Parece magia, pero el caso es que ya estás cogiendo el abrigo para irte y no volver, querido 2019. Has sido un año extraño, todo hay que decirlo, con cosas buenas o muy buenas, y otras no tanto. Si las últimas no hubieran estado, quizás habrías sido un año perfecto, pero claro... No hay nada perfecto.
En el trabajo las cosas han ido mejor de lo que esperaba, porque, unido a mejor sueldo,
reconocimiento de mi labor y retos cada día, me has regalado un ascenso. Te lo pedí y me lo concediste, eso ya hace que no te vaya a olvidar.
De salud ando en la línea de tu homólogo 2018, quizás he ganado algún kilo, pero me mantengo en bastante buena forma. Este año, a la ya tradicional esgrima (qué lástima no haber descubierto esto antes) he añadido el fitboxing (mezcla de boxeo con ejercicios entre round y round de golpes al saco), que también me gusta mucho (y es una buena paliza).
La familia se encuentra más o menos igual que el año pasado. Las abuelas siguen al pie del cañón (aunque M. va perdiendo fuelle poco a poco) y mi hermana también. Mis padres están un poco más jodidos, el viejo porque cada vez está más redondo y la vieja porque tiene una mano jodida que se tendrá que operar. Mi hermana al menos ha conseguido un trabajo estable (esto ya es un paso) y mi padre está luchando por prejubilarse, aunque un gilipollas esté poniéndoselo difícil.
Llevo ya más de cuatro años viviendo solo y creo que he aprendido a valerme por mí mismo. Hay quien pueda pensar que vivir solo es triste, pero la verdad es que tiene cosas positivas, como saber que todo depende de ti. Sin embargo, tengo ganas de poder dar un paso hacia el siguiente escalón, y crecer más de lo que he hecho hasta ahora.
En cosas más mundanas, el Madrid hizo el ridículo en todas las competiciones, y el Estu se salvó por poco, así que mis peticiones deportivas fueron de suspenso para ti, 2019. Al menos en el capítulo de viajes estuviste a la altura: tres viajes a México y tres a Perú (donde no había estado) por trabajo, Malmö y Copenhague, Tailandia (otros tres países nuevos) y Londres otra vez (me encanta esa ciudad).
Bueno, es hora de dejarte marchar, no se te olvide la bufanda, yo no me olvidaré de ti...
Una colección de historias, anécdotas, reflexiones y chorradas varias sin más objetivo que entretener
martes, 31 de diciembre de 2019
martes, 10 de diciembre de 2019
Libros Leídos Noviembre 2019
Noviembre pasó hace tanto, que ya ha pasado hasta el puente de diciembre, así que es hora de hacer reseña de lo leído en el penúltimo mes del año. Ha sido un mes prolífico (se nota cuando no viajo), con un total de 9 libros leídos (7 en español, uno en inglés y otro en italiano), de los cuales, tres fueron novelas, dos cómics, dos libros de relatos, una biografía futbolera y un libro de entrevistas. Siguiendo con la numeración de libros leídos durante el año, tenemos:
65. "Como siempre, lo de siempre" de Lucía Taboada. 96 páginas.
¿Quién puede seguir diciendo que el fútbol es cosa de hombres? Si todavía queda algún ignorante, debería leer este libro de Lucía Taboada. La periodista gallega narra su amor por el Celta de Vigo y cómo ha sido su vida de aficionada celeste, y el lector, como suele pasar con los libros de Hooligans Iluatrados, se siente muy identificado.
66. "La hija de Vercingétorix" de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad. 48 páginas.
La última entrega de los irreductibles galos decepciona bastante, y lo hace porque la historia es floja (ya que tiras de un personaje histórico exprímelo mejor que usando un personaje tópico y plano de adolescente) y porque los cómics anteriores de los nuevos autores (Conrad y Ferri) estaban siendo de gran nivel. Éste, sin embargo, recuerda a los más mediocres de la serie de Astérix, aquellos en los que Uderzo hacía dibujos y guión. Prescindible.
67. "Emmaus" de Alessandro Baricco. 139 páginas (e-book).
