Llegó el derbi (ésta sí es una palabra que existe en el diccionario de la RAE, no como el impostado y necio "clásico" con el que nos inundan los medios cada vez que juegan el Madrid contra el Barcelona) madrileño y se cumplieron mis expectativas: en cuanto el Real Madrid se encuentra con un rival medio serio (como pasó con el Villarreal), las carencias relucen más que nunca. Ya se vio que el equipo no estaba trabajado en los partidos jugados hasta este fin de semana pasado, porque las victorias no ocultaban el inexistente juego (ni siquiera malo, simplemente inexistente) debido a la falta de preparación táctica. De la excelencia prometida, ni hablamos.
El partido lo ganó el mejor equipo. Así, sin paliativos. El Atleti demostró conocer a la perfección al rival que tenía enfrente, tanto en defensa negándole las jugadas por el centro del campo (donde Villa hizo un trabajo oscuro de tercer centrocampista junto a Gabi y Tiago) y buscando el dos contra uno en las bandas (con los interiores Arda Turan y Koke apoyando a los laterales), como en el ataque, donde cada robo de balón (siempre buscado lo más cerca posible del área del Madrid) suponía que los lanzadores del medio del campo buscarán con fruición al tocado por los dioses Diego Costa (que estuvo fino en la definición del gol y duro en la brega con Pepe y Ramos). En resumen, un equipo bien entrenado, con una idea clara de juego que te puede gustar más o menos (a mí no me gusta especialmente) y que trabaja cada partido al 100% sea cual sea el rival. Justo lo contrario que el Madrid del gordito.
Al final ambos equipos, tanto el dirigido por Simeone como el ¿entrenado? por Ancelotti demostraron el otro día la máxima del fútbol que dice que "se juega como se entrena". Por un lado el Atleti, ya comentado, y por el otro un equipo que no sabe a qué juega, cuyo once titular fluctúa porque no se da con la tecla, en el que se habla de juego combinativo y se vende a Özil y Kedhira es titular, y en el que el entrenador no es más que un mero alineador que se lleva millones de euros por haber sido futbolista profesional y hacer lo que el presidente le diga que haga (un lacayo millonario, para que nos entendamos, aunque se empeñen en usar el término "hombre de club"). De hecho en la rueda de prensa tras el partido quedó clara la diferencia entre ambos preparadores: mientras el "Cholo" explicaba de manera razonada su planteamiento táctico, el gordito se limitaba a decir que el Madrid iba a ser más vertical. Era descorazonador ver cómo el italiano trataba de salir de semejante atolladero sin tener ni un sólo argumento con el que basar su idea de que las cosas mejorarían.
La realidad es que el Madrid es un equipo construido a base de fichajes de Florentino, un hombre que ha demostrado en sobradas ocasiones que de fútbol no sabe nada y sólo ficha lo que oye que es bueno, y con un entrenador incapaz de hacer que un plantel de semejantes futbolistas juegue mínimamente ordenado. La idea que tiene Florentino es la de ganar dando espectáculo, la rimbombante "excelencia" que nombró el gordito en la rueda de prensa en su presentación, pero se ha olvidado de que los entrenadores tienen un peso muy específico a la hora de jugar. Hablo no sólo de la alineación (que juegue Kedhira es justo lo contrario de "excelente"), sino de preparar los partidos, de conocer al rival, de entrenar la posesión con jugadores que saben tenerla (Alonso cuando se recupere, Modric, Illarramendi, Isco), de buscar el robo de balón desde una presión cercana al área rival con jugadores sobradamente preparados para ella (Cristiano, Di María, Bale, incluso Benzema). Hablo de un entrenador y de una idea. El Madrid tiene un alineador (malucho) y ninguna idea. Ojo, esto no quiere decir que debamos volver al ex-valido, ni mucho menos, básicamente porque aquello era peor (la idea futbolística existía pero era pobre para un club tan grande y los numeritos del entrenador eran gravísimos para la imagen del club), pero que se debe hacer autocrítica. Y se debe hacer rápido, porque la Liga se escapa y en la Champions los errores se pagan caro.
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