar y la Juve defendiéndose cual gato panza arriba. Todo parece indicar que la Juve volverá a la final...Hasta que, obviando lo que dicen los cánones del fútbol, decides que esto sólo lo puede solucionar un hombre:Iniesta. Si consiguió meter el gol que le dio el Mundial a España, ¿por qué no va a meter al Manchester City en la final de la Champions? Te las arreglas para que el manchego reciba en tres cuartos de cancha y, a base de recortes y cambios de ritmo, sorteas uno tras otro a todos los defensas hasta quedarte enfrente del gran Gigi Buffon. En ese instante dudas qué hacer (tiro duro, tiro colocado, vaselina, regateo al portero...) y de repente te viene la certeza: pase de la muerte. El generoso Iniesta regala el gol a Diogo que, a placer, pone el balón en la red y a tu equipo en la final.
Sólo te quedan dos partidos para terminar la temporada: la final de la Champions y la última jornada de la Premier, donde el Arsenal marcha un punto por encima de ti aunque ellos tienen al Liverpool delante y tú al Stoke City. Es curioso pero tienes el pálpito de que si ganas los dos partidos tienes el triplete en la mano. La final es doblemente especial, por un lado ser campeón y con un equipo no habitual, y por el otro ganársela al Madrid, el equipo del que eres aficionado. Aunque, seamos serios, mentirías si dijeras que tienes el corazón partido, quieres ganar y punto. De hecho estás tan motivado que aunque enfrente estén Robben, Sneijder, Van Nistelrooy, Van der Vaart (ojo a la troupè de holandeses, ni el Barça de Van Gaal) y los míticos Casillas y Raúl, sabes que vas a ganar...Y por goleada. Te equivocas de medio a medio. El partido es excepcional en todo: espectáculo, goles, igualdad...Empieza marcando el Madrid, Raúl (quién si no) acude puntual a su cita con el gol y te clava uno de esos típicos chicharros suyos, apareciendo donde sólo se le ocurre estar ahí. 1-0 con gol "del que nunca hace nada". Respondes tú con dos buenos fogonazos de Pato culminadas por Diogo. Se trata de dos jugadas casi calcadas, arrancando por la banda izquierda y rompiendo al lateral para después internarse en el área y dar un pase al segundo palo donde Casillas no puede hacer nada para evitar que Diogo empuje el balón a la red. 1-2 y partido a tu favor....Por poco tiempo, porque el siempre impredecible Robben hace una de sus jugadas de chupón fuera de serie yéndose de cuantos defensores le vienen al paso y vuelve a poner el partido con empate a dos goles. Con ese resultado se llega al descanso. La segunda parte se decanta más a tu favor, al menos en juego, porque las paradas increíbles de Casillas se repiten casi en cada uno de tus ataques, impidiendo que llegue el gol que de te dé la victoria. Al final de los 90 minutos la cosa está igual que al descanso y la prórroga parece un calco de la segunda parte, contigo atacando y el Madrid aferrado a Casillas (cómo se parecen los videojuegos a la realidad, te dices) hasta que se cumplen los 30 minutos extra. Los penaltis te dan miedo precisamente por el portero que tienes enfrente y no te equivocas. El Madrid mete los cuatro primeros y le vale para ser campeón porque el mejor portero del mundo te ha atajado dos previamente. El Madrid es campeón de Europa por décima vez y tú te quedas con cara de gilipollas.
Sólo te queda la Premier para llevarte algo a la boca, fuera de la triste Copa de la Liga que obtuviste sin enterarte, y la verdad es que lo tienes difícil. Tienes tan clara tu victoria contra el Stoke que la simulas (un 0-3 sin paliativos) y, mientras avanzas las pantallas hasta el final de temporada, rezas para que el Liverpool empatara al menos con el Arsenal para dejar al equipo de Fábregas y Van Persie con la misma sensación que la que has tenido momentos atrás con la final de la Champions. Aparece la clasificación final y ahí estás, primero del campeonato, campeón de la Premier League. Gritas un "toooma" con el que borras la sensación de amargor por la reciente derrota y le das a continuar hasta que llega la pregunta clave: ¿desea seguir en su equipo actual? Es curioso, si hubieras ganado la final contra el Madrid no tendrías dudas y habrías cambiado de equipo, pero ahora quieres ir un paso más y decides seguir para llevar a lo más alto al Manchester City. Aceptas y comienzas con los trámites preligueros: patrocinadores, elección de partidos de pretemporada, fichajes...
Miras la hora: 2:53. El tiempo vuela, está claro. Deberías irte a la cama, no por que tengas obligaciones al día siguiente, sino porque llevas horas jugando y te duele todo el cuerpo. Sin embargo te gustaría dejar hechos un par de fichajes antes de comenzar la liga. Jugaré un rato más, te dices, sólo un rato más...