Cuatro amigos adolescentes, de profunda fe católica, ven su devenir en la vida trastocado por la aparición de Andre, una chica de su entorno que lleva una vida de lo más disoluta. A partir del momento en el que comienza su relación con ella, nada vuelve a ser lo mismo para Luca, Bobby, el Santo y nuestro narrador, con consecuencias fatales para casi todos ellos (algo que se ve venir casi desde el inicio). Baricco juega con los dogmas prohibitivos de la Iglesia católica para exponerle al lector los peligros y la hipocresía de esas estrictas normas, quizá tratando de hacer una reflexión o sencillamente compartiendo las conclusiones a las que ha llegado. La novela está escrita con ese estilo único del escritor italiano, muy cercano en la narración pero a la vez marcando la distancia, como si se vieran los toros desde la barrera, y uno no puede sino zambullirse en la historia aunque sepa nada puede terminar bien.
68. "Disparen al humorista" de Darío Adanti. 160 páginas.
Darío Adanti, uno de los fundadores de la revista satírica Mongolia, hace una reflexión en este cómic sobre los orígenes del humor y, sobre todo, de sus límites. Lo que expone resulta muy interesante, principalmente porque traslada la reflexión al propio lector, que pone en conflicto lo que piensa sobre hasta dónde se puede uno reír de las cosas. Sin embargo, los dibujos una vez pasadas varias páginas resultan excesivamente cargantes y se hace pesado verlos.
69. "Nueva teoría de la urbanidad" de Manuel Vilas. 62 páginas.
Los libros que regalan cuando compras algo en una librería suelen cumplir con algunas premisas: son cortos e inanes, y los escribió un autor famoso. En este caso se cumplen dos de tres, porque Manuel Vilas ahora mismo es bastante conocido (finalista del Planeta 2019) y el libro es muy corto. Eso sí, de inane no tiene nada. Este compendio de retazos que Vilas lanza al lector en relación con la urbanidad, tiene esa voz única de reflexión de lo que le rodea que hace tan peculiar al escritor aragonés. Es tan suyo, que al leerlo te da la sensación de escucharlo, tal y como haces cuando lo oyes en el programa de radio "A vivir que son dos días". Una delicia.
70. "Poking a Dead Frog: Conversations with Today's Top Comedy Writers" de Mike Sacks. 464 páginas (e-book).
En este libro, Mike Sacks entrevista, reseña o edita a varios de los mejores cómicos anglosajones de cualquier medio (radio, cine, viñetas, televisión...) para que se explayen y expliquen qué es para ellos el humor, cómo llegaron a donde están, qué le recomiendan a alguien que quiera ser cómico, etc. Los nombres que salen son bastante conocidos si estás al tanto de la comedia estadounidense, y resulta interesante ver cómo no existe un patrón que haga que alguien se dedique al humor. Cada persona es un mundo y queda claro en este entretenido y divertido (en ocasiones) libro.
71. "Canciones de amor y de lluvia" de Sergi Pàmies. 160 páginas (e-book).
Sergi Pàmies es, probablemente junto a Quim Monzó, el mejor escritor de cuentos que hay en España. La capacidad del catalán de reflejar en pocas líneas una foto de cualquier aspecto de la vida cotidiana es sencillamente admirable. Lo que piensa un escritor cuando le preguntan por qué es misógino, lo que siente el marido de la editora de Siri Hustvedt cuando van a cenar a casa de Siri y Paul Auster, la evocación del momento en el que se rompe una pareja... Lo dicho, una delicia leer a Pàmies.
72. "Lectura fácil" de Cristina Morales. 424 páginas (e-book).
Por esta novela, Cristina Morales ha recibido el Premio Herralde y el Premio Nacional de Narrativa. A mí me resulta incomprensible. La historia que cuenta es la de cuatro mujeres emparentadas entre sí, que viven en Barcelona en un piso tutelado por la Generalitat de Cataluña porque cada una de ellas tiene algún grado de discapacidad. A través de esos personajes (sobre todo uno de ellos), la autora hace alegatos de libertad anarquista, feminismo extremo, criticas a la sociedad y a lo establecido, y todo ello usando diferentes voces literarias (actas de reuniones de okupas, memorias de una de las protagonistas, narración clásica en primera persona). Esto último es prácticamente lo unico que se salva de la novela. La verborrea vulgar que campa por la historia no tiene ni pies ni cabeza, la obsesión con el sexo de dos de sus personajes es enfermiza y no parece natural, las reuniones de los okupas parecen de los Monty Python pero sin gracia, escupe ideas que o no tienen sentido o se contradicen, una de las discapacitadas lo es porque tiene un síndrome inventado y absurdo (síndrome de las compuertas), y podría seguir varios párrafos más. Al menos no es literatura farragosa (de hecho es bastante ligera), pero me preocupa que esta mediocridad se lleve premios. ¿Es ésta la literatura que queremos?
