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jueves, 8 de julio de 2021

Semifinales de la Eurocopa: se acabó el sueño de España... Por ahora

Se cumplieron los pronósticos y las favoritas pasaron a la final. El domingo en Wembley tendremos un partidazo entre Italia e Inglaterra, tras eliminar en semifinales con muchos apuros en ambos casos a España y Dinamarca. Los italianos nos echaron en los penaltis y un más que dudoso penalti (apenas hay contacto) en la prórroga permitió que Kane, tras el rechace de su propio fallo, pusiera en ventaja a Inglaterra. Ha sido una gran Eurocopa y se espera un gran partido final.

Italia venía de ganar todos los partidos que había jugado (uno en la prórroga, contra Austria) dominando al rival y controlando el balón. Contra España su plan se truncó completamente. La presión alta de la selección provocaba numerosos errores en la salida del balón de los azzurri y nuestros centrocampistas (Busquets, Koke y un Pedri colosal) dominaron completamente el partido. Luis Enrique dejó a Morata en el banquillo para apostar por Olmo como falso nueve y con extremos a pierna cambiada (Ferrán Torres en la izquierda y Oyarzábal en la derecha) para que buscaran irse al centro en vez de colgar balones. El plan no pudo salirle mejor. El partido de Olmo, quitando su carencia de gol, fue espléndido. Sus movimientos para recibir en el centro del campo obligaban a los centrales italianos (Bonucci y Chiellini, nada menos) a salir de su zona de confort, dejando hueco para que bien los extremos o bien los medios entraran por ahí. España dominó completamente el partido en la primera parte y pudo marcar en una acción clara de Olmo que paró Donnarumma de manera eficaz. Los italianos, al ver que no eran capaces de controlar el partido con el balón, tiraron de su estrategia más clásica: defendemos todos y a esperar que llegue una. Y llegó.

La segunda parte había sido un calco de la primera, con España dominando e Italia agazapada atrás, hasta que en torno al minuto 60, un contraataque llevado por Berardi en primera instancia dejó un rebote al borde del área para Chiesa que tuvo claro lo que hacer: colocó el cuerpo hacia la portería, se hizo espacio para tirar y la puso lejos del alcance de Unai Simón. Una llegada y un golazo. La Italia de siempre. España trató de responder rápido pero el resultado fue infructuoso, los minutos comenzaron a pasar y la sensación de que el partido se escapaba aumentaba. Cuando el partido se encaminaba hacia la recta final, en el minuto 80, una jugada excepcional de Morata (que había salido pocos minutos antes) arrancando desde tres cuartos de cancha, obligando a Chiellini a salir y apoyándose con una pared en Dani Olmo, le dejó delante de Donnarumma y definió con clase. El partido estaba 1-1 y la sensación era que Italia estaba KO. Pero eso no suele pasar. Se llegó a la prórroga, la primera para Italia en el campeonato y la tercera consecutiva para España.

La prórroga fue un calco del partido jugado hasta ese momento, dominio español y espera italiana, con algún acercamiento peligroso de los nuestros que no se concretaba. Así pasó la primera parte de la prórroga y en la segunda igual, hasta que Busquets se fue al banquillo exhausto. Ahí se acabó la profundidad de España, con un Thiago especialmente fallón en sus pases y con falta de llegada a los metros finales. Era hora, de nuevo, de dilucidar quién pasaba a la final en los penaltis. En el sorteo de campo y quién tira primero, Chiellini le debió hacer el lío a Jordi Alba, porque los italianos comenzaban tirando (estadísticamente el que tira primero gana en un 60% de las ocasiones). Tira Locatelli y Unai Simón agranda su leyenda, pero Dani Olmo la manda a la grada. Probablemente el partido estuviera en ese penalti. Nunca lo sabremos. Italia marcó sin problemas el segundo, tercero y cuarto, con Gerard Moreno y Thiago haciendo lo propio. Morata tiró el cuarto y lo falló. No creo que hubiera mucha gente que confiara en que Morata lo fuera a meter, la verdad sea dicha. Entiendo que los valientes los falla quien los tira, pero el seleccionador debió elegir a otro. Donnarumma adivinó un flojo tiro del delantero de la Juve y Jorginho sentenció el pase con un penalti impecable. Merecimos más, pero enfrente había una selección seria, y la imprecisión en estos casos se paga con dureza. 

La sensación que deja el torneo de España es muy positiva, principalmente por dos motivos: haber llegado a semifinales (9 años desde la última ocasión en un gran torneo) y el juego al ataque de los nuestros. Si se analiza fríamente, podemos ver que en 90 minutos hemos ganado un partido y empatado cinco, algo que se puede ver de dos formas: nos cuesta mucho ganar, pero cuesta mucho que nos ganen. La apuesta de Luis Enrique está clara, con su 1-4-3-3 con extremos y dominio absoluto del balón, algo estéticamente irreprochable y que conecta rápidamente con el espectador. Sin embargo, la bisoñez de nuestros centrales (ahí sí se notó la ausencia de Ramos) y la carencia de un goleador, hace que el dominio aplastante del centro del campo no se vea reflejado en las áreas, donde los fallos se pagan caro. Con todo, pese a las dudas iniciales (las mías las primeras) sobre la lista de Luis Enrique se han visto despejadas según pasaban los partidos. Su apuesta por Pedri se ha consolidado, haciéndose mejor según pasaban los minutos, siendo uno de los jugadores revelación del campeonato. Se ven problemas en el sustituto de Busquets, y en lo ya comentado de los centrales y delantero, pero el resto del equipo es joven y tiene margen de mejora. Esperemos que esta fantástica experiencia competitiva les sirva para los próximos eventos (sobre todo el Mundial del año que viene en Qatar), y que Luis Enrique nos vuelva a cerrar la boca a los críticos, tras este campeonato se ha ganado mi confianza aunque me siga pareciendo un personaje antipático (algo irrelevante si ganamos, obviamente).

En la otra semifinal el pronóstico era claro, Inglaterra jugaba en casa contra Dinamarca y prácticamente se daba por descontado que estarían en la final desde que eliminaron a Alemania. Y así ha sido. Sin embargo, los daneses se adelantaron con un excepcional chut de Damsgaard que Pickford (un portero bastante nervioso y fallón) no pudo atajar. La alegría danesa no duró mucho porque los ingleses llegaron dos veces seguidas y en la segunda Kjaer metió el balón en su propia portería tratando de despejar un pase de Saka. Con 1-1 se llegó al descanso, y el resto del partido fue un monólogo inglés. Los daneses atrás, esperaban encontrar un gol mágico que les permitiera volver a la final como en 1992, pero la alegría de su juego vista en las rondas anteriores no se vio ayer, y pasaron toda la segunda parte y la prórroga encerrados y achicando agua ante las acometidas inglesas. Los ingleses no juegan vistoso, tienen una defensa rocosa y un medio del campo pétreo, pero tienen un delantero centro excepcional (marca y asiste) y unos extremos punzantes y con gol (Sterling a la cabeza), así que ganarles es muy complicado, a menos que les domines. Dinamarca no lo hizo y lo pagó de la manera más cruel, con un penalti más que dudoso (para mí no es) que, aunque fue atajado en primera instancia por Schmeichel, mandó Kane a la red. Ahí se acabó el partido, aunque faltaran todavía minutos para el 120.

Sólo queda ya la final del domingo, esperemos ver un gran partido y, al menos desde mi posición, que gane Italia.

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