Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener

jueves, 7 de julio de 2016

Adiós Vicente, gracias por todo

Hace una semana la selección española de fútbol se despedía de la Eurocopa de Francia en un gris partido ante una más que correcta y seria Italia. No hubo lugar para excusas trufadas de lugares comunes como "jugamos como nunca y perdimos como siempre" o "ellos se encerraron y metieron en las dos veces que llegaron a puerta". No fue así, yo lo vi en el campo (una historia inolvidable, la del viaje a la Eurocopa) y, sencillamente, fuimos peores que los italianos. Aunque quizás el error de partida no fuera el partido del lunes pasado, sino el anterior frente a Croacia.


Con la selección clasificada para Octavos de final de manera matemática y quedando sólo por dilucidar la posición (y por tanto el rival del cruce posterior), Del Bosque tenía dos opciones para decidir: seguir jugando con los once titulares que ganaron in extremis a la República Checa y arrollaron a Turquía, o bien hacer cambios. El seleccionador nacional, conservador en su planteamiento, apostó por lo primero, pensando que aseguraba un buen resultado que nos daría el primer puesto que automáticamente nos permitía evitar a Italia e ir por el lado amable del cuadro. Esa apuesta conservadora a priori sobre el papel era arriesgada en el campo, principalmente porque los jugadores españoles, tras una temporada con muchísimos partidos, estaba jugando tres encuentros en ocho días, sabiéndose clasificados. Probablemente (lo que yo habría hecho) lo mejor hubiera sido sacar once reservas, ya que el resultado podría haber sido el mismo (nadie te garantiza nada) pero los titulares habrían descansado y los suplentes habrían tenido la oportunidad de demostrar que podían tener hueco en el once titular. Sacar a los titulares hizo que se produjera una cagada mayúscula: por la derrota, por la imagen, por el cansancio acumulado, por el golpe anímico y, sobre todo, por ir por el lado complicado del cuadro de cruces. Se puede argumentar que fue un accidente (lo fue, los croatas llegaron dos veces y marcaron dos goles) y que esas cosas pasan, que lo importante era estar clasificados...Pero el caso es que de enfrentarnos a una Portugal que no había ganado ni un partido (en un grupo de risa, con Hungría, Islandia y Austria) pasamos a vérnoslas con Italia (que venía de solventar con suficiencia la clasificación para octavos y el primer puesto de grupo), un hueso muy duro de roer.


Los precedentes, si se leían con atención, deberían haber puesto a Del Bosque alerta respecto al planteamiento del partido. En los últimos cuatro años nos hemos enfrentado a Italia en cuatro ocasiones antes de este cruce de Octavos: dos en la Eurocopa anterior, una en la Copa Confederaciones y otra en un amistoso hace pocos meses. Los resultados dejan ver una tendencia clara, si la defensa de Italia era de cinco hombres (tres centrales y dos carrileros) fueron tres empates (el inicial en 2012, el de la Confederaciones y el amistoso) y con defensa de cuatro una aplastante victoria española (la final de Kiev). La defensa de cinco se nos atraganta, y el bueno de Vicente no preparó nada para ello, lo sufrimos hace cuatro años (con Fábregas salvando un empate), lo sufrimos hace tres (pasando por penaltis en un partido en el que merecimos poco) y lo sufrimos hace unos meses (con Adúriz empatando in extremis). Obviamente, Conte planteó el partido con Buffon resguardado por la defensiva BBC (Barzagli, Bonucci y Chiellini) y sus carrileros (Florenzi y De Sciglio), y España naufragó toda la primera parte, superada por la presión italiana en la salida del balón (con los dos atacantes, los tres mediocampistas y los dos carrileros asfixiando a la defensa española y a Busquets), sufriendo en todas las segundas jugadas que provocaban los puntas italianos (sobre todo Pellé) y ahogados en ataque donde no se veía apenas resquicio por el que pasar. El 1-0 al descanso (fallo de De Gea al atajar) fue corto tras las claras ocasiones azzurri que desbarató el meta español.


En la segunda parte España salió con más brío, e Italia fue poco a poco acusando el desgaste del primer tiempo. Con todo, el control defensivo italiano no permitía grandes alharacas, y sólo con la entrada de Adúriz (por un gris Nolito) y Lucas Vázquez (por un desasistido Morata) los azzurri comenzaron a sufrir. España se asomaba cada vez más al área transalpina y daba la sensación de que el empate podía llegar. Todo se fue al traste cuando se lesionó Adúriz. Sin la referencia arriba (salió Pedro, que lo intentó, sin más), sólo un remate de Piqué que despejó con oficio Buffon poco antes de acabar los 90 minutos pudo cambiar las tornas. Al final, en un gran contraataque, Pellé nos dio la puntilla y silenció a los aficionados españoles (y extranjeros disfrazados de españoles) que allí nos encontrábamos. Lo que sí me parece relevante y triste es que dudo mucho que hayamos aprendido algo de este partido, como no lo aprendimos de los anteriores. Del Bosque ha demostrado tener poca flexibilidad en sus planteamientos, justo al contrario que en épocas pasadas (como cuando ganó la Octava con un esquema táctico idéntico al de la Italia actual o cuando acopló a los galácticos según iban viniendo), algo que sí hizo Alemania en su encuentro del sábado frente a Italia (Löw les copió el esquema y, a igualdad de plan, primó la calidad germana...Hasta que Boateng metió la pata haciendo penalti).


Si Del Bosque no estuvo fino en sus decisiones deportivas en la Eurocopa, la salida de pata de banco con Casillas (comentando que aunque había estado de 10 con sus compañeros, no había actuado bien con el cuerpo técnico) lo dejó al pie de los caballos. La rápida reacción de Casillas ha evitado males mayores, pero podía haber empañado la maravillosa trayectoria del técnico salmantino, el seleccionador que nos trajó el Mundial y revalidó la Eurocopa (algo que dudo haya hecho alguien en la Historia), algo sencillamente irrepetible porque ganar un Mundial por primera vez es algo que sólo pasa de ese modo, una vez. Por ello, pese al chasco del Mundial de Brasil, donde estuvo desacertado ya desde la convocatoria, y al patinazo de esta Eurocopa, creo que los españoles deberíamos ponernos en pie y decir, de todo corazón: adiós Vicente, gracias por todo.


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