73. "Nada se opone a la noche" de Delphine de Vigan. 376 páginas (e-book).
Había leído referencias a los libros de Delphine de Vigan y todas ellas eran positivas, así que busqué el libro con el que saltó a la fama (no su primer libro, sino el que la catapultó) para leerlo. Y se confirmaron las cosas que decían. La biografía novelada de su madre, eso es "Nada se opone a la noche", y con esa premisa seguro que alguien se pregunta qué hay de interesante en esa historia. Pues no solamente es interesante, sino cercana, conmovedora, desgarradora... Todos sabemos que en cada familia hay secretos e historias que se quedan en lo más privado, de las que ni siquiera conocen todos los miembros de la familia, y en esta novela Delphine de Vigan nos abre la puerta a varios de esos secretos: la enfermedad de su madre, las muertes en su familia, la dificultad de relación entre los parientes... Todo hace que el lector, haya pasado por algo igual o no, se sienta profundamente ligado al devenir de Lucile. Una delicia de libro, la verdad.
65. "Como siempre, lo de siempre" de Lucía Taboada. 96 páginas.
¿Quién puede seguir diciendo que el fútbol es cosa de hombres? Si todavía queda algún ignorante, debería leer este libro de Lucía Taboada. La periodista gallega narra su amor por el Celta de Vigo y cómo ha sido su vida de aficionada celeste, y el lector, como suele pasar con los libros de Hooligans Iluatrados, se siente muy identificado.
66. "La hija de Vercingétorix" de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad. 48 páginas.
La última entrega de los irreductibles galos decepciona bastante, y lo hace porque la historia es floja (ya que tiras de un personaje histórico exprímelo mejor que usando un personaje tópico y plano de adolescente) y porque los cómics anteriores de los nuevos autores (Conrad y Ferri) estaban siendo de gran nivel. Éste, sin embargo, recuerda a los más mediocres de la serie de Astérix, aquellos en los que Uderzo hacía dibujos y guión. Prescindible.
67. "Emmaus" de Alessandro Baricco. 139 páginas (e-book).
Cuatro amigos adolescentes, de profunda fe católica, ven su devenir en la vida trastocado por la aparición de Andre, una chica de su entorno que lleva una vida de lo más disoluta. A partir del momento en el que comienza su relación con ella, nada vuelve a ser lo mismo para Luca, Bobby, el Santo y nuestro narrador, con consecuencias fatales para casi todos ellos (algo que se ve venir casi desde el inicio). Baricco juega con los dogmas prohibitivos de la Iglesia católica para exponerle al lector los peligros y la hipocresía de esas estrictas normas, quizá tratando de hacer una reflexión o sencillamente compartiendo las conclusiones a las que ha llegado. La novela está escrita con ese estilo único del escritor italiano, muy cercano en la narración pero a la vez marcando la distancia, como si se vieran los toros desde la barrera, y uno no puede sino zambullirse en la historia aunque sepa nada puede terminar bien.
68. "Disparen al humorista" de Darío Adanti. 160 páginas.
Darío Adanti, uno de los fundadores de la revista satírica Mongolia, hace una reflexión en este cómic sobre los orígenes del humor y, sobre todo, de sus límites. Lo que expone resulta muy interesante, principalmente porque traslada la reflexión al propio lector, que pone en conflicto lo que piensa sobre hasta dónde se puede uno reír de las cosas. Sin embargo, los dibujos una vez pasadas varias páginas resultan excesivamente cargantes y se hace pesado verlos.
69. "Nueva teoría de la urbanidad" de Manuel Vilas. 62 páginas.
Los libros que regalan cuando compras algo en una librería suelen cumplir con algunas premisas: son cortos e inanes, y los escribió un autor famoso. En este caso se cumplen dos de tres, porque Manuel Vilas ahora mismo es bastante conocido (finalista del Planeta 2019) y el libro es muy corto. Eso sí, de inane no tiene nada. Este compendio de retazos que Vilas lanza al lector en relación con la urbanidad, tiene esa voz única de reflexión de lo que le rodea que hace tan peculiar al escritor aragonés. Es tan suyo, que al leerlo te da la sensación de escucharlo, tal y como haces cuando lo oyes en el programa de radio "A vivir que son dos días". Una delicia.
70. "Poking a Dead Frog: Conversations with Today's Top Comedy Writers" de Mike Sacks. 464 páginas (e-book).
En este libro, Mike Sacks entrevista, reseña o edita a varios de los mejores cómicos anglosajones de cualquier medio (radio, cine, viñetas, televisión...) para que se explayen y expliquen qué es para ellos el humor, cómo llegaron a donde están, qué le recomiendan a alguien que quiera ser cómico, etc. Los nombres que salen son bastante conocidos si estás al tanto de la comedia estadounidense, y resulta interesante ver cómo no existe un patrón que haga que alguien se dedique al humor. Cada persona es un mundo y queda claro en este entretenido y divertido (en ocasiones) libro.
71. "Canciones de amor y de lluvia" de Sergi Pàmies. 160 páginas (e-book).
Sergi Pàmies es, probablemente junto a Quim Monzó, el mejor escritor de cuentos que hay en España. La capacidad del catalán de reflejar en pocas líneas una foto de cualquier aspecto de la vida cotidiana es sencillamente admirable. Lo que piensa un escritor cuando le preguntan por qué es misógino, lo que siente el marido de la editora de Siri Hustvedt cuando van a cenar a casa de Siri y Paul Auster, la evocación del momento en el que se rompe una pareja... Lo dicho, una delicia leer a Pàmies.
72. "Lectura fácil" de Cristina Morales. 424 páginas (e-book).
Por esta novela, Cristina Morales ha recibido el Premio Herralde y el Premio Nacional de Narrativa. A mí me resulta incomprensible. La historia que cuenta es la de cuatro mujeres emparentadas entre sí, que viven en Barcelona en un piso tutelado por la Generalitat de Cataluña porque cada una de ellas tiene algún grado de discapacidad. A través de esos personajes (sobre todo uno de ellos), la autora hace alegatos de libertad anarquista, feminismo extremo, criticas a la sociedad y a lo establecido, y todo ello usando diferentes voces literarias (actas de reuniones de okupas, memorias de una de las protagonistas, narración clásica en primera persona). Esto último es prácticamente lo unico que se salva de la novela. La verborrea vulgar que campa por la historia no tiene ni pies ni cabeza, la obsesión con el sexo de dos de sus personajes es enfermiza y no parece natural, las reuniones de los okupas parecen de los Monty Python pero sin gracia, escupe ideas que o no tienen sentido o se contradicen, una de las discapacitadas lo es porque tiene un síndrome inventado y absurdo (síndrome de las compuertas), y podría seguir varios párrafos más. Al menos no es literatura farragosa (de hecho es bastante ligera), pero me preocupa que esta mediocridad se lleve premios. ¿Es ésta la literatura que queremos?
73. "Nada se opone a la noche" de Delphine de Vigan. 376 páginas (e-book).
Había leído referencias a los libros de Delphine de Vigan y todas ellas eran positivas, así que busqué el libro con el que saltó a la fama (no su primer libro, sino el que la catapultó) para leerlo. Y se confirmaron las cosas que decían. La biografía novelada de su madre, eso es "Nada se opone a la noche", y con esa premisa seguro que alguien se pregunta qué hay de interesante en esa historia. Pues no solamente es interesante, sino cercana, conmovedora, desgarradora... Todos sabemos que en cada familia hay secretos e historias que se quedan en lo más privado, de las que ni siquiera conocen todos los miembros de la familia, y en esta novela Delphine de Vigan nos abre la puerta a varios de esos secretos: la enfermedad de su madre, las muertes en su familia, la dificultad de relación entre los parientes... Todo hace que el lector, haya pasado por algo igual o no, se sienta profundamente ligado al devenir de Lucile. Una delicia de libro, la verdad.
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