Una vez más, llega febrero y el Estudiantes ve que los meses que quedan para finalizar la Liga van a ser de mucho sufrimiento. Parece el día de la marmota pero con temporadas ACB, sólo cambian los protagonistas. Desde que la crisis económica del club destruyó las opciones deportivas de competir entre los ocho mejores, allá por 2007, tras 23 temporadas seguidas haciéndolo, el club sólo ha ido a los playoff por el título en una ocasión (2010), mientras que se ha descendido deportivamente dos veces (2012 y 2016), el coronavirus impidió una tercera (2020) y otra se salvó en la última jornada (2008).
Desde 2007 sólo hemos tenido plantillas para no descender exceptuando casos puntuales, el ya comentado de 2010 (que fuimos séptimos), en la temporada 2018-19 y en esta temporada. Esta temporada en nuestro equipo están Gentile, Edwin Jackson, JJ Barea, Avramovic... Sólo con rellenar el resto de huecos ya deberíamos ser casi equipo de playoff. Pero no. Somos un equipo que lucha por no descender y se debe a la inoperancia del entrenador, algo que nos ha sucedido demasiadas veces en todos estos años. Los años que nos hemos salvado holgados (2009, 2010, 2011, 2013, 2014, 2015, 2017 y 2018) han sido con entrenadores contrastados (Luis Casimiro, Txus Vidorreta y Salva Maldonado) y con plantillas aseadas (nivel de media tabla para abajo). Los años de descenso o de sufrimiento (2008, 2012, 2016, 2019 y 2020) han sido con entrenadores mediocres (Trifón Poch, Diego Ocampo, Sergio Valdeolmillos, José María Berrocal) o plantillas por debajo del nivel ACB que sus entrenadores no pudieron remontar (2012 con Pepu, 2020 con Aleksander Dzikic).
Este año parece calcado al año de Berrocal, con grandes jugadores y un entrenador que está muy muy verde. Javier Zamora no tiene experiencia, y sólo la frescura de su juventud servía de aliciente. El nivel táctico de Zamora se ha demostrado corto y sin recursos, su gestión de partidos ajustados es lamentable (los que hemos ganado han sido de casualidad), no tiene jugadas de ataque preparadas más allá del talento individual de sus jugadores, y sus defensas quedaron en evidencia desde las primeras jornadas. Es cierto que hay jugadores que no están al nivel necesario (Djurisic, Alec Brown, Cvetkovic, Vicedo, Delgado), que otros son irregulares (Arteaga, Gentile) y que los puestos de 4 y de 5 están cubiertos muy mal, pero hay talento suficiente como para no pasar los apuros que se están pasando.
Es necesario despedir a Zamora ya. Es duro, pero no deja de ser cierto. Y la solución, tanto para esta temporada como para las siguientes, es disponer de entrenadores contrastados. Como ya he comentado antes, eso es lo que nos ha permitido estar en una posición cómoda, que nos permita competir y tratar de ir mejorando poco a poco deportivamente mientras se va pagando la deuda con Hacienda. En caso contrario ya sabemos lo que pasa: descenso y posible desaparición. Una vez que se disponga de ese entrenador, es necesario tener una plantilla equilibrada, con dos jugadores por puesto que den el nivel, no nos vale con tener una estrella y un mediocre, porque el primero tiene que descansar y se puede lesionar. Si cumplimos con esas dos premisas, podremos salir del pozo en el que estamos desde hace más de un decenio, sino nuestro futuro estará en el aire.
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