Costó, pero la clasificación llegó. España estará en el Mundial de Qatar que se jugará dentro de un año por estas fechas, y lo hará tras batir a Suecia anoche con un trabajado 1-0. La selección de Luis Enrique, que en algunas jornadas de clasificación se veía abocada a jugar la repesca, se vio beneficiada por el traspiés de los suecos contra Georgia el pasado jueves y ayer le valía hasta el empate. Se ganó y se respiró aliviado, como bien confirmó el seleccionador asturiano tras el partido.
El partido fue complicado, no sólo por el riesgo del tropezón que te llevara a la repesca, sino porque enfrente el rival era serio, no en vano los suecos ya nos empataron en la Eurocopa en el mismo escenario que anoche y nos ganaron en su casa en septiembre. Los jugadores españoles dominaron el balón, pero no el partido, ya que, si bien el porcentaje de posesión estuvo rondando el 70-30 a nuestro favor, las principales ocasiones fueron del lado sueco. Se jugaba a lo que quería Suecia, que estaba agazapada atrás y confiaba su suerte a cazar una contra que condujera Forsberg o Kulusevski y culminara Isak. España tenía el balón pero nula profundidad. Al descanso lo mejor era el resultado, que nos mandaba directos a Qatar.
La segunda parte empezó siendo más de lo mismo, con algún atolondramiento de Azpilicueta y algún riesgo de más por parte de Unai Simón, pero con el devenir del partido y, sobre todo, los cambios en ambos equipos, el encuentro se fue decantando del lado español. La entrada de Morata revitalizó el frente de ataque (Raúl de Tomás estuvo inadvertido) y que salieran del campo los tres mejores atacantes suecos allanó el peligro.
En los últimos minutos Suecia estaba volcada a que Ibrahimovic (que entró a falta de 25 minutos) peinara o rematara algo, mientras que España trataba de aprovechar algún contraataque. Pasó lo segundo, con un tirazo de Dani Olmo que Olsen mandó al larguero pero que dejó franca la bola para que Morata definiera con tremenda clase el 1-0. Quién sabe si esa frialdad del delantero madrileño se debió a que pensaba que estaba en fuera de juego, pero el caso es que el gol subió al marcador con justicia. De ahí al final no pasó nada, y España celebró la clasificación al Mundial como hacía mucho tiempo que no hacía (casi desde aquel gol de Hierro hace 28 años en la misma ciudad).
Ahora bien, ¿a qué aspira la selección?
Ayer trataba de pensar en cuál de los jugadores de nuestra selección es el mejor o está entre los 4 o 5 mejores en su puesto, y no se me ocurría ninguno. La mayoría de nuestros futbolistas son el segundo o el tercer escalón en importancia en sus equipos, buenos jugadores pero no cracks de los que marcan diferencias. Apuntaba Luis Enrique que Morata es el paradigma de la selección y no puedo estar más de acuerdo. Morata es un buen jugador, tiene grandes condiciones, juega en un gran equipo, y es capaz de grandes goles y jugadas... Y también de grandes pifias.
Nuestra selección está compuesta por un grupo de buenos jugadores, pero ninguno destaca, y quizás debamos ver eso como una fortaleza en vez de una debilidad. Si sabemos explotar esa sensación de equipo, de nadie es mejor que nadie, quizás en un torneo corto, donde las eventualidades te pueden marcar (en forma de lesiones, por ejemplo), nuestra selección tenga una ventaja. Eso sí, debemos mejorar en una cosa de manera urgente, y es la sensación de fragilidad defensiva. Tenemos mandíbula de cristal, y eso es peligroso porque sin ser resolutivos delante (que no lo somos) garantizar el cero en nuestra puerta debería ser obligación. Si conseguimos asentar al central que acompañe a Laporte y que los medios acompañen en tareas defensivas tendremos la mitad del trabajo hecho. Veremos qué pasa de aquí a un año, y cómo llegamos entonces, por de pronto ya sabemos que los nuestros estarán en Qatar.