Sin apenas darme cuenta ha pasado casi un mes sin escribir por aquí. Cierto es que mi acceso al ordenador fuera del trabajo es reducido, ya que mi hermana va a convertirse en doctora (que no médico) y hasta que eso ocurra tiene derecho de pernada sobre el mismo. Cierto es también que en estas semanas las tareas no me han faltado, pero la verdad es que en los ratos en los que me he podido sentar frente al ordenador las ganas de escribir no me han acompañado. Porque ideas para escribir sí tenía: una reflexión sobre el final de "Breaking Bad" (probablemente una de las cinco mejores series que he visto en mi vida), un post que dejé a la mitad sobre lo ocurrido en el Barça - Real Madrid (lo iba a llamar "Reflexiones sobre la idea del medio retrasado", haciendo un paralelismo entre la posición de Ramos en ese partido y la incapacidad del gordito para ser un buen entrenador) u que ahora con la lesión del inefable titular Khedira ya no tiene vigencia, el habitual post de libros sobre lo leído en octubre (que sacaré en breve, aunque salga casi en diciembre), el lamentable episodio sobre las basuras en Madrid (lo de Ana Botella da para escribir un blog entero)...Quizá lo que necesitaba era un acicate, y ayer lo tuve.
Resulta que ayer viernes, le habían avisado a la compañía para la que trabajo (no la que me paga, ya que soy un trabajador externo o "personal ajeno" como dice en mi tarjeta, un subcontratado vamos) de que iba a producirse una inspección de trabajo. La reacción ante esta eventualidad (que tiene narices que se produzca con previo aviso, así va el país) por parte de Recursos Humanos (o Asuntos Internos, como me gusta llamarlos a mí) fue que todos los externos trabajáramos desde nuestras casas. El jefe de mi jefa, un tipo que no se da cuenta de la suerte que ha tenido por vivir en la época que le ha tocado (como él ahora hay cien mil chavales con más capacidad de la que él ha tenido jamás) y que en esta época suplicaría por un contrato mediocre como el mío con unas condiciones lamentables para un ingeniero (él, por cierto, es técnico, un escalón por debajo del mío), tuvo la brillante idea de reservar una sala de reuniones para meternos a todos los del departamento (externos todos) en ella durante el horario de trabajo...Afortunadamente esa idea peregrina no se produjo por falta de salas y todos "teletrabajamos". Sin embargo, la sensación de que te traten como ganado y que no te consideren un igual no se me ha quitado de encima. Cada vez tengo más claro que en este país si no eres amigo de, familiar de, o similar no se puede medrar (los méritos en el trabajo no se suelen valorar) pero que de ese nepotismo tristemente aceptado pasemos a este trato vejatorio ya me parece inadmisible.
Como curiosidad, la foto que se ve en este post es la de mi planta en torno a las 10:00, flipante, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario