Hace unos días hablaba por aquí de la importancia de Zidane en la consecución del título de Liga para el Madrid. En la Copa de Europa ganada ayer la responsabilidad no es menor, pero creo justo subrayar el impacto capital de Cristiano Ronaldo en la victoria europea. No se trata sólo de que sea el jugador icónico del Madrid desde que llegó, el máximo goleador de la historia merengue o el máximo goleador de la máxima competición continental (de la que ha vuelto a ser máximo goleador esta temporada). Se trata de que el luso ha metido 10 goles en los últimos cinco partidos de la competición, 5 al Bayern entre los dos partidos de Cuartos de Final, 3 al Atlético en Semifinales y ayer 2 en la final contra la temible defensa juventina. El efecto de Cristiano ha sido demoledor e histórico.
No hay que menospreciar el toque de Zidane en dos apartados claves para entender la importancia de Ronaldo en la última parte de la temporada: las rotaciones (este año hemos visto a Cristiano quedarse en casa más de una y más de dos veces en partidos de Liga, además de ser sustituido en otras ocasiones) y el movimiento táctico de ponerlo de delantero centro, de nueve puro. El portugués tiene 32 años cumplidos en febrero y, siendo francos, cada vez es más lento y no es capaz de desbordar como lo hacía años atrás. Sin embargo mantiene dos cosas que lo convierten en vital para cualquier equipo y más para el Madrid: olfato y pegada. Cristiano cada vez aparece menos en la elaboración de las jugadas, sólo si es cerca del área, pero cuando aparece es para dar un golpe encima de la mesa. Actúa como si fuera el notario del Madrid, donde todo el mundo hace el trabajo burocrático y el luso se limita a firmar (curioso porque en italiano firmar y marcar gol se dicen igual, "segnare").
Por otro lado también debemos hacer referencia en este análisis sobre la Champions al más artista de los jugadores del Madrid, el malagueño Isco, al que Zidane con buen criterio dio mando en plaza cuando el equipo blanco se jugaba los títulos. Isco se ha beneficiado de las lesiones de Bale, al que nadie en su sano juicio ha echado de menos esta temporada, asumiendo los galones de director de orquesta del equipo, con tres enormes escuderos en el centro del campo (el aseado Kroos, el milimétrico Modric y el siempre bien colocado Casemiro) y con Benzema de socio de paredes y el Notario para finiquitar, el resultado suele ser siempre el mismo: victoria madridista. Ayer en la segunda parte, cuando el Madrid arrolla a la Juventus, vimos lo importante que es dominar el centro del campo en el fútbol actual, con el Madrid mandando y los bianconeri a merced absoluta del dominio merengue. Fueron tres goles en la segunda mitad y pudieron ser más, porque el rodillo fue aplastante.
Ahora, a los aficionados del Madrid nos queda lo peor, ver cómo se van jugadores ilustres que quieren más protagonismo (James, Morata), jugadores que dieron lo que tenían que dar (Pepe y Coentrao) y otros (como Keylor) que sufrirán por los caprichos absurdos del cacique Florentino. Ojalá me equivoque, pero los movimientos del verano serán decisivos para ver cómo funciona el Madrid la temporada que viene. Si seguimos con la política de recuperar cedidos (Llorente del Alavés, Vallejo del Eintract), soltar lastre y rotar nos irá bien...Ahora que como Florentino caliente la chequera...Temblad.
Enhorabuena Rísquez: por la duodécima, y por el magnífico artículo. Saludos.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por aquí.
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